Capitulo 4 Una Sirena en el palacio

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La brillante luna destellaba de vida por el brillo que emanaba en plena luna llena. Esa noche parecía mágica, como si supiera que al fin era el momento que dos almas destinadas a estar juntas se conocieran y su destino quedara unido por toda su vida.

Los lobos de estos al menos es lo que gritaban y sentían, estaban cautivados uno de el otro. Izuku a posar su mirada hacia ese tremendo alfa tan alto e imponente y oler ese olor a vino añejo se sintió rápidamente embriagado.

Muy pocas veces había bebido solo en las importantes fiestas que iba su familia, pero solo se limitaba a sorbos pequeños. Solo recuerda una sola vez que tomó hasta el punto de ponerse un poco ebrio. Fue en una ocasión de unos de los escapes con Shindo, este lo llevó a un lago y hizo un pequeño pícnic en la noche y le dio un poco de alcohol, y con solo una copa el Omega ya estaba medio ebrio. Izuku no era de buen águate en bebidas alcohólicas.

Recuerda que al pararse se sentía algo mareado y era complicado mantener el equilibrio, podía sentir que el piso se movía por lo cual necesito ayuda de él alfa para caminar. Afortunadamente todavía estaba consiente ya que el pelinegro aprovechó la situación para manosear al pecoso justificando que lo estaba ayudando a mantenerlo de pie.

Recuerda que Shindo paso su mano por su cintura bajando por su trasero y dejaba uno que otro beso en su cuello, pero este con la lucidez que gracias a Dios aún tenía lo paro antes de que las cosas avanzaran a más.
Pero esto, esto se sentía completamente diferente, al momento de que sus pulmones se llenaron de el embriagante olor su cerebro se adormeció, su cuerpo se relajó y soltó. Y lo más importante su celó saltó activándose de la nada aunque ya estaba en su último día, y esto llamó a su Omega interno.

Se sentía mareado, sin sentido de el tiempo y lugar donde estaba. Lo único que sabía era que el aire era pesado y le costaba respirar debido a las feromonas de el alfa puro que tenía enfrente desvistiéndose. Cada vez estas se ponían más intensas y pesadas provocando que su celó llegara cada vez más alto, pues sabía que aunque estaba dentro de el agua su entrada comenzaba a lubricar, mezclándose con la cristalina agua.

Su respiración era agitada como si hubiera corrido o le faltara el aire, aún sabiendo el por qué o quien lo provocaba no quería que ese guapo rubio se alejara. A medida de que cada prenda de el mayor caía revelaba el bien y musculoso cuerpo que con orgullo portaba el mayor. Hombros anchos, pectorales grandes y marcados y unos abdominales como roca y bien marcado. Provocado que salivara y su Omega chillara de la emoción. Ese alfa estaba muy, pero muuuuuuyy bien conservando y ahora portaba con solo lo que podía suponer era sus pantalones, y comenzó a caminaba hacia el para meterse al estanque de agua.

El corazón de el pecoso saltaba de emoción pues jamás ni en sus más locos y húmedos sueños pensó que sería tomado por un alfa tan guapo y poderoso, sería tomado y poseído por el mismo Dios encarnado y echo hombre! Quería que lo tomara y lo hiciera suyo ya mismo.

La imagen de ese sensual alfa se volvió más caliente cuando su piel bronceada se mojó y gotas caían por su cuerpo, a Izuku no le molestaría en beber agua de esa piel. Pero cada segundo perdía más fuerza tanto que mantenerse en flote se le dificultaba. Su vista también por momentos se empañaba, en un momento extendió su mano hacia el rubio a punto de hundirse.

- Vas a escapar de mi Sirena..- Katsuki tomó la mano suave de el menor juntándola con la suya y pasando sus dedos con los contrarios apreciando los pequeños y delgados que estos eran. - ¿Eres real? - Pasó su calloso y rasposo dedo por esos labios suaves color cereza. Tal ves su cerebro le estaba jugando una broma y la hermosa criatura enfrente de el era producto de su imaginación.

- Alfa ~ - El peliverde gimió por el suave toque dejando un cosquilleo, por instinto cerró sus ojos dejando a gusto de el alfa mayor todo de el.

Katsuki entendió esto y claro que lo aprovecho, bajo su dedo por la comisura de sus labios delineando su barbilla y bajando hasta su cuello. Nada lento ni perezoso Izuku pudo sentir como el dedo fue remplazado por la gran mano de el alfa que la posó en su pecho el cual estaba mojado y la tela de su bata pegada a su cuerpo revelado esos botones rosados. Gimió al sentir como el cenizo hacia cierta presión en su pequeño busto.

La concubina [ Katsudeku] Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora