Pronto llegaron a la cabaña recluida donde la princesa Powhatan pasaba horas de solitario tormento bajo la fiebre.
Lady Marianne no podía estar más interesada en descubrir todo cuanto pudiera de los nativos en esta oportunidad que se le presentaba. Mientras se dirigían al lugar, observaba con atención a cada uno de los cuatro individuos con renovada curiosidad al pasar de uno a otro.
No había visto nada igual. Cada característica, hasta el más singular detalle era cautivador, al menos para ella; desde sus atuendos, con aquellos penachos de plumas que se cernían en su cabello, largo, negro y liso, hasta sus ojos, tan penetrantes y misteriosos, justo como le había dicho su amigo John Smith que eran. Prestaba atención especialmente a dos figuras delante de ella: El Jefe Powhatan y el joven guerrero a su lado.
Reparaba en el bellísimo color terracota de su piel, sonrosada y tostada como las hojas de un arce en pleno otoño, que reflejaba una suavidad envidiable no obstante. Fue una lástima (al menos para ella) que el trayecto fuera tan corto. Pero había trabajo que hacer.
El gran cacique se apresuró a abrir la puerta, desde donde advirtió al Jefe Powhatan y a los escoltas que mantuvieran distancia e hicieran lo posible por cubrirse. También hizo un esfuerzo por Lady Marianne, mostrándole en un ademán que debía taparse de algún modo para evitar infección, a lo que ella, rápidamente, se envolvió en una mascada que traía, dejando descubiertos sus ojos.
Entró pues a la habitación. Descubrió que en el único lecho del cuarto se encontraba la figura de la desvivida, aunque aún así, hermosa princesa Powhatan, que se esforzaba por respirar. Al poner los ojos en ella, quedó impresionada al ver su talla, alta y esbelta, pero aún así, fuerte y conminatoria. El color de sus mejillas, aún así, estaba apagado, lo que hizo sentir un ápice de tristeza en la señorita inglesa, incluso si no se conocían de nada.
Se acercó, y por el sudor frío que perlaba su frente y dejaba húmedos mechones a cada lado de su cabeza, comprobó que su temperatura era alta. Al toser, se dio cuenta de que se trataba de una infección respiratoria que tendría que ser tratada con varios analgésicos y antiinflamatorios, además de rehidratación con tés de de anís y jengibre que servirían para bajar la fiebre.
Marie se sentó al borde de la cama, poniendo manos a la obra. Con sumo cuidado vertió los químicos principales en una pequeña olla de barro, mezclándolos con cuidado, midiendo el tiempo y la cantidad exactas según la necesidad prescrita. Ya antes había tratado con este tipo de enfermedades en el consultorio de su familiar, y ciertamente en este caso, resultó ser más providencial de lo esperado. Cuando la fórmula estuvo lista, se inclinó un poco más hacia la princesa Pocahontas, deslizando su mano suavemente detrás de su nuca para atraerla más a sí, levantar su cabeza y asegurarse de que pudiera tomar el menjunje preparado.
A duras penas la princesa pudo abrir la boca. Temblaba debido al frío que sentía, por lo que Marie no dudó ni un segundo en cederle también la capa que traía puesta, ya que las cobijas que la joven Powhatan llevaba encima, eran insuficientes. Una vez que Pocahontas hubo tomado la preparación amarga, hizo un pequeño gesto de asco, pero terminó por beber lo que se le pedía. Estaba demasiado exhausta como para pensar en lo que tenía en boca, o siquiera como para voltear a mirar a quien le ofrecía el extraño brebaje. Marie se limitó a alejarse para conversar con su prometido y el señor Samuel afuera, observada por el Jefe y sus acompañantes.
- Es un caso de neumonía y sinusitis aguda. La mezcla que le di debería ayudar a la expectoración, pero también necesita de infusiones para deshacerse del dolor y de la fiebre...
- Bien pero, ¿Se mejorará?- Preguntó impaciente Lord Daniel, que realmente no deseaba pasar más tiempo del necesario en ese pestilente sitio.
- La enfermedad está muy avanzada, pero creo que puede curarse. Es fuerte, y ha resistido bien la temperatura del ambiente a pesar de todo. Pero tendría que quedarme con ella.
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Garra de Oso, Ciervo del Bosque [Pocahontas FanFiction] // Kocoum x OC
RomanceLady Marianne es enviada a América junto con su prometido y futuro esposo, Lord Daniel McKingley, encargado de dirigir la construcción de la nueva villa de James Town. Al desembarcar en la costa, ambos guardan distintas expectativas sobre su estanc...