4. Luna Llena

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Eran las tres de la mañana, el viento frío se filtraba por su ventana, el sonido del viento no ayudaba, era como tener un amplificador en sus oídos, sentía que sus oídos explotarían ante cualquier mínimo sonido, enterró su cabeza entre sus almohadas tratando de amortiguar el sonido. Gruñó molesto, sus garras amenazaban con salir, desde que Scott se fue la Luna llena aumento su efecto, se volvía más irritable, sus sentidos más sensibles, sentía que explotaría en cualquier momento.

Era vergonzoso, ya había pasado un año desde que Scott se fue, más de dos años desde que se convirtió, odiaba no tener el control, y odiaba no tener un ancla, fue en lo primero que pensó cuando todos se fueron, trato de usar a su mejor amigo, no funcionó, intento usar una emoción como lo hacía Derek o usarse a si mismo como lo hacía Scott, pero le era imposible, su TEI le hacía imposible concentrarse, sus sentidos se nublaban por la ira, era tan volátil que ni él mismo se entendía volviendo imposible el intento de usarse como ancla.

Y uso la ira, se concentró en su ira, pensó que si aprendía a aceptarla, entenderla, podría controlarla, pero no era más que ira ciega e irracional y no puedes entender algo irracional o controlar lo impredecible. Así que cada vez que no lograba controlarse en luna llena le pedía a Lydia lo dejara encadenarse en la pequeña cabaña de su abuela, en el último año solo necesito ir ahí cuatro veces y para el ese era un gran logro.

Faltaban dos noches para Luna llena y ya estaba sintiendo sus efectos, se levantó frustrado de la cama, se puso los tenis y salto por su ventana, corrió al  bosque, necesitaba hacer algo o enloquecería, corrió por los senderos que conocía, una y otra vez hasta dejarse caer sobre una cama de hojas secas, agitado por el esfuerzo se dejó disfrutar del viento frío contra su cuerpo. Satisfecho regreso a su casa, ingreso por la ventana, se dio un baño rápido y se vistió antes de tirarse en la cama.

Programo la alarma para la escuela, se acurrucó esperando el sueño. Aun le sorprendía que sus padres no se dieran cuanta de sus escapadas nocturnas, a veces salía por la ansiedad de estar en casa, por la sospechosa falta de problemas en Beacon Hills, un año, un maldito año y ni un omega había aparecido en el pueblo, era sospechoso pero tampoco tenía pruebas, la falta de problemas no era un crimen pero se sentía inútil al no hacer nada. Cada día se convencía que al no tener problemas sobrenaturales podía tener una vida normal, vivir como un adolescente normal pese a ser un hombre lobo.

La tortuosa mañana llego, el desayuno, el camino a clase, todo era monótono y aburrido. Se encontró con Mason y Corey en el estacionamiento, ambos lo esperaban para ir juntos a clases. Guardo un par de cosas en su casillero, tomo su libro de matemáticas odiando la primera clase. El repentino bullicio lo saco de sus pensamientos profesando su odio por la materia, tres chicos entraron por la entrada principal, no debía ser un genio, los tres eran hermanos, el parecido era increíble, pero a la vez se sentían diferentes. Uno de ellos pregunto a uno de sus compañeros antes de irse hacia la oficina de la directora.

– ¿Estudiantes nuevos? – Mason pregunto a su novio al ver al grupo irse a la dirección. – Quizás. – Respondió Liam sacando su libreta de la mochila escribiendo algo. – Aunque es rara una transferencia a mediados del primer semestre del último año. – Le entrego su libreta a Mason, en ella estaba escrito “No son humanos”. – Del trabajo que tenemos investigare antes de hacer mi reporte. – Liam dijo guardando todo en su mochila. Mason sabía, iba a investigar que clase de criaturas eran.

– Bien, pero podríamos llamar a Scott, el es experto en ciencias, sería más fácil si el te ayuda. – Mason sabía que Scott era su mejor opción y fuente de información sobrenatural, Deaton pasaba más tiempo de viaje que en la clínica, el resto de la manada nunca respondía los mensajes, Scott era la mejor opción. – Lo llamaré si no logro conseguir nada. – Dijo antes de irse a clases con sus amigos siguiéndolo. No lo aprobaba pero era Liam, sería imposible hacerlo cambiar de opinión.

