¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Abriste los ojos de repente. Sentías que una mano tapaba tu boca y parte de tu nariz, así que sí, sentías que te ahogabas Pudiste verlo frente a ti, frente a tu cama. Gracias a ese destello de luz que venía del poste de afuera, que pudo escabullirse entre tus cortinas.
—Sé perfectamente que no hay nadie — murmuró — pero no nos gustaría que hicieras un escándalo...¿verdad, nena?
Trataste de safarte, pero fue en vano, él era sumamente fuerte. Llevó una de sus dedos a su boca, dándote a entender que no gritaras. Tu verdadera pregunta era...¿cómo demonios pudo entrar?
El hombre quitó lentamente la mano de tu boca, y se alejó un poco, escondiéndose en la oscuridad.
—Te tomé totalmente vulnerable, eso no es divertido — bufó — te doy 3 minutos para que te escondas.
—Estás jodidamente loco — alzaste un poco la voz mientras te levantabas de la cama, corriste hasta el pasillo
—Y ni se te ocurra salir, será peor — también alzó la voz — el tiempo corre, conejito.
Oíste. En silencio, bajaste hasta el primer piso.
—¿Dónde mierda me escondo? mis cosas siguen en el camión — murmuraste asustada
Estabas en proceso de mudanza, tus cosas llevaban días en retraso y no tenías todas tus comodidades. Te agachaste y en cunclillas, llegaste hasta detrás de tu sillón café claro.
Todo fue tan rápido que ni quisiera tuviste tiempo para tomar tu teléfono y llamar a la policía. Miraste alrededor, en la esquina estaba el bate de beisbol de tu hermano...bien...podría ser un buen arma al menos para noquearlo y escabullirte con tus vecinos. No te arriesgarías a gritar.
—Y pasaron los 3 minutos — oíste — lista o no, iré a buscarte
Tapaste tu boca. Oías los pasos del hombre justo encima de ti, buscaba en el otro cuarto restante y quizá en el baño, no halló nada. Te asomaste por ella esquina del sillón, justo veías la sombra bajar, todo era tan silencioso, sólo oías su respiración y sus pisadas bajando de las escaleras. Hasta que dejaron de sonar, dándote a entender que ya estaba a unos cuántos pasos frente de ti.
Contuviste la respiración.
Las pisadas se dirigieron hacia la cocina, oías que movía cosas.
—Vaya, me sorprendes, sí sabes jugar al escondite — comentó con una risita
Esa risa, jamás se te olvidaría.
Miraste de nuevo a la cocina, ya no estaba. A pesar de que estaba algo oscuro, podías visualizar si alguien se encontraba ahí pero no.
Seguramente fue al otro lado de la casa, puede que tenga unos segundos de ventaja — pensaste
Te asomaste de nuevo, y no había justamente nada. Hasta que oíste una respiración al lado de ti.