Capítulo 11: Su única mujer soy yo...

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-Tu madre no era santa de mi devoción. -confesó Bah, la mujer que dedicó su vida a cuidar de los hijos de Rodrigo De Oliveira. La empleada contestaba a las preguntas de Marina mientras que esta la seguía por los oscuros pasillos de la mansión de su familia.

Había centenas de empleados preparando todo para transmitirle al mundo la perfección de los Oliveira, pues estos eran la representación perfecta de elegancia, exquisitez y distinción en toda España. Para Marina aquellas paredes solo significaban una cosa, cárcel.

-Nunca me has hablado de ella, Bah, tan siquiera una foto o algo a cerca de la mujer que me trajo al mundo. -contestó Marina exasperada. -No sé prácticamente nada sobre mi madre.

-La mujer que te abandonó, querrás decir. Era una cobarde que prefirió fugarse con su amante antes que quedarse al lado de sus hijas. -escupió Bastiana indignada. -No sé porque te interesa de repente hablar sobre Teresa. No deberías mencionarla, esa zorra no se merece que su nombre salga por tu boca. Tampoco que la llames "madre", cuando ella y ese desgraciado con el que se estaba revolcando eligieron vivir su pasión a tener que hacerse cargo de dos niñas indefensas. Ambos eligieron huir antes que cuidar de las dos criaturas que trajeron al mundo.

Marina jugó con el dije del collar, que siempre cargaba en su cuello pensando en la decisión tan egoísta que su madre tomó la noche en la que dio a luz a ella y a su hermana. También recordó las palabras de Perseo a cerca de lo que ellos serían capaces de dejar atrás con tal de no tener que volver a verle la cara a Rodrigo.

-A veces es necesario sacrificar ciertas cosas por nuestra libertad, por más duro y cruel que pueda llegar a ser. -murmuró Marina que había pasado toda la vida juzgando a su progenitora, pero después de conocer verdaderamente al hombre que gobernaba su mundo, comenzaba a entender las malas decisiones de Teresa.

Bah se dio la vuelta bruscamente para echarle una mirada acusatoria a la joven que cargó en sus brazos siendo todavía un bebé. Sus palabras la dejaron impactadas.

-No existe libertad que valga la pena si no puedes estar con tus hijos. Ni amor que por más bonito que sea vale el sacrificio de abandonar a aquellos que te necesitan. ¡Olvida a Teresa, Marina! Esa mujer no era un buen ejemplo para ti, ni para tu hermana. -la mujer suspiró con cansancio y dijo. -Os hizo un favor la noche que decidió marcharse con su amante, porque ese poco hombre tampoco merece ser llamado "padre".

Marina no sabía cómo contestar a esa afirmación, solo podía preguntarse si dirían lo mismo de ella si se aventuraba a marcharse algún día de aquel lugar. Le carcomía la incertidumbre de si Adriana también llegaría a odiarla por querer ser libre. Si la odiaría de la misma manera que crecieron alimentando el odio hacia su madre por abandonarlas.

-Ahora deja de decir tonterías y vamos a prepararte. -demandó Bastiana tirando de ella hasta las anchas escaleras principales que se encontraban en el centro de la mansión. -Tu padre ha contratado un equipo de profesionales que te harán lucir como una princesa esta noche.

Marina se detuvo en seco y soltó la mano de la mujer con agresividad, casi la fulminó con su mirada.

-¡No vuelvas a decir que ese hombre es mi padre, Bah! -ordenó con vehemencia. -¡Rodrigo De Oliveira no es absolutamente nada mío, ni lo será jamás!

-Mi niña rebelde, mi niña de corazón valiente.-habló con condescendencia.-Da exactamente igual que no sea tu padre, llevar su apellido le da poder sobre ti, quieras o no. -refutó Bastiana acariciando su rostro.

-No pienso participar en esa fiesta siguiendo sus órdenes, como una más de sus estúpidas marionetas. -soltó Marina negándose a entrar de la mano con Rodrigo De Oliveira delante de todos.

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2023 ⏰

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