- ¡MARIEEE!- De nuevo se escuchó el grito, haciendo saltar los oídos de Kocoum y de la joven que yacía todavía frente a el, y que ahora miraba con aprehensión en dirección a la cabaña.
Por la expresión de su cara y la tintura del grito en el aire, supo que debía ser uno de los suyos, muy probablemente clamando por ella. Lo más seguro, es que fuese su hombre. Su compañero.
A pesar de que aquella idea representaba un dejo de malestar en Kocoum, estaba claro que no podía retener aquel instante de ínfimo contacto entre ellos, por mucho que la parte más recóndita e incompetente de su interior lo desease así. Si venían a buscarla, y la encontraban en tal patético estado a sus pies, aquello lideraría a un malentendido, Un malentendido con resultados desastrosos.
Marie, por su parte, resolló al escuchar el grito por tercera vez, apresurándose a ponerse de pie inmediatamente. Su respiración, aún ligeramente agitada, acompasó por un momento la brisa que los envolvía y que hacía solo unos segundos, había sido rota por los llamados de Lord Daniel a ella.
Reaccionando de nueva cuenta, se observó, notando las hojas sucias y la tierra que se había pegado a sus piernas descubiertas, tomando la falda que se había arremangando y dejándola caer para ocultarlo todo. Tomando su cinta para el cabello, se lo sujetó nuevamente en una coleta, deslizando los dedos a través de sus caireles en un intento por recomponerlo, todo ante la mirada atenta del indio, que no podía evitar extrañarse.
No que nunca hubiese visto a una mujer recogerse el cabello, pero ninguna en su propia tribu lo hacía... con tanta pulcritud. ¿Aquello era importante para la cultura de ella? ¿El cabello?
- ¿Qué?- Preguntó Marie frunciendo ligeramente el ceño, resintiendo como un incómodo pincho sobre sí la mirada inquisitiva del joven.Dado que, obviamente, él no la comprendió, Kocoum solo ladeó la cabeza, antes de darse cuenta que él mismo debía apresurarse a regresar con la leña para el campamento, por lo que, totalmente en silencio como había llegado, comenzó a caminar, dejándola atrás. A Marie le sorprendió la rapidez con la que el parecía ignorarla, como si ni siquiera hubiese estado ahí.
''Hmph. Pues vaya modales''- Pensó para sí, aunque seguramente Kocoum como un nativo no tendría idea de lo que ''modales'' podrían ser, y olvidándose de que hacía solo unos cuantos segundos, el le había salvado la vida.
------------------------------------------------------------- Marie, ¿Dónde estabas?- Preguntó Lord Daniel, quién estaba ya preocupado en cuanto descubrió que su prometida se había adentrado en el bosque. No obstante, su expresión se suavizó a una más tranquila al verla emerger de la maleza, aunque no le hizo ninguna gracia el hecho de haber visto al nativo guerrero precederla.
- Estoy bien, estoy bien... Sólo quería caminar...
- No quiero que hagas eso- la atajó el de forma casi inmediata, acercándose y tomándola de las manos suavemente, más que nada para corroborar que estuviese bien. - Sabes que es territorio desconocido, ¿Quién sabe lo que pudo pasarte? ... ¿O lo que podrían hacerte?
-Daniel, por favor... - Marie trató de calmarlo, aunque, si ella misma debía ser sincera, sí que había estado cerca de una mala pasada por parte de la naturaleza hostil de los alrededores. Aún así, comentarlo con su futuro esposo le traería más desventajas que beneficios, manteniendo entonces la boca cerrada.La pareja inglesa estaba todavía conversando mientras Kocoum, que había ido por delante de Marie y pasaba de largo, los observaba con una mezcla de disgusto y curiosidad, al mismo tiempo que preparaba la fogata necesaria para la preparación de la medicina de su princesa.
Verlos así, juntos, interactuando sin barreras de leguaje (y de ningún otro tipo que el supiera, habría que decirlo) le provocaba cierta envidia.
Aquel hombre de raza despreciable tenía la capacidad... no, ¡el don! de hablar con ella. De comprender lo que decía, de acercarse a ella. Le pertenecía.Pero el se había conformado con un mísero cruce de miradas y la fugaz sensación de sus finas hebras entre sus dedos.
¡Bah! Pero, ¿Qué estaba pensando? ''No es momento de pensar en esas cosas'' se reprendió a si mismo al encontrarse nuevamente deliberando sobre la joven colona.
Aunque no fue solamente él quien advirtió esto.
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Garra de Oso, Ciervo del Bosque [Pocahontas FanFiction] // Kocoum x OC
Roman d'amourLady Marianne es enviada a América junto con su prometido y futuro esposo, Lord Daniel McKingley, encargado de dirigir la construcción de la nueva villa de James Town. Al desembarcar en la costa, ambos guardan distintas expectativas sobre su estanc...