9.EL ARROYO

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Cuando Taemin  despertó aquella mañana, el dolor en su pecho quemó de forma casi infernal. Como una herida que llegaba hasta su cuello y jalaba cada nervio. Incluso sus brazos se sentían adormecidos y un cosquilleo en la palma de su mano le indicó que había un peso de más en aquel punto. Una mano, cálida, que sujetaba la suya.
Un suspiro, justo a su lado, cerca a su oído, le permitió darse cuenta que no estaba solo. Volteó, con el dolor en el cuello y una fuerte presión en su cabeza al moverla un poco, en una inclinación que le ayudó a ver al sujeto a su lado. Abrió los ojos por la sorpresa, detuvo su respiración un segundo antes de jadear para quitar su mano del contacto contrario.
Encontró a Minho  echado a su lado, con los ojos cerrados y disfrutando de un sueño reparador que Taemin  no creyó que merecía. Sin embargo lo dejó dormir. Taemin  se alejó en cuanto pudo y despacio, en un intento de no despertar al moreno a su lado. El dolor en sus articulaciones le hizo más difícil el trabajo, sintió una carga eléctrica ante cada movimiento de sus brazos y piernas y cuando sus dedos tocaron la fría madera del suelo, un dolor cruzó su espina dorsal hasta hacerle jadear.
Aquel pequeño sonido que emitió fue suficiente para despertar a Minho . El moreno se levantó de inmediato y sujetó el cuerpo de Taemin  obligándole a volver a la cama.
—Puedo hacerlo solo —La negativa de Taemin  fue clara, su orden implicaba más. Él no quería ser tocado por Minho . La traición que sentía seguía siendo grande.
Minho  se separó de inmediato, comprendiendo de inmediato la situación. Inclinó la cabeza y solo se mantuvo quieto, a lado de aquella cama.
Taemin  sintió un poco más de frío, el intento de cubrirse con las mantas no aminoró el sentimiento. Por ello bufó, enojado consigo mismo porque quiso  que Minho  vuelva a su lado para darle un poco más de calor como antes. Pero su familia de felinos siempre se caracterizó por su orgullo inquebrantable. Él no pensó ni un poco aceptar necesitar ayuda, no en aquel instante de desconfianza con el moreno. Taemin  abrazó sus piernas e intentó calentarse por su cuenta.
Kai solía usar aquellos dardos tranquilizantes para dormir algunos animales. Taemin  sufrió las consecuencias por un momento de valor que ahora lamentaba.
—Son efectos secundarios —advirtió Minho . Él ya conocía cada aspecto de aquellos tranquilizantes que Kai solía usar en ellos. No le sorprendía la actitud friolenta de Taemin , pero le preocupaba—, con un buen desayuno y un largo baño se pasa.
El silencio de Taemin  fue suficiente respuesta.
Minho  decidió que lo único que en aquel instante podía hacer era darle un buen desayuno. Volteó, con pesadez, con miedo que en cuanto salga de aquella habitación, Taemin  no volviese a dejarle entrar. Se obligó a sí mismo a salir, combatir aquel malestar con el estómago vacío era un infierno.
En cuanto salió y cerró la puerta, soltó un largo suspiro. Se sintió avergonzado por traicionar la confianza de alguien que tan solo le entregó comprensión y cobijo. Taemin  fue el único que cuidó de él en tantas circunstancias. Minho  no encontró el valor para volver a disculparse, no se sintió merecedor de un perdón.
Mark se dio cuenta de aquella mirada y se acercó a él. Posó una mano en el hombro de Minho  y con una sonrisa le indicó que él se sentía de la misma forma. Faltaba relativamente poco para que todo aquello termine.
Los dos estaban en el mismo hoyo.
—A los guepardos les gusta la carne —indicó Mark, una vez más con aquel tono divertido que lo caracterizaba—, si le das un buen conejo asado puede perdonarte. No pierdes nada intentándolo.
Minho  supo al instante las intenciones de Mark. Por eso arrugó la nariz y lo dejó atrás.
No sabía cazar y Mark conocía aquel hecho. Las comidas que tuvo a lo largo de su vida siempre se le habían dado en un plato, justo frente a él. Nunca necesitó de cazar y si tan solo lo hubiese intentado entonces Kai hubiese disparado su bonita arma en todas las direcciones.
Cazar no era un buen plan en ese instante, pero lo haría.
Minho  caminó hasta el bosque tras la aldea. Los pinos se alzaban enormes en aquella época del año y la tierra estaba poblada de un pasto verde que le provocaba el deseo de revolcarse en ella. Los frutos que cayeron del los manzanos estaban regados por el suelo. Aquel territorio estaba colmado de vida.
Después de sacarse la ropa y colgarla en la rama de un árbol. Minho  se transformó en su forma animal. Pelaje negro, brillante; grandes patas que tenían garras gruesas que podían perforar la tierra. Sus ojos resplandecían por el reflejo del pequeño arroyo cercano. Minho  sintió una libertad tan revitalizante que por primera vez quiso arrodillarse y agradecer, pero su orgullo hizo que negara y volviera a concentrarse en su tarea.
Recorrió el pequeño bosque por quince minutos antes de ver a un pequeño conejo café. Minho  saltó un poco por la emoción, un error que le costó bastante, pues por el ruido, el pequeño animal se asustó y corrió colina arriba.
En cuanto tuvo su primera presa la perdió.
En el camino se encontró con dos pequeños cachorros de lobo que habían llegado al bosque con el mismo objetivo, el de cazar algún animal. Uno de los cachorros era un lobo gris y otro de un color pardo. Minho  pensó estar viendo una versión en miniatura de D.O y Chanyeol, por eso los siguió. Un nuevo error.
En cuando encontraron una nueva presa, los cachorros se hicieron del pequeño animal mucho antes de que Minho  siquiera pudiese reaccionar. Gruñó por el enojo y se separó de los pequeños lobos que parecían estar burlándose de él.
Se rindió en cuanto a los roedores. Quizá ese era un nivel que Minho  todavía no lograba, tal vez lo mejor para él sería empezar por algo más fácil. El lobo negro vio su oportunidad en el arroyo a su lado. Tenía la leve esperanza de que a los felinos les guste un poco de pescado crudo. Otro dato más: Minho  no sabía cocinar.
Metió sus patas en el arroyo y caminó hasta una pequeña cascada donde vio algunos peces saltar. Le parecía mucho más fácil. Sintió que podía no fracasar en ello. Por eso separó las patas para que la corriente del agua no se lo llevase y esperó para ver al primer pez y así atraparlo.
Cuando quiso atrapar al primer pez que saltó en la corriente, Minho  lo sujetó con su hocico enseguida. Su victoria estuvo frente a él, pero cuando su lengua rozó las escamas del animal una sensación de horror le hizo jadear y soltar al animal una vez más al agua. Para suerte de ambos, ninguno resultó herido.
Gruñó una vez más y volvió a intentar, esta vez no soltaría a su presa. Vio un pez en el agua y sin miedo metió su hocico para intentar atraparlo. Debió suponer que aquel pez podría ser un poco astuto, o quizá Minho  era demasiado primerizo en aquel aspecto. Por que en cuanto metió su cabeza entera en el agua y abrió los ojos, se encontró con los del pez que le observaba fijamente. El sustó provocó que el lobo negro retrocediera y en un desequilibrio cayera en el agua. Por si aquello no era suficientemente malo, los peces saltaban sobre él.
Una pequeña risa en la orilla del arroyo hizo que el lobo negro se levantar de inmediato, con la cabeza ladeada y buscando el origen del sonido.
Taemin  lo observaba desde la rama de un manzano. Mark le había dicho que Minho  necesitaba su ayuda y Taemin  a pesar de querer negarse pensó que el asunto era más serio que una pelea entre aquel imponente lobo negro y pequeños peces que seguían su recorrido en el agua.
—Si no quieres sujetarlas con el hocico, intenta atraparlas en tus patas —sugirió Taemin  mientras bajaba de aquel árbol y entraba al agua, justo a su lado— usa tus garras para evitarles el sufrimiento y el susto.
No se preocupó en desnudarse frente al lobo negro. Taemin  lanzó sus prendas hasta la orilla y entonces se transformó en su forma animal. Un guepardo de pelaje corto con manchas negras en todo su cuerpo hasta su larga cola que se ondeaba en el aire. El delineado en sus ojos hasta su nariz hizo que Minho  se perdiera un instante en el celeste de aquella mirada.
El felino fijó su vista en el agua y de un manotazo hizo que gotas salpicaran en todas las direcciones mientras entre sus garras un pez muerto se notaba. Lo hizo ver tan fácil que Minho  se sintió un poco más avergonzado que antes.
El lobo negro intentó lo mismo y golpeó el agua con fuerza con su pata. Solo que en cuanto la levantó el pez no había muerto y volvió a nadar como si nada, ni siquiera le había hecho un rasguñó. Una vez más gruñó por la frustración.
En su razonamiento pensó que si no podía con una pata, tal vez tendría más oportunidad con las cuatro. Por ello empezó a saltar de un lado a otro en aquel arroyo, las piedras resbalosas hicieron que se tambaleara un par de veces pero no cayó en lo absoluto. Sin embargo a pesar de su esfuerzo no logró atrapar ninguno. Aunque no pudo negar que fue demasiado divertido y lo volvería a hacer otro día.
Cuando terminó de jugar, porque se había olvidado de cazar y solo empezó a saltar de un lado a otro sintiendo el agua mojar su pelaje, se dio cuenta de que el agua no salpicó solo en su dirección, sino a todos lados. Taemin  estaba completamente empapado, quieto en un mismo lugar mientras temblaba un poco, no por el frío, el arroyo estaba caliente por el fuerte sol de la mañana, Taemin  temblaba por el deseo de empujar a Minho  en la cascada.
Una sonrisa se asomó entre los colmillos del felino y el lobo negro intentó retroceder pero antes de siquiera hacerlo, el guepardo saltó sobre él, hundiéndolo en el agua. Minho  cayó de golpe y su pelaje se mojó por completo. Taemin  se separó al instante y caminó hacia la orilla, creyendo que se había vengado lo suficiente. Su larga cola ondeaba en el aire como es característico de su especie y en cuanto saltó a tierra empezó a asearse con su lengua.
Minho  se levantó de un salto e inclinó su pecho y cabeza hacia abajo, con las patas delanteras separadas, la misma pose que un chucho hacía cuando quería jugar. El lobo negro vio a su presa en la orilla del arroyo y corrió, con el agua salpicando por todas partes. En cuanto estuvo cerca, dio un salto para llegar más rápido y tumbar al felino en el suelo, ensuciándolo,  justo en su proceso de limpieza.
El guepardo maulló por la sorpresa y de inmediato se levantó. Aceptando el reto de juego. Minho  debió suponer que las garras de los guepardos hacían mucho mas daño que los de los lobos. Al menos lo averiguó en cuanto Taemin  sujetó su cola con una pata y la aprisionó en el suelo. Minho  aulló por el ardor pero no se dejó ganar.
Con un gran mordisco sujetó una de las pequeñas y peludas orejas del felino y con un giro se apartó de las filosas garras del felino. Se separó un segundo y con su cabeza le dio un leve empujón al guepardo quien respondió con un ronco y grueso ronroneo que Minho  jamas creyó poder escuchar.
El lobo negro volvió a la misma posición de antes, con el pecho y la cabeza inclinados al suelo y las patas separadas. Quería seguir jugando. Por eso empezó a saltar de un lado a otro, rodeando al felino que en su propia autodefensa enrolló su cola a su alrededor y bajó la cabeza un poco asustado por toda la energía del chucho.
Minho  se dio cuenta de ello y se detuvo de inmediato, con cuidado se acercó al felino y en modo de disculpa, por asustarlo empezó a lamer su rostro, desde sus bigotes hasta el nacimiento de su peluda oreja. El felino ronroneó un poco más antes de levantarse y rozar su cuerpo con el del lobo negro en un usual coqueteo que los felinos hacían, hasta terminar con su larga cola acariciando el mentón del chucho.
—Debí suponer que si venía a por ustedes los encontraría en una escena para adultos —La voz de Mark rompió el ambiente e hizo que Taemin  se apartara de inmediato—. ¿Cazaste algo, Minho ?
El lobo negro negó y bufó al recordar la frustración de aquel trabajo.
—Su intento de cazar un pez fracasó —aclaró Taemin  ya en su forma humana.
—El plan era cazar algo para ti —dijo Mark con una sonrisa, viendo con claridad el rubor de Taemin  encendiéndose en las mejillas.
—Hizo un gran esfuerzo —susurró Taemin  mientras empezaba a vestirse, intentando esconder su rostro ruborizado.
En cuanto estuvo listo, Taemin  caminó hacia su cabaña de inmediato. Minho  tuvo razón, un baño y ya se sentía un poco mejor en aquella mañana. Iría a desayunar algo y entonces volvería a sus tareas que eran ir a alguna ciudad por un poco de insumos.
Mark no quitó su sonrisa hasta perder de vista a Taemin . Solo entonces volteó a ver a Minho  y le lanzó la ropa para que pudiese vestirse.
Minho  volvió a su forma humana y se vistió con prisa. Kai todavía estaba en la manada y quería asegurarse de que no vuelva a molestar a Taemin . Mark comprendió aquella determinación de inmediato, pero lo detuvo, todavía tenían bastantes cosas que aclarar.
—¿Que fue lo que ocurrió? —preguntó el rubio. Pocas veces se ponía serio y esa era una de esas— ¿Por que Taemin  está guardando tu secreto?
—Le expliqué todo —aclaró Minho .
—No te creo —Estaba enfadado, su ceño fruncido lo hacía notar— tú no arreglas nada hablando, sueles hacerlo a golpes. ¿lo amenazaste?
—¡Claro que no! Sabes que no podría siquiera lastimarlo —Minho  decía la verdad, estaba tan agradecido con la hospitalidad de Taemin  que lo último que se le ocurría era lastimarlo, al menos no de forma crítica.
—Sigo sin creerte. Incluso intentaste engañarme a mí con tu supuesta mentira de pérdida de memoria, casi te creo, pero tu mirada está manchada de sangre y eso no puedes ocultarlo y lo sabes —Mark empujó a Minho , sin importarle la diferencia mínima de estaturas— salimos del mismo hoyo, por eso sé de lo que eres capaz de hacer.
—No le hice daño, fue Kai el que disparó, deberías controlar un poco mejor a tu pareja ¿no crees? —Minho  apretó los puños, suprimiendo su enfurecimiento— ¿De que me crees capaz? ¿Qué tan malo crees que soy como para desconfiar tanto de mí?
—Te conozco, sé que puedes quitar vidas solo por tu propio beneficio, lo he visto —Volvió a empujarlo.
—Tú tampoco eres un santo —Minho  le devolvió el empujón—, te he visto dar la espalda a tus propios seres queridos solo para salvar tu propio cuello. Ni siquiera pudiste proteger a Taemin . No eres mejor que yo.
—Mis manos no estás manchadas de sangre.
—Porque te metiste en la cama de tu amo —Sujetó el cuello de la camisa de Mark y lo elevó hasta estar a la misma altura—, traicionaste a los tuyos por salvarte a ti mismo. No intentes reparar tus errores con Taemin , él no merece que lo confundas.
—No lo estoy confundiendo —Mark se separó de golpe del agarre de Minho .
—Lo haces, ustedes dos están en una especie de coqueteo, incluso cuando tú estás en una extraña relación con Kai.
—No es coqueteo mutuo —en ese entonces Mark se dio cuenta de todo lo que Minho  ignoraba.
Mark se separó un poco más y observó con seriedad a Minho , intentó encontrar un poco de burla en su rostro. Pero al no ver nada se dio cuenta que ignoraba bastantes cosas. Por eso soltó una risa.
—En serio pensaba que lo sabías —declaró Mark acercándose poco a poco a Minho , olvidando la discusión de antes— era muy obvio como para que no lo notaras.
—¿De qué hablas? —A Minho  no le sorprendía el cambio de actitud de Mark, lo que le sorprendía era ser tratado como ignorante.
—Es que Taemin  lo hace tan obvio que... me estás diciendo que en serio no te has dado cuenta —Mark seguía sin creerlo en totalidad—, es decir, su forma de mirarte, todo lo que hace por ti, incluso así no te has dado cuenta.
—No lo hice, así que dime de una vez ¿De qué hablas?
—Hablo del hecho de que todavía no te has dado cuenta que le gustas a Taemin .

SHADOW***adaptación 2min**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora