9| Chisme

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Narra Elizabeth

Desde aquel día en el que retomé el contacto con mis amigos me invade un sentimiento de normalidad que extrañaba. Había pasado mucho desde que me encerraba en la sala, sentada en el escritorio y escribiéndo a mis amigos, tratando temas banales que me despejaban de la presión a la que me había sometido sin quererlo.

《Querida Elizabeth,

Soy tu amiga desde hace mucho tiempo y no sé nada de tu vida amorosa. ¿Te parece bonito eso?

Voy a pensar que es porque te da vergüenza hablar de esas cosas, pero ya somos más mayores. ¿Te fijaste en lo apegado que estuvo Lucca contigo? Yo ahí veo algo, no sé tú.

Ni se te ocurra pensar que son paranoias mías, sé que tú le gustas a él. Lo que no sé es si tú le correspondes. Te has aislado mucho, pero después de la quedada del otro día algún que otro sentimiento te habrá nacido, ¿no?

Cuéntame qué es de tiiiiiiiii.

Con mucho amor y ganas de chisme,

Mable <3

Reí tras leer el contenido de la carta. A pesar de que hubiera pasado tanto tiempo, seguía siendo la misma. La conocía tanto que se sentía como si pudiera escuchar su voz leyéndomelo, entonándolo y mostrando mucha ilusión y energía.
Le dije que si quería que viniera y tuvieramos una pijamada, como lo solíamos hacer antes.
Obviamente accedió.

Nos pusimos de acuerdo y en pocas lunas ella llegó, temprano como ya es costumbre con ella.

—Lizzy —exclamó con entusiasmo, abalanzándose a mí para abrazarme con fuerza y cariño—. Cuánto tiempo desde la última vez que hacíamos una pijamada. Ya lo extrañaba —canturreó nostálgica.

—Sí, hay que retomar las buenas costumbres.

—Como debe ser —secundó satisfecha con mi respuesta—. Nos quedamos en tu habitación, supongo.

—Supones bien amiga mía. Cambié un poco la distribución, ahora es más práctico.

—Está preciosa —comentó encantada una vez llegamos para dejar sus pertenencias—. Aprovechas mejor el espacio, sí. Y me encanta la decoración, muy tú a decir verdad. ¿La cambias acorde a la rueda del año?

—Exacto. Tan observadora como siempre.

—Y tú tan linda como siempre. —Se acercó a mí y me pellizcó las mejillas con cariño. Soltó un suspiro—. Realmente echaba de menos esto. Me sienta mal que hayas estado un año aislada con todos esos problemas...

—No me sentía con ánimos de hablar... Quería encontrar una rutina para volver asentir normalidad, quería acostumbrar a sentirme cómoda en una Clafo que ahora se siente tan sola. 

—Vale que no tuvieras muchas ganas de hablar con alguien, pero, ¿de verdad creíste que la mejor solución era pasar por eso sin ayuda?

—No quería involuclar a mucha gente al respecto. Es un problema grande que no debería afectar a nadie más que mi núcleo familiar. Lo último que quería era inmiscuiros.

—Preocupándonos en el proceso... ¿Qué te hizo cambiar de parecer?

—Pues eso, que comencé a sentir que era contraproducente. En el fondo creo que tenía la esperanza de que se resolviera para hacer como si nada hubiera pasado —confesé apenada por mi infrucuosa ilusión—. Además que os extrañaba bastante. 

—Y nosotros a ti. Además, no te haces una idea de cómo estaba Lucca.

—Supongo que inquieto, como todos vosotros.

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