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—No te preocupes por eso, te quedas en mi casa
—¿En tu casa?
—Sí — respondió emocionada Jinx — ¿si te dejan?
—Tú sabes que si es contigo sí me dejan pero...tu papá
—¿El qué?
—Creo que no le caigo bien...¿crees que te deje?
—¿De dónde sacas semejante cosa? — pausó — le caes bien sólo que es así siempre...de...malcariento
Reíste un poco
—Tengo que irme pero te espero en la tarde en mi casa eh, adiós
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La chica de pelo azul dejó su teléfono, y salió de su cuarto decidida a ir con su padre (adoptivo). Silco se encontraba, como la mayoría de su tiempo libre, en su oficina, con un cigarro y leyendo bolas de documentos que tenía pendiente.
Jinx llegó abriendo la puerta, sin tocar y rápidamente se recargó en la mesa con una gran sonrisa. Él ya sabía que quería algo.
—¿Qué ocupas?
—Deina se va a quedar a dormir
Silco alzó la ceja para después recargarse en su silla.
—¿Como por qué?
—Porque lo que queremos hacer terminará tarde y no quiero que se vaya sola a su casa y mucho menos en el bus
—Deina no me gusta para ti...es mala influencia
Jinx se empezó a reír
—Mas bien papá...la mala influencia soy yo — dejó de recargarse para después empezar a a caminar hasta la puerta — Deina se quedará a dormir y por favor, sé buena gente, ella no te ha hecho nada
🌻🌻🌻
—¿A dónde vas? te acompaño — dijiste mientras te levantabas de la cama
—Ahora vengo, no recordaba que un amigo me iba a dar unas cosas para mí experimento
Te cruzaste de brazos
—Por mientras has las palomitas... no tardo, lo prometo
Asentiste, ella alzó ambos dedos pulgadores y salió corriendo de la habitación. Bufaste.
Silco dejó de beber de su ron, se sobó el cuello y se paró de su silla. Lo malo de cuando tomaba alcohol, es que le daba mucha sed. Salió de su oficina y caminó rumbo a la cocina; justo cuando iba a dar vuelta, escuchó el ruido del microondas, así que decidió asomarse. Ahí estabas tú, con los brazos cruzados esperando a que las palomitas estuvieran hechas.
Tú estabas tan entrenida viendo que de repente saltaste del susto, Silco había hecho ruido con el vaso a propósito.
—Oh...buenas noches — saludaste mientras alzabas la mano
Silco te miró y te ignoró.
Finalmente estabas decidida, tu jamás me habías hecho nada a él y en verdad querías saber el por qué creías que le caías mal.
—Oiga — te acercaste hacía él
Silco dió el largo trago de agua y te miró de reojo
—Quiero saber por qué le caigo mal...siempre me ignora o me habla muy mal...y digo...no sé por qué pero creo que ésto no está nada bien por Jinx y por mi
Silco se volteó completamente, se recargó ahí mismo y te miró de arriba hacia abajo. Sentías que estaba juzgándote.
Escuchaste el pitido del microondas, él no te decía nada y bueno, al menos lo habías intentado. Silco sujetó su antebrazo, sin lastimarte. Estabas algo asustada.
—No me cae mal, señorita
Ahora estabas confundida
—¿Quieres saber la verdadera razón por la cuál no me gusta tenerte cerca?
Ahora te tuteaba. No sabías qué esperar exactamente pero admitías que te gustaba el misterio.
Silco te jaló un poco más hacia él. Acercó tu boca a la tuya, pero sin tocarla y se desvío a tu oreja. Sentías tu corazón palpitar rápidamente.
—Teniéndote cerca no me puedo controlar — pausó — eres una belleza
