7| Amigos

2 1 0
                                    

Narra Elizabeth

Recibí la respuesta de las cartas que mandé. La tía Cassandra me confirmó que tanto ella como la abuela Terenthia se encontraban bien, tranquilas. La tía Meredith mostró mucho interés en lo que nos había ocurrido y prometía escribirme regularmente para asegurarse de mi estado. Madre se disculpó por la tardanza y que, lamentablemente, no había encontrado información de gran utilidad puesto que en la mayoría de fuentes confiables no aparecía nada ya que era un tema tabú.
En cuanto a mis amigos, todos confirmaron su disponibilidad. 

Al fin era luna llena y vendrían para una pijamada. Cuánto extrañaba estos encuentros.


Escuché pisadas alegres acercándose a Clafo.

—¡Lizzy! Ya estoy aquí —escuché llamar.

—Hola Mable. Cuánto tiempo —saludé con una amplia sonrisa.

Nos abrazamos fuertemente, como las amigas que hacía mucho que no se veían que éramos.

—De verdad, ¿cómo se te ocurre dejar de responder a nuestra correspondencia y de repente eso? —me recriminó con preocupación.

—Necesitaba tiempo para mí.

—Espero que no trates de lidiar todo tú sola. Que por cierto, ¿dónde están Sam y tus padres?

—Es una larga historia... Te explico junto al resto.

—¿Me vas a dejar con esa intriga hasta que estemos todos? —Hizo un mohín.

—Fuiste tú la que llegaste bastante temprano.

—Bueno, pero ya sabes cómo soy. Además, no me puedes juzgar por querer estar tiempo a solas con mi reaparecida mejor amiga. —Me sonrió—. ¿Estás bien?

—He estado mejor, pero es llevadero.

—Sabes que cualquier cosa nos lo puedes contar. Somos tus amigos y haremos lo que esté en nuestras manos para ayudarte. Y cuentas con mi apoyo, ni más ni menos —finalizó con socarronería.

—No te preocupes, lo tuve en consideración.

—Claro que me preocupo. Siempre fuiste una persona ocupada, pero no saber nada de ti por un año... Nos tenías intrigados, en el mal sentido de la palabra.

—Lo siento, lo siento. De verdad que me ha hecho falta ese tiempo, no me sentía preparada para contar lo que ha pasado. Y más vale tarde que nunca, ¿cierto?

—Bueno... Solo por eso no te recriminaré más. Pero la próxima al menos un "Hola, sigo viva, os quiero" o un "Mable eres la mejor" estaría bien —dijo medio en serio medio en broma, abrazándome de nuevo.

—Ya que llegas temprano ayúdame a terminar de preparar el lugar, por favor.

—Siempre me pones a hacer cosas cuando llego...

—Siempre llegas antes de que las cosas estén hechas...

—Está bien, pero porque te quiero. No porque tengas razón —nos miramos y reímos, entrando a la casa.


Me volteé cuando escuché que me llamaban varias voces.

—¡Cuánto tiempo! Nos tenías muy preocupados —escuché un lloriqueo dramático.

—Eso me dijo Mable. Lo siento mucho chicos.

—Nunca nos dejas la oportunidad para decírselo nosotros. ¿Para qué llegas tan temprano? —recriminó bromeando, abrazándome y mirando fijamente a Mable.

En NatralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora