10| Pijamada

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Narra Elizabeth

—¿Por qué no te quedas con nosotras a dormir?

—¿Qué? —se atragantó con lo que estaba comiendo.

—Sí. Eres un nuevo amigo Lizzy, encima un chico lindo. Con lo que le cuesta socializar a la pobre...

—Mable —reclamé avergonzada. Toby estaba teniendo tics por lo que supuse que era azoramiento.

—¿Qué pasa? —preguntó haciendo una cara de inocente—. Siempre has sido muy tímida. Recuerdo cuando nos conocimos, apenas y hablabas.

—Suenas como mi madre hablando así...

—Ay, bueno, ya paro. Pero me da curiosidad, ¿cómo y desde cuándo le conoces? Nunca lo habías mencionado ni nada.

Toby me miró expectante a mi respuesta para así poder adherirse a ella.

—Hace relativamente poco. Al parecer vive en este bosque también y un día explorando nos encontramos.

—Sí, aunque mi casa no esté cerca de aquí quería darme un paseo y no sé cómo pero acabé aquí —añadió.

—Qué curioso, pensaba que Natral estaba muy escondido y alejado de la población... ¿Y cómo es que decidísteis empezas a hablar?

—A ver, al principio fue raro, pero no sé. Me llamó la atención ver a una chica por aquí perdida en el bosque. 

—De hecho, pensaba que tú eras quien se había perdido —se me ocurrió decir—. Comparto también la primera impresión que él tuvo, solo que desconfiaba porque, como sabéis, mi deber es proteger este lugar y el hecho de que un desconocido se acercara me generaba aprensión. 

—No si ya... Bueno, luego de milagro regresé a casa. Pero me había llamado la atención la hermitaña esta, así que fui a buscarla al tiempo.

—De tanta insistencia comenzamos a platicar... Y me acabó agradando su presencia.

—Vaya, gracias por tu sinceridad... —Me encogí de hombros y miré hacia mi amiga.

Estaba sorprendida por la facilidad con la que nos inventamos una historia aparentemente sólida. No me hacía falta ver a Toby para saber que, como yo, esperaba que no preguntara más detalles y que hubiésemos sido lo suficientemente convincentes.

—Vaya par —comentó en carcajadas—. Es la historia más pintoresca que he escuchado de dos personas conciéndose, no me lo esperaba.

—La normalidad creo que nunca fue lo mío.

—Y tampoco lo mío, por eso nos llevamos bien.

—Qué lindos sois —concluyó Mable—. Oye, ¿y si un día salimos nosotros tres y David? Seguro que nos lo pasamos bien.

Vi como mi amigo palideció un poco ante la propuesta, supuse que fue porque no quería ser visto en sociedad.

—Suela como un buen plan, pero siendo la única guardiana de Natral que queda no veo responsable de mi parte abandonar el lugar.

—Qué lastima. Espero que se arregle todo, Elizabeth...

—No quiero pensar en ello, estoy con vosotros. Para meditar al respecto ya tendré mis momentos de tranquilidad.


Más o menos estuvimos toda la tarde hablando en la terraza, aunque me preocupaba que Toby no se encontrara incómodo ya que sé que tiene problemas para socializar. Como estábamos los tres no tuve realmente ocasión de preguntarle al respecto, hasta que Mable se fue a hacer una llamada con lo que me explicó era un teléfono.

En NatralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora