El pecoso era testigo de como un vasto campo de cosechas era consumido por el fuego que destruía todo a su paso, a lo lejos pudo ver solo como expectante a unos hombres con armadura mitad blanca y mitad roja. Estos hombre se hacían paso por ese terreno que dejaban cenizas a su paso. A lo lejos pudo ver el escudo de uno de ellos parecía un tigre al menos fue lo que alcanzó a ver. Pero de la nada todo cambio en un instante.
Una neblina que jamás había visto, era oscura y espesa, tanto que podía sentirla en su mano cuando estiraba su brazo hacia delante. La caricia era fría, tanto que le provocaba un escalofrío. Todo estaba oscuro, no podía ver nada más haya de su nariz.
Intentaba llamar a su hermano y padre pero nada, solo se escuchaba el sonido de su voz y el eco que producía. Se abrazó así mismo temeroso, bajo la mirada y miró aterrado como su pie desnudos estaba lastimado. Tenía un gran moretón y algunos cortes en su pie. De repente dicha herida le comenzó a doler. Tanto que lo hizo caer. Al tocar sus manos en el suelo frío pudo darse cuenta que en sus muñecas había una línea negras. Como si le hubieran puesto grilletes en estas.
De la nada se sentía cansado, hambriento y todo su cuerpo le dolía. No sabía lo que pasaba, comenzó a llorar. Estaba solo y mal herido en quien sabe donde. De pronto un brillo a lo lejos de el como si fuera los primeros rayos de sol se había paso enfrente de el. Dándole un poco de calor, mientras la luz se hacía cada vez más grande una figura apareció en esta. Lo que pudo ver es que era grande. Muy alto y con unos hombros muy anchos. Con unos picos en su cabellera.
Dicha figura imponía respeto y a la vez miedo. Pero el al contrario no sintió nada de eso, sabía que el hombre estaba enojado, por sus feromonas. Así que supo que era un alfa muy importante, pero ese enojo no iba dirigido hacia el. No sabe porque pero extendió su pequeña mano había esa figura, que con mucha delicadeza la tomó. Pudo sentir que era una mano grande, rasposa, no solo eso, si no que tenía sangre en estas.
El alfa lo cargo al estilo princesa, el solo se dejó hacer por esos cálidos brazos que lo arrullaban dándole calidez y protección. Juntos salieron de ese lugar oscuro.
El Omega se incorporó en su cama despertando de golpe. ¿Que había sido ese sueño? ¿Porque siempre tenía esos sueños tan raros? Desde muy pequeño los experimentaba. Nunca a sabido que eran, siempre era sueños que van y viene. Unos se quedan con el y otros se borran con gran facilidad.
Miro de inmediato sus muñecas, no tenía ninguna marca, destapó también sus pies y estos estaban en perfecto estado. Suspiro de alivio. Ese sueño le había dado mucho miedo aunque había de decir que ese misterioso alfa que apareció le dio un manto de protección y alivio. Miro hacia la ventana, ya era de día.
El gran día había llegado. Hoy era la fiesta de el cumpleaños de el príncipe Karem. Muy temprano su sirvienta llamada Uki venía a despertar al joven Omega. La mujer beta ya era mayor, ya no se movía como antes y aún si cumplía con su tareas y de estar al pendiente de el pecoso. Siempre lo venía a despertar le tenía preparado su ropa y su comida, ella lo atendía en lo que podía en sus calores, como tés para disminuir los síntomas. Lo velaba, y ayudaba en todo lo que podía.
E incluso en muchas ocasiones lo ayudaba en sus travesuras como en sus escapes para ver a ese alfa llamado Shindo. Muchas veces lo encubrió pensado que el joven pelinegro era la felicidad de el joven amo. Tristemente se equivoco. En estos días estuvo viendo como el Omega lloraba aunque intentaba hacerse el Fuerte. Y ella estaría ahí para confortarlo.
- Buenos días mi niño Izuku - Saludó la dulce anciana y de inmediato dirigiéndose a el armario.
- Hoy es un gran día Uki - Se levantó entusiasmado olvidando aquel mal sueño. Hoy sería el inicio de su plan.
ESTÁS LEYENDO
La concubina [ Katsudeku] Omegaverse
FanfictionEl imperio Kudou desde varían generaciones fue gobernado por el linaje Bakugou. Siempre en cada generación nacía un Alfa puro el cual subía al trono y tomaba el trono como el emperador gobernante de estas tierras tan poderosas. Katsuki Bakugou era e...