Capítulo XII: Secreto de Naturaleza

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Los días pasaron, en los que Marie continuó visitando a la princesa Powathan para constatar el progreso de su mejoría, que con el paso del tiempo, se hizo más y más notable luego de un par de semanas.

Pocahontas ahora podía enderezarse en la cama, su tos era mucho menor, casi desaparecida, y ahora podía hablar (eso sí, con una ligerísima ronquera). Marie estaba satisfecha y emocionada por los resultados de su tratamiento, y más que nada, entusiasmada con la idea de poder hablar con una nativa que, de hecho, la entendiera. Aquella cuestión seguía siendo un misterio. Uno que habría deseado conocer más a fondo.

- ¿Cómo se siente el día de hoy, señorita?- preguntó la pelirroja a la princesa. Había llegado muy de mañanas, trayendo un juego de té con varias infusiones. Estaba segura de que su salud estaba casi completamente restaurada, así que podía darse el lujo de hacer a un lado la medicina por una vez. Pocahontas la observaba entretenida, escuchando el tintineo de las tazas y cucharillas. En el tiempo que ambas habían pasado juntas como enfermera y paciente, habían logrado congeniar, y pese al respeto y reverencia que Marie no dudaba en mostrar a un miembro de la nobleza indígena, la joven nativa actuaba con total naturalidad a su lado, tal vez porque le recordaba a su querido John Smith...

- Mucho mejor... No he vuelto a sentir aquel nudo en mi garganta.

- Me alegra mucho, señorita.- acordó Marie, sonriente y mezclando algo de azúcar en la primera taza. Lo ofreció a Pocahontas, quien lo tomó con cierto recelo entre sus manos.

- ¿Me darás la medicina tan pronto?

- Oh, ¡No, no! Esto es té. Hay de muchos tipos en Inglaterra.

- ... Se parece a la medicina.- insistió la princesa, que a pesar de estar agradecida por su mejoría, no recordaba con mucho aprecio el amargo sabor de su tratamiento.

Marie rió. - Es cierto, ¿Verdad? Pero ande, huela un poco. Le aseguro que sabe así o más dulce, le gustará. Lo prometo.

Pocahontas llevo la taza hacia sus labios, sin beber todavía. El suave vapor del té subió delicadamente hasta sus fosas nasales, inundándolas de un olor exótico y agradable, que le hizo abrir los párpados con sorpresa.
Notando que estaba caliente, sopló antes de tomar el primer sorbo, y para entonces, todo su cuerpo se había destensado en una relajante postura, sentada al borde de la cama.

- Hmmm...

- ¿Lo ve? Se lo dije...- advirtió Marie, contenta al notar la sonrisa deleitada de Pocahontas tras apenas la primera taza.- Acompañado de galletas y bollos es una verdadera delicia.

- ¡Es excelente!

- Oh, y no ha probado nada, señorita. Hay infinidad de especias y sabores que no sé imagina. Canela, menta, jengibre, matcha... ¡Ow, debo preguntarle a Daniel si empacamos el té Oolong del mar negro! Ese le encantaría.

Pocahontas escuchaba atentamente, una de sus vivaces sonrisas dibujándose lentamente a cada palabra, con expectación. Escuchar todas aquellas extrañas mezclas y lo que parecía ser un sitio lejano llamado "Mar Negro", recapturó su atención, moviendo las cuerdas de su curiosa y aventurera naturaleza.

- ¿Has viajado mucho?- le preguntó a Marie, interrumpiendo momentáneamente su charla sobre tés y brebajes.

- No...- Marie se quedó pensativa y melancólica por un momento, antes de sentarse con ella. - No he tenido tanta suerte. A decir verdad, este es mi primer viaje, lejos de Londres.

- Londres... ¿Allá está John?

- ¿John Smith? ... Sí. Bueno, cuando yo partí, el aún seguía allí, pero ya debe estar en altamar de nuevo.-

Garra de Oso, Ciervo del Bosque [Pocahontas FanFiction] // Kocoum x OC Donde viven las historias. Descúbrelo ahora