Capitulo 5 Moneda con exceso al palacio

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Su cuerpo quemaba aún cuando era una noche fría con un viento tan helado que erizaría la piel. Aún a si no sentía el frío aunque estaba medio desnudó con su bata a medio poner dejando al descubierto la mitad de su pecho pecoso, sus piernas desnudas y abiertas. Estas estaban extendidas a cada lado de su cama, contrayendo los dedos de sus pies por el placer que intentaba igualar como lo había echo sentir el alfa esa tarde.

Pero no, a pesar de que tenía tres de sus dedos dentro moviéndolos con frenesí no alcanzaba el mismo placer de esa tarde. Frustrado cambio de posición se sentó en la cama y se puso en cuatro dejando a la vista ese gran trasero pecoso, colocó la capa en su almohada cerca de su cara, aún tenía un poco de el aroma de su monarca.
A si que metió su cara de lleno en esta y sus dedos otra vez fueron a su entrada.

- ¡Ngh!...- Con su cara sumergida en la prenda casi sentía que se ahogaba, pero no le importaba, no le importaba tener la cara roja y caliente, no le importaba tener sus ojos llorosos en busca de su propio placer. No le importaba que no entrara casi aire en sus pulmones si podía aunque sea percibir aunque sea un poco más ese tenue olor a vino que desaparecía de la prenda.

Movía con desesperación sus dedos en su interior, estaba frustrado. Sus dedos eran demasiados pequeños y delgados a diferencia de los de Katsuki que eran gruesos y rasposos. Y por esa misma razón acariciaba mejor su interior. Pero lo peor era que las feromonas poco a poco desaparecían de la tela y no quería eso...su cuerpo y su Omega se estaban volviendo adicto a el rubio.
(Katsuki) tan solo de recodar sus caricias y como lo tocó en la biblioteca provocaba que se estremeciera, había valido la pena vestirse apresuradamente. De inventar una excusa apenas regresó el príncipe para salir de ahí y limpiarse apropiadamente.

Se estremeció al recordar como esas manos tocaban su pecho toscamente, y como sin ninguna consideración apretaba uno de sus senos con fuerza importándole poco si le dolía. Y aunque lo hacía eso le gustaba, le gustaba lo brusco que podía ser su rey. Le gusto como paso su lengua en su cuello cuando fue a la sala de consejo. Todo el placer carnal que el alfa le daba le encantaba...todo de el rubio le encantaba.

- Kat...Katsuki..~ - Lo llamó por primera vez por su nombre. Siempre le decía (Mi rey o mi señor en sus noches) Pero al tener los recuerdos tan vividos de sus caricias llamó al alfa por su nombre, pidiendo que fuera el y sus dedos que estuvieran adentro suyo, o algo más de su emperador.
- Kats...¡Ah~! - Ya estaba cerca lo podía sentir, movía con más frenesí sus dedos. - K-Katsuki...~
...mi señor..¡Ah~! - Llegó a su clímax, sus piernas temblaron y por estas se escurría más lubricante que manchó sus sábanas, mordió la tela de la capa en un intento de suprimir sus gemidos aunque no logró mucho.

Cayo exhausto pues había estado buen rato con sus dedos metidos en su coño, pues por más que quería no llegaba. Pues su cuerpo no pedía sus propias manos si no las de su emperador.

Patio la cama en un claro berrinche, no era suficiente. De cierta forma maldecía a su rey, ya que por su culpa su apetito sexual incremento desde esa noche de forma abismal. Y su Omega interno estaba loco por el alfa. Y de echo cuando lo dejo en la biblioteca acostado en el sofá, su lobo pensó que lo tomaría, grande fue su decepción cuando el cenizo se fue dejándolo solo. Eso molesto al Omega interno de Izuku pues el quería ser llenado de los cachorros de el rubio.

Al recordar eso una ola de tristeza llenó su pecho.
(Quiero los cachorros de alfa!)
Escuchó sollozar a su lobo. Izuku tembló por las palabras dichas, pues sabía que esto no era posible. El no era una de las concubinas de el emperador. Y su Omega se estaba encariñando demasiado con el alfa.

No pudiendo hacer nada, solo se aferró a la prenda de el mayor y la apego a su cuerpo desnudó y sudoroso. Al menos esta capa le quedaría como consuelo y recuerdo de su rey.

La concubina [ Katsudeku] Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora