-Como siempre tus servicios son los mejores. -Un apuesto hombre termino de cambiarse y le entregó una enorme cantidad de dinero en efectivo. Jimin sonrió satisfecho y le agradeció.-Fue gusto Lee-Ji. -Solo miro como aquel hombre de traje impecable salía de la habitación. Muchos no creerían si les contaran que uno de los mejores y más conocidos abogados pagaba por compañía. Él cliente de Jimin había sido un hombre de treinta cinco años, con una familia supuestamente estable y una posición económica muy buena, demasiada buena.
Esto no era nada nuevo para Park Jimin. Por su cama habían pasado demasiadas personas importantes, desde policías, abogados, empresarios, incluso un príncipe. Y todas esas personas solo eran las que podían pagar el alto precio por los exclusivos servicios de Park, un Joven de veinte años de edad, universitario y con muchas deudas por pagar.
Él rubio llenó la tina de agua tibia y sumergió su cuerpo. Ahora solo deseaba limpiarlo y sentirse un poco menos sucio.
-Eres un asco, me das asco. Maldita la hora que naciste.
Esas eran las palabras que un niño de cinco años tenía que escuchar a diario por parte de sus padres. Los años an pasado y ese niño aún se recuerda de ello, la única diferencia que ahora es un adulto que aún le duele recodar la triste infancia que le tocó.
Jimin apoyó sus manos a los costados de la tina y salió casi sin aire.
-Malditos recuerdos. -Se dijo para él mismo. Salió de la tina y se enrolló una toalla al rededor de su cintura.
Jimin creía que sus clientes ya no lo podían sorprender más, es decir... Estuvo con un príncipe ¿Que más los podía sorprender?
Salió del lujoso hotel en donde ya todo estaba pagado con anticipación. Sus mejillas se pusieron rojas al momento que dio el primer paso fuera del hotel, la nieve empezó a caer sobre él y sus mejillas se tornaron rosadas. La noche contrastaba con las luces navideñas y la blanca nieve cubría la ciudad de Corea del Sur. La época perfecta para enamorare o en este caso odiarse.
El semáforo cambió de color, Jimin se quedó en la acera esperando pacientemente. Los automóviles empezaron avanzar otra vez y mientras Jimin esperaba, su futuro destino pasó en un Ferrari color negro escoltado por cinco camionetas del mismo color.
-проклятый. -Hablo en su lengua natal.
-Ya no estamos en Rusia Jungkook, habla de una maldita vez en Coreano. Me tienes arto!
-Arto estoy yo. Malditos inútiles que tienes como empleados. -Jeon Jungkook, alto, piel un poco bronceada, tatuado de cuello a brazos y con un carácter del demonio.
-Ahora que hicimos jefecito?
-Qué hicieron? -Jungkook estaba indignado. -Por culpa tuya y de los otros inútiles que según nos vienen cuidado allá a tras mi padre me trajo para aquí.
-No fue mi intención jefecito, yo no sabía que él señor Jeon no sabía que usted había tenido un Intercado con la mafia de Japón.
-Son unos buenos para nada...
-Suficiente Jungkook. -Él señor Jeon le advirtió con la mirada. -Mis hombres hicieron lo correcto al avisarme...
-Dirás míos, porque estos inútiles se supone que deben ser mis hombres de confianza. -Le recordó Jungkook aún con un tono alto.
-Si Jefecito y siempre fiel a usted... Y claro a nuestro Señor Jeon. -Dijo con temor, Luan el guardaespaldas personal de Jungkook. Este solo negó aún enojado.
Él Señor Jeon sacó un arma dorada con una imagen de una serpiente echa de oro puro, empezó a limpiarla con uno de sus pañuelos los cuales tenían bordados J.K en una esquina.
-Verás hijo mío, en este negocio es de pensar con mente fría. -Apuntó con su arma resplandeciente la frente de su hijo. -No me sirves de nada muerto, no quiero que mi legado se valla al carajo por un maldito puberto que no puede controlar sus impulsos. -Bajo la arma y se la entregó a Jeon. -Entendido?
Jungkook de mala manera tomó el arma. -Lo que usted diga señor Jeon. -Siguio con su humor del demonio.
Los tres siguieron en cilencio, Jungkook aún tenía atorada muchas cosas más que no pudo decir pero que luego seguro se desquitaría el estrés con un buen polvo.
Eso era un día calmado para un Jeon. Ser de caracter explosivo era de familia y Jungkook había sacado el carácter de su padre. La mafia Jeon se manejaba bajo la sombra, nadie sabe quiénes son los líderes, siempre se camufrajean muy bien en ese peligroso mundo y lo más importante tienen casi a todos bajo el poder de su clan, haciendo casi imposible que den con ellos o intenten hacerles algo.
Jungkook tenía que empezar su vida en Corea del Sur. Su enojo se debía a muchas cosas y una de ellas era por la drástica y repentina orden de su padre. Tener que dejar Rusia he irse a Corea. Jeon Jungkook integrante de la mafia Jeon, es mano derecha de su padre y futuro dueño del negocio. A pesar de ser aún joven tiene mucha habilidad para el negocio y también es muy respetado, muchos por admiración y muchos más por miedo.
Llegaron a una lujosa mansión.
-Bienvenido a tu nuevo hogar hijo mío. -Jungkook tiró la colilla de su cigarro y dejó salir el humo de su boca.
Sonrió con mucho orgullo y sensación de poder.
-Está será mi ciudad. -Vió amenazante a su propio padre, este sonrió orgulloso de su primogénito al saber que había echo un excelente trabajo como padre y Jefe. -Quiero todo!
Y esas últimas palabras incluía a Jimin aunque ninguno de los dos aún no lo supieran.
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Una noche más? KOOMIN
Teen Fiction-Te juro que yo no lo hice, tienes que creerme Chimchim- Su intento de acercarse fue en vano cuando el rubio dio un paso atrás y lo miro con odio. -Te di muchas oportunidades Jungkook y este fue mi límite..