Durante la segunda clase los hermanos fueron integrados al ciclo escolar, el señor Yukimura los presento. – Ellos son los hermanos Ishikawa, se transfirieron desde Misuri. – El profesor señaló a los jóvenes y luego a la clase. – Por favor preséntense. –

El chico más alto, era guapo, facciones masculinas pero aún jóvenes, sus ojos eran de color miel claro resaltando por su piel pálida y cabello castaño. Liam podía oler las hormonas de su clase en el aire. – Soy Yuki, pueden llamarme Yu. – Saludo con una linda sonrisa. – Como pueden ver somos parte Japonés por nuestra madre, nos mudamos a estados unidos este año, pero hablamos bien el idioma. – La voz del chico era agradable, tanto que mareaba, Liam sacudió su cabeza tratando de concentrarse.

– Me llamo Ken. – Fue todo lo que dijo el segundo chico unos centímetros más bajo que su hermano, su actitud no evitó que más de uno suspirara al oír su voz grave y seductora, y era guapo, la combinación de su cabello cobrizo y ojos azules con monocromía en el ojo derecho, una cuarta parte color miel y tez bronceada hacia resaltar sus atributos. Liam escucho suspirar a su amigo al escuchar al tal Ken y a Corey golpearle el hombro.

– Me llamo Tara. – Liam y sus amigos casi se ahogan al escuchar ese nombre. – Y como pueden ver, somos Trillizos, si tiene dudas, no queremos escucharlas, pero pueden admirar nuestros grandiosos genes. – La chica se acomodo su largo cabello rojo, guiñando un ojo, más de uno se perdió en sus ojos verdes, la tez pálida y con algunas pecas encantó a su público. Los hermanos se sentaron uno atrás del otro en los asientos traseros.

Tara, el nombre se repetía una y otra vez en la mente de Liam, no pudo evitar pensar en la hermana de Theo y aunque no se parecían en nada no pudo sacar el pensamiento de su mente y para su mala suerte pensar en Theo. Ya había pasado un año desde que desapareció, su ira le decía que el muy maldito solo se largo sin decir nada, al final, no eran nada, ni siquiera amigos, no tenía razón para despedirse, pero una parte de él aún le dolía y temía algo malo le ocurriera y por ello no regresó, se debatía entre pensar en Theo disfrutando de su libertad o su cadáver enterrado en alguna parte del mundo, por lo que evitaba pensar en él, sus amigos lo sabían y lo llamaron “El innombrable”.

El resto del día intento olfatear a los trillizos, y hacer lo que le enseñó Scott, relaciono sus olores con otros conocidos y casi se cae de las escaleras al descubrir a quien le recordaba sus olores. Corrió al estacionamiento donde sus amigos lo esperaban en el auto de Mason.

– Kira. – Dijo una vez llego con ellos. – Huelen como Kira. – Susurro a sus amigos, no sabían si los hermanos estaban cerca. – En conclusión, son como ella. – Mason entendió la relación. – Hablemos de esto en casa de Scott, el quizás pueda ayudar. – Corey señalo el auto al ver a los hermanos salir de la escuela. Los tres se subieron rumbo a casa de Melisa.

Liam intento comunicarse con Melisa, no podían irrumpir en su casa sin más, llamo a Scott pero parecía fuera servicio, llamo a Stiles con la esperanza de poder comunicarse con el resto de la manada, nada. Desesperado dejo un mensaje a cada miembro con la noticia de los nuevos visitantes al pueblo. Le dejo un mensaje de voz a Scott informando su visita.

Masón se estacionó frente a la casa, bajaron del auto rumbo a la entrada cuando Liam los detuvo. – Huelo sangre. – Corey tomo el brazo de Masón volviéndolo invisibles, Liam se adelantó, de una patada abrió la puerta ingresando, no espero ver a un Lobo negro gruñirle, estaba justo frente a él, el animal corrió a la sala donde se escondió debajo de la mesa de centro. Fue entonces cuando Liam se dio cuenta, la sangre era del Lobo, la cocina, la entrada y la sala estaban salpicadas de sangre.

Liam no sabía que hacer, esperaba cualquier cosa menos un animal herido. La casa apestaba a miedo y ansiedad, el animal gimoteaba bajo la mesa, si no pensaba algo rápido el animal podría morir. Le pido a Masón el botiquín en el baño de abajo, botiquín hecho para ellos en caso de herirse, actividad que hacían con frecuencia. Nunca fue bueno con los animales, la última vez que tuvo una mascota murió a manos de su padre, desde entonces nunca tuvo otra, tenía siete.

– ¿Qué vas a hacer? – Masón señalo al lobo y el botiquín. – Curarlo. – Liam señalo lo obvio. – Liam, es un lobo no un perrito, este puede arrancarte las manos de una mordida y quizás termine alimentándose de ti. – Liam suspiro. – Si, pero me he enfrentado a cosas más peligrosas, y si me muerde, le devolveré la mordida. – Masón rio sin gracia.

– Corey, puedes traer un bol con agua. – Liam se inclino ante el animal que no dejaba de gruñirle. – Amigo, solo quiero ayudar, así que por favor no me arranques un brazo. – Se deslizó cerca de él, le mostró sus ojos amarillos y el lobo agachó su cabeza cerrando los ojos. – Bien, solo te revisaré y una vez te cure te dejaré en paz, ¿Bien? – Obvio no espero respuesta, pero el animal oculto su cara entre sus patas frontales.

– Corey, quita la mesa y deja el bol cerca de mi. – Le pidió a su amigo abriendo la maleta del botiquín, se terminó de arrastrar hasta el lobo qué no se movió hasta sentir las manos de Liam sobre su cuerpo herido, Liam le quito el dolor esperando se relajara un poco. – Esta bien, todo va ha estar bien. – Identifico las heridas, eran heridas de bala, dos de ellas, una en su pata trasera y la otra cerca de la cadera o eso pensaba Liam. – Debí prestar más atención a las clases de biología. – Se regaño.

– Bien, voy a empezar. – Tomo las pinzas, las metió al orificio en la piel y carne del animal, este gimió de dolor retorciéndose, Corey lo ayudo a sujetarlo y quitarle el dolor para calmarlo.
– Menos una. – Dijo victorioso dejando la bala en el suelo, uso gasas para detener el sangrado, desinfecto y cosió la herida, la sangre no le dejaba ver bien pero de alguna forma lo logró. Coloco gasas limpias y una venda a la primera herida. Hizo lo mismo con la segunda. Cuando terminó se dio cuenta de lo temblorosas que estaban su manos y del sudor en su cara.

El animal en algún momento se desmayo, Corey lo acostó en el sofá de Melisa con una sabana, uso una segunda para cubrirlo. Los tres suspiraron aliviados al terminar de limpiar el desastre sangriento en casa de la mujer. Se dejaron caer en otro sillón frente al animal quizás dormido, su corazón latía lento, pero seguía vivo.

Melisa dio un grito cuando encontró a los tres en su sala y palideció al ver al lobo en su sillón. - ¿Qué hacen ustedes en mi casa? – Pregunto Melisa rosando el enojo de su sorpresa. - ¿Y quien rompió mi puerta? – Estaba molesta.

Liam se disculpo como un niño pequeño, parecía asustado, coser las heridas de un lobo salvaje no lo asustaba pero si la mujer frente a él. Liam explicó lo ocurrido cuando llegaron y luego el asunto de la escuela, no fue muy claro en el orden pero Melisa lo entendió.

– Básicamente irrumpieron en mi casa porque unos trillizos que al parecer son Kitsune llegaron hoy a la escuela. – Los tres asintieron. – Si lo dice así, suena muy mal. – Masón susurro pero Melisa lo escucho. – Bien. – La mujer suspiro resignada. – Esos chicos Kitsune ¿Hicieron algo extraño? ¿Algo sospechoso para que vengan corriendo a mi casa? – Melisa pregunto a lo que ellos no pudieron responder.

– En realidad no. – Respondió Liam recordando a los hermanos tomar sus clases. – Pero es raro que estén aquí, ha pasado un año desde que un ser sobrenatural llegó a Beacon Hills. – Liam estaba convencido de ello, pero Melisa conocía la verdad y se sentía culpable.

– Perdón, no queríamos molestarte, es solo que nos pareció raro y queríamos estar preparados, por favor no se sienta mal. – Liam intento que Melisa dejara de desprender ese salado olor a tristeza.

– Esta bien, regresen a casa, vayan a la escuela y solo observen de lejos, no se expongan o se metan en problemas, si ven algo raro me avisan y le diré a Chris que les ayude. – Melisa les ordenó. – Si son como Kira y su madre, serán peligrosos. – Un Kitsune inmaduro como Kira era poderoso, si ellos eran al menos la mitad de lo que fue la Sra. Yukimura serían letales.

Los chicos estaban por irse pero ver el lobo frente a ellos los detuvo. – El lobo. – Corey menciono. – Esta bien, llamaré a control de animales y a Noah, y un cerrajero. – Señalo la puerta. – No podemos dejarla. – Melisa los hizo callar con un movimiento de su mano.

– Se irán a casa, harán sus tareas e irán a clases, ya tienen una misión, vigilar a tres zorros, puedo encargarme de un lobo herido. – Los ahuyento con su mano, los empujó hasta la salida, no se alejo de la puerta hasta que los tres desaparecieron de su vista.

– Noah me dijo que él hombre del accidente escapó, apuñaló a Parrish, por suerte esta bien, pero veo que te enteraste antes. – Melisa se sentó al lado del lobo. – ¿Puedes moverte? – El animal se incorporó, bajó del sillón hasta la maleta de botiquín abandonada en el suelo, saco un bisturí con el hocico corriendo escaleras arriba.

En su cuarto regreso a su forma humana, las vendas se deslizaron de su cuerpo, los puntos de sutura se apretaban en su piel ya sana, con el bisturí corto los hilos retirando uno a uno. La herida en su pata ahora estaba en el muslo y la que estaba cerca de su cadera ahora molestaba el lateral de su pelvis.

Debía admitir que Liam trataba heridas mejor de lo que esperaba. Cuando escucho el auto de Masón llegar y al captar el olor de los tres entro en pánico, por un momento su mente se bloqueo, pero recordó ninguno de ellos sabía que podía hacer un cambio completo e hizo los más lógico, actuar como un simple lobo salvaje.

La mayoría pensaba en Liam como un niño pequeño al cual proteger, una constante bomba de tiempo que desmantelar con palabras lindas y actitudes suaves, o ser capaz de controlarla cuando detone, pero Theo sabía que él chico era mucho más que eso, si tuviese que describir a Liam sería con cuatro palabras, inteligente, fuerte, ingenuo e idiota.

Liam no necesitaba ser  protegido, necesitaba guía, y con el tiempo sería un gran alfa, pero ahora era un niño, y la responsabilidad de los adultos es cuidar a niños como él. Su responsabilidad era cuidarlo, no, solo debía proteger el pueblo, donde él también vivía por lo que entraba en la ecuación. Frustrado lanzó el bisturí a la cama, se vistió para encontrarse a Melisa aún sentada en el sillón.

– No soy un sobrenatural, por lo tanto voy a preguntar ¿Por qué Liam no se dio cuenta que vives aquí? Llevas meses aquí y es imposible que tu olor no se haya impregnado en la casa. – Melisa no dejo su posición relajada en el sillón, Theo se sentó frente a ella. – Porque no dejo rastro de mi olor. – Trato de explicar. – Se más especifico. – Theo suspiro recargándose en el sillón en una posición cómoda.

– Todos los seres vivos tiene olor, tu, las plantas en tu jardín, el árbol del vecino, todo. – Theo comenzó su explicación, tenía los ojos cerrados, estaba cansado. – Los Doctores me crearon como el asesino perfecto, me modificaron para controlar mi cuerpo de tal forma que puedo hacer desaparecer mi olor, el asesino perfecto debía ser sigiloso, de esa forma ningún sobrenatural podría detectarme antes de ser asesinado. – Dijo cada palabra con calma, evitó recordar sus asesinatos en nombre de los Doctores del terror.

– ¿Que hay de las reacciones químicas de tus emociones? – Melisa pregunto un poco dudosa, desde que inició su convivencia esta era quizás la charla más emocional que han tenido. Theo tardó unos minutos antes de responder. – Puedo controlarlo, puedo apagar mis emociones, sin ellas no hay reacciones innecesarias, de esa forma es más fácil infiltrarse, matar. – Theo abrió los ojos, su mirada seguía fija en el techo. – Evita los remordimientos. – Su voz fue casi un susurro.

– ¿Sientes remordimientos? – Theo no respondió, se puso de pie, camino hacia la puerta principal. – No. – Respondió tomando la puerta del suelo. – Pero desde que Liam me sacó de esa prisión. – Intento buscar las palabras correctas. – Fue como si un interruptor se encendiera y lo que sea que me hicieron los Doctores se detuviera. – Acomodo la puerta en el marco tratando de hacerla encajar. – Cuando salí, me sentí vivo por primera vez en mi vida, fue como despertar del modo automático y finalmente fui capaz de pensar y actuar por mi mismo. – Theo encajo la puerta, se fue a la cocina a buscar herramientas, podía arreglarla.

– Puedo arreglar la puerta, pero necesito que la sostengas mientras la ensamblo y… – Theo llevaba la caja de herramientas cuando Melisa lo abrazo, Theo se petrifico en su lugar, su corazón se aceleró en su pecho, dolía, dolía tanto que quería llorar.
La caja en sus manos se deslizó de su agarre, le temblaban las manos y se le dificultaba respirar, sus manos buscaron donde aferrarse, se aferro a la espalda de Melisa. La mujer no hizo más preguntas, se dejó abrazar con toda la intensidad de las emociones reprimidas del niño en sus brazos. ¿Cómo podría nos haberse dado cuenta antes? Theo no era más que otro niño dañado por el mundo sobrenatural, lo que hizo a su hijo y su manada no cambia, el mal que hizo hecho esta y no importa cuanto se arrepienta no cambiará, pero Theo esta intentando cambiar y eso era lo importante. Fue por eso que lo acogió en su casa.

Ninguno de los dos sabe cuanto tiempo pasó antes de separarse, Melisa tomó la caja de herramientas parándose frente a su pobre puerta. Theo se mantuvo un momento en su lugar, recuperándose, tenía los ojos rojos pero ninguna lagrima se filtro, aun no podía llorar. Se paro a su lado admirando el desastre de puerta que tenían frente a ellos.

– Tratemos de arreglar el desastre que Liam hizo. – Melisa sostuvo la puerta dándole las herramientas a Theo. – Pidamos pizza para cenar, no tengo ganas de cocinar. – El chico asintió, tomo lo necesario iniciando la labor, intentaría arreglar la puerta como esta intentando arreglar su vida.

– Nos siguen viendo como niños. – Liam se quejo en el asiento trasero del auto. – Todos nos ven así, estoy seguro que al menos algún asunto paso y ni siquiera nos avisaron. – Seguía su rabieta. – No creo que nos vean como un montón de niños, no del todo, solo quieren mantenernos al marguen para protegernos. – Masón trato de calmar a su amigo, sus ojos comenzaban a parpadear entre el azul y el amarillo brillante.

– Liam, Scott sabe de tu valor, lo haz demostrado, luchaste contra un perro infernal y lo derrotaste, ayudaste a parar la cacería salvaje y gracias a tu ayuda y la de todos se derrotó al Anuk-Ite. – Masón logró calmar un poco a Liam. – No está mal que quieras ayudar, pero como dijo Melisa, los trillizos no han hecho nada sospechoso, solo debemos vigilarlos. – Estacionó el auto frente a la casa de su amigo. – Eres un adolescente, trata de serlo. – Corey le dijo dándole una sonrisa amistosa.

– La luna llena es mañana, si necesitas ayuda sabes que podemos ayudar. – Masón dio una gran sonrisa a su amigo antes de bajarse. Liam se colgó la mochila con resignación, no podía negar los hechos pero no podía evitar sentirse molesto. – Si necesito ayuda te mandare un mensaje. – Se despido de sus amigos ingresando a casa.

Su casa estaba oscura, solo otra vez, saco sus llaves adentrándose hasta la cocina, busco algo de comer, lo calentó en el microondas, se sentó en la sala, coloco su cena y libros sobre la mesita de centro, ceno mientras hacía los deberes. Lavo el plato cuando terminó y guardo sus libros, no tenía ánimos de ir a su cuarto, se acostó en el sofá, observó el techo, su cabeza estaba llena de dudas.

Cuando entro a la casa de Melisa, el olor a sangre no fue lo único que detectó, por un momento la casa tenía rastros del olor de Theo. – Es imposible, el se fue hace mucho. – Se dijo a si mismo tratando de convencerse. – Theo se fue, te dejo. – Sus ojos brillaron en amarillo al pensar en Theo, siempre era el, ese maldito nombre lo desquiciaba. Frustrado subió a su baño, se dio un largo baño tratando de lavar a Theo de sus pensamientos.
Al día siguiente nada sospechoso paso, los hermanos solo iban a clases, nada raro paso en el pueblo, nada.

Esa noche no pudo controlarse, se encerró en la cabaña de Lydia, fue una de sus peores lunas llenas, estaba a punto de volverse loco cuando llamo a su amigo, se encadeno los pies al suelo de madera de serbal, logro encadenar su mano izquierda pero no podía hacerlo con la otra.

A punto de perderse en la ira, tomo un poco de acónito que guardaba en la cabaña. Deaton le dijo que era suficiente para noquear a un hombre lobo pero no para matarlo, otro de sus experimentos y Liam le ayudo a corroborar la hipótesis, a veces se preguntaba porque dejaba a Deaton usarlo como conejillo. El veneno hizo efecto, su fuerza disminuyó al igual que su conciencia, la luna seguía haciendo estragos en el, sus ojos amarillos no desaparecían, su deseo de sangre se hizo más intenso al oler a Masón cerca.

– No te acerques, realmente quiero arrancarte la cabeza. – Liam gruñó a su amigo. – Por eso traje a mi propio experto en criaturas sobrenaturales. – Masón alardeo cuando Argent entro a la cabaña. – Vuelve a decir eso y te cobraré los servicios de un cazador. – Masón negó enérgicamente.

– ¿Desde cuando la luna te afecta de esta manera? – Argent termino de encadenar al joven beta que le gruñó e intento morderlo, estaba transformado. – ¿Desde cuando? – Le pregunto a Masón mientras revisaba el estado de las cadenas, Liam se sacudía como un animal rabioso exigiendo su libertad.

– No estoy seguro, pero sus problemas de ira han estado muy mal este último año, no se si es porque Scott se fue o por perder otra vez su ancla. – Argent le presto atención. – Creí que su novia lo dejo, desde entonces no ha tenido otra. – El hombre recordó como Scott lidiaba con Liam para mantenerlo en control. – Encontró calma en un mantra budista, ¿Ya no funciona? – El hombre tomo un banco sentándose a un metro del chico con el arma cargada en la mano.

– Tenía problemas desde antes de los cazadores y el Anuk-Ite, el manta budista que aprendió lo ayudo a controlarse, pero todo se complicó con el miedo irracional. – Masón se sentó al lado del cazador. – El me contó que durante ese tiempo el mantra apenas lo mantenía a raya pero no lo suficiente, casi mata a nuestros compañeros por la ira. – Masón recordó el rostro afligido de su amigo cuando le contó lo ocurrido con Nolan y Gabe.

– La ira en un hombre lobo es difícil de controlar y uno sin ancla es casi imposible ¿Qué lo detuvo? – El cazador tenía curiosidad de como evitó asesinarlos.

– Quien. – Respondió Masón. – En cada momento que su ira estaba por consumirlo y matar a alguien, Theo estuvo con él. – El cazador reflexionó un momento. – ¿La quimera qué desmantelo su manada y mato a Scott? – Argent parecía confundido.

– Si, no tiene el mejor historial, pero de alguna manera se entendía con Liam, desde que lo sacó de su prisión, a la única persona que escucho fue a Liam. – Masón pensó en sus interacciones. – Theo es un idiota engreído, pero mantuvo a Liam bajo control, evitó que matara y lo ayudo en cada plan que a mi tonto amigo se le ocurriera. – Masón movía sus pies nervioso. – Incluso intento ayudarme cuando buscamos una parte del Anuk-Ite. – Aunque no logro quitarle el dolor, una parte de él se sentía extraño ante su intento.

– Theo es parte coyote ¿No? – Masón asintió. – Es posible que esa parte de él se sintiera en deuda e intentará ayudarlo. – El cazador dijo con calma. – ¿Instinto? – Pregunto Masón con una extraña sonrisa en el rostro.

– Theo es muchas cosas, pero no es alguien que se mueva por instintos. – Masón respondió con burla, luego recordó quien estaba a su lado y recuperó la compostura. – No conocí a Theo lo suficiente, desapareció el mismo día que Scott y es por eso que creo que no solo fue la partida de Scott lo que afecto a Liam. – Señalo a su amigo que no dejaba de gruñir y tratar de escapar de sus cadenas. – ¿Crees que Theo es su ancla? – El cazador no pudo evitar la burla en su voz.

– No lo se, pero la sola mención de Theo hace que sus ojos brillen. – Masón suspiro. – Nunca entendí su relación, se odiaban, peleaban, se hacían sangrar el uno al otro, pero Theo mantenía en control a Liam y Liam hacia a Theo mejor persona. – Masón solo dijo lo que vio, cualquiera que pusiera un poco de atención se daría cuenta.

– ¿Como sabes que Theo intentaba ser mejor persona por Liam? – El cazador observó al chico a su lado, tenía una expresión serial al ver a su amigo retorcerse furioso. – No lo se, pero conocí al Theo psicópata que desmantelo la manada y mato a Scott, ese Theo no conocía el remordimiento o el arrepentimiento, era cruel, calculador y daba miedo. – Masón recordó a la quimera asesina.

– El Theo que salió se sentía diferente, ya no emanaba esa sensación aterradora a muerte, sus acciones ya no eran del todo egoístas, nos ayudo, quizás porque su vida también peligraba, pero no te daba miedo como antes. – Masón recordó cuando fue con el a los túneles, en ese momento le grito que le aterrada más el que el Anuk-Ite, pero la verdad es que no. Desde que lo volvió a ver sentía que algo cambió, era como un instinto, quizás lo adquirió cuando los Doctores experimentaron con el o solo era su instinto humano.

– Me gusta ver a las personas, no lo ver, me refiero a que me gusta ver todo desde un parámetro más amplio, no justificó a Theo, jamás lo haría, hizo cosas horribles, pero quizás estaba tratando de cambiar por si mismo y la influencia de Liam ayudo. Liam es ese tipo de persona, es amable y considerado, su bondad es su mayor debilidad pero también su mayor virtud, eso fue lo que hizo que nos hiciéramos amigos. – Masón sonreía al hablar de su amigo, no, el era su hermano.

– En conclusión – Argent dijo. – Necesitamos a Theo para que Liam se controle. – No fue pregunta, fue una afirmación. – Por ahora, lo mejor es ayudarlo a canalizar su ira, cada vez que sienta ira la dirija a algo o alguien. – Pensó el cazador en voz alta. – En su momento debió ser Theo, quizás dirigir su ira en el ayudo, pero el podía defenderse de Liam, necesitamos algo más. – El cazador observó a Liam un poco más calmado.

– El dolor ayuda a la mayoría de los hombres lobo, los ayuda a concentrarse, podríamos intentarlo. – El cazador levantó su arma. – Tengo experiencia con seres sobrenaturales, una bala o dos los ayuda a centrarse. – Masón lo miro pálido. – No puedo dispararle cada vez que tenga un episodio por su TEI. – El moreno se negó rotundamente.

– Es eso o buscarle un ancla, y por lo especial que es no será fácil. – El cazador se levantó dispuesto a irse, Liam finalmente se tranquilizó. – Déjalo ahí hasta que el sol salga, lo peor de la luna ya pasó pero debes estar alerta, si quieres aprender a disparar, ven a buscarme. – El cazador se fue dejando a un Masón preocupado por su amigo y por si mismo, ya que la idea de aprender a manejar un arma y poder defenderse sin tener que arrastrar a su novio o amigo con el cada vez que estaba en peligro lo hacía feliz.

– Iré mañana después de clases. – Grito, Argent lo escucho antes de arrancar su camioneta. – Liam, esta vez yo voy a protegerlos. – Sonrió ante la idea de ser de mayor utilidad a su pequeña manada.

Después del incidente de la luna llena, los siguientes días fueron tranquilos, incluso aburridos. Los trillizos no hacían nada raro y lo único anormal en Beacon Hills era su falta de problemas. Ya habían pasado tres semanas desde que los hermanos llegaron y Liam estaba practicando lacross, la práctica iba relativamente bien, el entrenador no había usado su silbato para dejar sordo a algún alumno y no había gritado demasiado, incluso Liam estaba jugando bien, no había querido matar a sus compañeros desde que inició la práctica.

Todo iba bien.

El grito desgarrador de una chica congeló cada actividad en la escuela, una chica salió corriendo del baño de mujeres, gritaba y corría como si su vida dependiera de ello, se tropezó con algunas personas pero no le impido seguir corriendo, subió las escaleras hasta el segundo piso, corrió hasta meterse al cuarto del conserje, se hizo un obillo en el suelo, se repetía uno y otra vez “No es real” “Nada es real”.

El golpe a la puerta la hizo saltar del susto, tomo un palo de escoba, saco el cepillo, busco algo filoso y lo pego con cinta en la punta, no se rendiría, no se dejaría devorar por el monstruo. Reunió el valor suficiente antes de abrir la puerta y atacar al horrible monstruo detrás de la puerta, un horrendo hombre sin cara la esperaba, tenía bocas en las manos, lo apuñaló en el estómago  donde borboteaba sangre negra, grito al ver a más monstruos a su alrededor, los atacó, se defendió, al verse acorralada sollozo frustrada, no quería ser comida viva como su hermana.

Apuñaló y desgarro a los monstruos a su alrededor, la sangre negra manchaba sus manos, su ropa y cara, observó a su alrededor, la sangre pintaba las paredes y los monstruos la acorralaron. Resignada corrió a la ventana y salto del segundo piso, el crujido húmedo de su cuerpo estrellándose contra el suelo llego a los oídos sobrenaturales de Liam.

Los gritos desesperados de los alumnos, las instrucciones de los maestros, los gritos del entrenador hacia su equipo, todo era un caos, en ese momento Liam deseo regresar a su aburrida rutina.

Los trillizos observaban todo desde el campo de lacross, los hermanos siguieron las instrucciones de los profesores, todos los alumnos se reunieron en la entrada principal. Liam solo logro llegar hasta el cadáver de la chica antes de ser arrastrado por el entrenador junto al resto del equipo.

No era la primera vez que veía un cadáver, pero la imagen de la chica seria difícil de sacar de su mente, la sangre se deslizaba de sus orificios faciales, la sangre esparcida bajo su cráneo, estaba en una posición anormal, todos sus huesos rotos. La chica estaba sonriendo, una sonrisa sangrienta con los ojos muy abiertos.

Y su olor, el último rastro qué quedo fue de felicidad.



10/12/23

Lobos de Guerra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora