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Jimin estaba de rodillas al piso, sus puños ensangrentados y las gotas de sudor bajaban por su rostro hasta llegar al cuello.

-Es un animal, uno muy feo. -Dice Jimin mirando hacia enfrente. La puerta de la salida estaba cerrada con seguro al igual que las demás salidas de la mansión. El celular se lo había quitado Jungkook antes de irse y dejarlo encerrado para asegurarse que no llamara a nadie y no pudiera salir.

Lo único bueno es que Jungkook si había pensado en su bienestar. La refrigeradora estaba llena de comida y jugos, demasiada comida como para alimentarse por más de un mes.

Jungkook lo había encerrado en la mansión y no siéndole suficiente dejó mucha seguridad a las afueras.

¿Siempre sería así? Cada vez que Jungkook se enojará lo encerraría.
Quería ver a sus amigos, tomar un café con ellos, ver películas o pasar juntos los descansos en la universidad. ¿Desde cuándo descuidó a Tae y Hoseok? Ya no hablaba con ellos como antes, no tenían su viernes de amigos y tampoco los priorizaba. Jimin se sentía un mal amigo.

***

Los ruidos se hacían más fuerte a medida que Jimin se acercaba al segundo piso de esa vieja casa. Enseguida pensó en su madre, subió los desgastado escalones. Llegó al frente de esa puerta y los ruidos no eran ruidos cualquiera, eran gemidos.

Jimin abrió de forma lenta la puerta que ni siquiera estaba con seguro. Su padre estaba teniendo sexo con una mujer, la tenía de espaldas, contra uno de los muebles. Eso no era lo grave, su madre esferma postrada en la cama estaba ahí.

Jimin quería gritar, reclamarle... Matarlo.

En su lugar solo tembló y lloro de impotencia. El hombre lo miró y sonrió de forma sucia.

Jimin despertó empapado en sudor. La luz del sol entraba por el enorme ventanal, era su octavo día encerrado.

Se levantó, se bañó y se hizo algo de comer. Lo único que podía hacer Jimin es ver por las ventanas, abría las cortinas y de esa manera podía ver el exterior. La seguridad seguía igual, hombres de traje negro con armas y aparatos para comunicarse entre ellos. Llevo el trozo  de carne a su boca y lo mastico. Dejó de hacerlo cuándo el movimiento anormalidad de la seguridad le advirtió de algo. Jimin se levantó y se fue a una ventana donde pudiera ver hacía el portón, unos diez hombres estaban y los portones se abrieron, una camioneta negra entró.

-Jungkook. -Susurró y corrió hasta la puerta principal. Jimin hablaría con Jeon y le pediría que lo dejara en paz, que no quería volver a verlo.

El clip de la seguridad se escuchó y la puerta se abrió.

Ambos se veían sin decir nada, Jimin con sus manos echas puño y Jungkook con una sonrisa calmada y un enorme ramo de rosas rojas, lo más interesante es que brillaban, eran anillos, collares y brazaletes. Todo lo que a Jimin le gustaba y solo podía comprar réplicas bañadas en oro.

Jeon se acercó y dejó un casto besó en la frente del rubio, Jimin no hizo nada para impedirlo, sintió los delgados y lindos labios de Jeon tocar su piel fría.

-Son para tí! -Le extendió el enorme ramo de rosas. Los diamantes brillaban y Jimin los veía pensando en cómo le diría que ya no quiere nada.

-Jungkook... Yo no... Esto no está bien Jeon!

-Qué no está bien? No te gustaron? Puedo comprar otras...

-No me refiero a eso y lo sabes! -Por fin hablo decidido y claro. Jungkook asintió, llevó su mirada escasos segundos al piso y luego volvió a mirar al rubio. -Una semana Jungkook, una maldita semana encerrado, no soy tu pricionero y tampoco un animal. -Mientras Jimin hablaba puso el ramo de rosas sobre la mesa y se servía una copa de vino, se sentó sobre un sofá de cuero negro y bebió con tranquilidad disfrutando el rico sabor dulce amargo de aquel líquido. -No hice nada, ni siquiera fui yo el causante de tus problemas...

-Dile a tu amigo... Kim Taehyung, que deje de meter sus narices en donde no debe -Volvió a beber cruzándose de piernas. -No quiero meterme con lo tuyos y no quiero hacer algo de lo que luego me culpes.

-Tae... Que tiene que ver él en esto? Se supone que este es un asunto nuestro...

-Eso mismo me pregunto... Que hace él metiéndose en lo nuestro! Me ha llegado información que ha estado investigándome y como hijo de papi que es, el muy maldito mando a los federales a una de nuestra empresa, nos clausuraron y ahora tienen permisos legales para que las empresas Jeon sean investigadas ¿Sabes cuánto dinero tendremos que pagar? -Jimin negó. -Tenemos que tapar el lavado de dinero y muchas otras cosas más, Park y todo por el imbecil de tu amigo.

-Taehyung no haría eso...

-Si lo hizo, el comandante Kim ahora está detrás del trasero de mi padre, del mío y el de mis hombres. -Jeon se levantó, se acercó a Jimin y muy serca de sus labios dijo. -Tú verás como le haces para que tu amigo deje de ser un maldito estorbó y que el comandante Kim pierda el interés en mi familia.

-Pero... -Lo silencio poniendo dos de sus dedos sobre los carnosos labios de Jimin.

-Se que no quieres ver cómo encuentran a tu amigo envuelto en una bolsa negra y miles de personas más muertas... Morirán muchas personas inocentes Park, a la mafia y a la policía no nos importa quienes mueran, lo único que nos importa es nuestro propio bienestar.

Le lanzó el teléfono a Jimin.

-Puedes volver a tener tu libertad y tu trabajo será en convencerlo de dejar su obsesión en mi familia. Te doy dos semanas, ni un día mas.

Jimin apretó el celular entre sus manos. El temor que sintió fue inmenso ¿Desde cuando a su amigo Taehyung le empezó a interesar la justicia?

-Yo lo convenceré y pobre de ti si le haces algo o atentas contra su vida. Prométeme que no le harás nada... Jeon promételo! -Exigió

-Es mejor que lo intentes convencer o no respondo por lo que mi padre haga...

Una noche más? KOOMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora