Capítulo 08: The Archer

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Si Jimin tuviera que marcar el punto medio de su peor momento, sería aquel día en donde se vio en la obligación de llamar a Seokjin en búsqueda de ayuda. La vívida imagen de su madre siendo golpeada, llorando y rogando por su vida mientras que su padre la sostenía por el cuello fue fuerte de digerir, y a su vez, la que le dio el empujón que necesitaba para correr escaleras arriba, agarrar su teléfono y llamar a Kim Seokjin rogando por ayuda.

No sabe cómo obtuvo la fuerza de ponerse de pie o de siquiera hablar, pero gracias a eso, su mamá y él estaban vivos.

Hasta el día de hoy, sigue creyendo que fue la mejor decisión que pudo haber tomado en aquellas circunstancias, sin embargo, también está consciente de que fue el detonante en todo lo que se desencadenaría en el futuro.

Ya no era tan solo el acoso escolar que vivía a diario y su padre, sino que ahora también se sumaba el divorcio de sus padres, el juicio por violencia intrafamiliar y el comienzo de la relación de su madre con Seokjin, la cual comenzó casi inmediatamente después del juicio.

Y no era que le molestara, en lo absoluto, de hecho, estaba feliz por Seokjin y su madre.

Pero era demasiado.

Cada día que pasaba, sentía que detonaría y arrasaría con todo. Se sentía frágil y a su vez, demasiado agobiado al guardar todo lo que sentía. Intentaba mantenerse fuerte, no hablar o quejarse respecto a lo que le sucedía porque sabía que su madre ya estaba sobrellevando mucho, y el lidiar con los problemas de él era un peso más que no estaba dispuesto a entregarle.

Se convencía con que podía seguir. Que debía de seguir aguantando e intentar no hacer caso. Que todo pasaría con el tiempo.

Pero todo y todos tienen un límite.

El día donde toda su visión se volvió empañada por la furia y la desesperación, fue gracias a una de las tantas burlas que recibía, mas esta fue diferente.

Las palabras usadas fueron distintas y lo apuñalaron tan profundo, que juró verse sangrar.

—Supe que tu padre es un maricón al igual que tú. Probablemente también seas un posible asesino como él.

Todas las veces en que lo habían insultado u ofendido, era respecto a él. Ya sea por su preferencia hacia la danza, su forma de ser más delicada que el promedio de los hombres de la escuela o su gusto por pintar su cabello o sus uñas. Pero nunca habían mencionado a su familia.

Mucho menos a su padre, la persona que más daño le había hecho y que, por ende, más odiaba en sus cortos quince años.

Dejó escapar las lágrimas y aquel profundo dolor en su pecho una vez que pisó su habitación, cerrando la puerta tras su espalda. Los recuerdos de todo lo vivido los últimos años golpeándolo al ritmo en que soltaba cada sollozo. El silencio de su hogar sintiéndose extraño cuando estaba tan acostumbrado a él. Era tortuoso escuchar únicamente su llanto golpeando esas cuatro paredes.

Lo hacía sentir abrumadoramente solo.

Recuerda como si de una cinta cinematográfica se tratara, la forma en que subió las escaleras corriendo hasta su habitación, tirando todas las cosas sobre su mueble al suelo: maquillaje, cremas, un cuadro y su espejo, este último rompiéndose en mil pedazos regados por el suelo.

Sacó la mochila de su espalda y la tiró hacia algún lado de la habitación, dejándose caer él en el suelo con la tristeza y el desamparo desgarrando su pecho como si se tratara de la tela más fina.

Y aunque sus lagrimas llevaran rebotando por ya varios minutos, no se sentía mejor. La angustia seguía oprimiendo su pecho de la misma forma.

Los siguientes sucesos eran borrosos, mas no menos dolorosos. A veces se cuestionaba qué tan mal se sentía como para actuar de esa forma, si es que volvería a hacerlo si es que llegase a encontrarse en esa situación de nuevo.

Éxtasis // VMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora