Capítulo 12: Idle Town

47 13 7
                                    

Kim Taehyung nunca se ha destacado por ser una persona dócil. Sus padres siempre tuvieron problemas para controlar los horarios de llegada del menor cuando salía con sus amigos a jugar por el barrio. Intentaban ir a buscarlo o establecer pequeños castigos, pero nada funcionaba y el castaño terminaba llegando a la hora que él quería o escapándose. Cuando su madre murió, la situación se terminó volviendo insostenible para su padre, quien debía de trabajar y velar por sus hermanos menores, por lo que Taehyung terminó valiéndose por sí mismo en cuanto a sus horarios y permisos para salir.

Quizás eso fue lo que dio pie a todos los problemas que llevaba arrastrando hasta hoy en día.

Se podría decir que el castaño, por muy sereno que se viera, no le gustaba ser controlado y mucho menos cuestionado respecto a lo que hacía y lo que no. Sin embargo, todo eso cambió cuando cierta persona con cabellos teñidos de rosado pálido llegó a su vida y le dio un giro de 180° a todo.

Llevaba tan solo unos meses siendo amigo de Jimin y todo había cambiado tan drásticamente, que parecían ser años. Imaginar un día sin él en la escuela era un imposible, se había acostumbrado demasiado a su presencia y se encontraba constantemente con la interrogante de cómo es que era su vida antes de él.

Aburrida, por supuesto, pero también llena de excesos.

Recuerda que una de las primeras cosas que vino a su mente al conocer a Jimin fue que, decirle que no a esos ojos y esa encantadora sonrisa sería algo tan difícil que bordearía lo imposible. No le tomó el peso a aquel pensamiento en esos momentos pues no creyó que le fuera a traer mayor problema.

Grave error, ahora insultaba al Kim Taehyung del pasado por no tomar cartas en el asunto antes de la tragedia.

Porque sí, lo que estaba viviendo era una catástrofe de proporciones.

—¿Tan difícil es para ti pasar menos de media hora en una mesa con otras personas? —Taehyung no necesitaba mirar a su amigo para saber que sus ojos brillaban en cólera.

—No son cualquiera, es Jungkook y compañía. Sabes que no soy precisamente popular entre ellos y tienen sus razones.

Entraron al salón ignorando a todos a su alrededor y caminaron a sus puestos para continuar con la conversación que poco a poco comenzaba a volverse más complicada.

—Sería más fácil si me dijeras lo que sucedió entre Jungkook y tú como para poder entender tu posición en todo esto.

—Te lo dije cuando nos conocimos. Jungkook comenzó a andar con Soyeon y yo quedé fuera de la ecuación, eso es todo —Jimin lo observó con los ojos entrecerrados y con eso, Taehyung entendió que Jimin ya sabía que eso no era del todo verdad—. Mira, no me molesta que quieras almorzar en esa mesa con tu novio K-

—No es mi novio —lo interrumpió con molestia. Taehyung suspiró con cansancio y revolvió sus rizos buscando retomar el hilo de sus palabras.

—Lo que sea. Si quieres almorzar con Kai, adelante, pero no me metas a mí en eso. No quiero ni estoy preparado para sentarme a compartir en una mesa con Jungkook.

Y Taehyung desearía ser más consistente con las cosas que decía, pues ahora se hallaba sentado en la mesa junto a Jimin, Kai y el resto del equipo de natación más algunas de las amigas de Soyeon. No había levantado la cabeza ni un solo segundo, estaba completamente enfocado en coordinar su respiración a medida que se llevaba comida a la boca. Frente a él, se encontraban sentados Soyeon y Jungkook, mientras que a su lado derecho Jimin y al izquierdo Yeri.

Se sentía aprisionado y juzgado ante cualquier acción que hiciera.

Después de la conversación de la mañana, habían quedado en que Taehyung almorzaría solo en su mesa de siempre. Tampoco es que le molestara, pero Yeri escuchó aquello cuando estaban entrando a la cafetería y no permitió que comiera solo, por lo que enganchó sus brazos y lo arrastró a la mesa donde usualmente se sentaban y lo dejó ahí.

Éxtasis // VMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora