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La pelirroja seguía leyendo un libro mientras tomaba su quinta taza de café. Pasaba página por página buscando el tema que necesitaba estudiar. Sin embargo, el pelinegro detiene su búsqueda tocando su brazo.

– Johanna, vamos, has estado cinco horas aquí adentro. Ven al ensayo y juro que después te dejare hacer lo que quieras. – La pelirroja suspiro y dejo el libro en el escritorio al igual que su taza de café vacía.

– Bien, está bien. – Ambos se fueron de la oficina y se dirigieron al sótano. 

Cuando la pelirroja y el pelinegro bajaron al sótano, se encontraron con Tom, Gustav y Georg. Tom afinaba la guitarra al igual que Georg con el bajo, mientras que Gustav esperaba a la pelirroja y al pelinegro.

– Sabes, Bill... Ya terminé la máquina. – Hablo la pelirroja, haciendo que los chicos la miren sorprendidos.

{...}

– ¡Thomas! – Exclamo Johanna al ver como solo me quedaba sentado –. Ve a llevar a Aarón a la enfermería, por favor. – Yo asentí, viendo como Aarón se me acercaba para ir a la enfermería.

Durante el camino a la enfermería, me di cuenta como Aaron intentaba sacarme conversación, como lo hacía hace tiempo. Recuerdo cuando Aaron se metía en problemas para poder ir conmigo a la enfermería y besarnos, ya no me gustaban esos tiempos. Cada segundo lo sentía un minuto, y cada minuto una hora, ¿Qué hice para ganar esto? ¿Vestirme como unos amigos de Johanna? ¿Que hice? Esto parece un castigo por todos mis pecados, que me pegue un rayo.

– Thomas, ¿a dónde vas? – Preguntó Aarón. Me había ido de más, casi me daba un golpe con la pared. La lección del día, nunca pensar cuando estas caminando.

Ignore su pregunta y entre a la enfermería. Esperamos 5 infernales minutos a que llegué la enfermera, y me fui, poniendo la excusa que me retiraban. ¿Johanna sería muy amable de retirarme? No lo creo, ella siempre valoro la educación, nunca entendí el porqué. Gracias a Dios, Johanna nos retiró a mí y a William, talvez era por no querer ver como William y yo recibíamos miradas, aunque no lo sé. Íbamos a hablar en el auto, y así fue.

– William, ¿por qué le rompiste la nariz a Aarón? –

– Porque iba a molestar a Thomas. –

– ¿Y Thomas no puede defenderse solo? –

– No. –

Y ambos se quedaron en silencio, que discusión más corta, talvez ni discusión, sino dialogo de dos preguntas y dos respuestas. Aun me seguía preguntando lo último que le dijo Will a Aarón, ¿mío? ¿Eso que significaba? ¿Qué era de William? ¿De que estaban hablando? Parezco un metiche... Todo por el drama. Y luego, recordé el baile, un baile que se hacía en el vecindario para celebrar el día de Santa Juliet, ¿quién era? Ni idea, pero era una chica muy amable según los ancianos. Cuando llegamos a casa, William y yo nos fuimos a nuestro cuarto y nos acostamos en la cama de William. Mirábamos el techo como si se tratara de un cielo nocturno lleno de estrellas que iluminaban la oscuridad del cielo, intentando encontrar las estrellas que casi ni conocíamos y a las constelaciones que conocíamos menos, no éramos mucho de astronomía.

– Tom, ¿Aarón ira al baile? – Me preguntó tranquilo, no sabía si iría o no.

– No lo sé. –

– Entonces, iremos juntos al baile. – Lo mire confundido. Claro, y yo soy una batidora. Algo raro le pico a mi hermano, seguro.

– ¿Nosotros dos? Está bien. – Espera, ¿que hice? Ay no, pero a mí me tiene que decir estúpido. Idiota.

Bueno, hoy era viernes, asique... Pensemos, organicemos. Hoy a la noche voy a ir al baile de Santa Juliet con William, mañana iría de compras con William, y el domingo pasearíamos por el vecindario, algo que estábamos planeando hace semanas. No era un fin de semana ocupado, era divertido. Sentí como su mano me empezaba a acariciar el pelo negro, y yo no me resistí, anduvimos acostados y callados durante 4 minutos, creo. Luego, Johanna nos llamó para ir a tomar el té junto con ella y eso hicimos. Nos olvidamos de cambiarnos el uniforme y fuimos directo.

– Ustedes irán al baile de Santa Juliet solos, Adam no los podrá llevar, y yo tengo que despertarme muy temprano para el trabajo. Nick y Jackson están ocupados cuidando de Poscky, asique Irán solos, ¿De acuerdo? – Asentimos con la cabeza y tomamos un sorbo del té. –. Bien, espero que esta vez sí vallan al baile y no a la tienda de instrumentos. – Esa vez que estuvimos horas en una tienda de instrumentos Will y yo, a Johanna casi le da un infarto cuando le dijeron que no estábamos en el baile.

Will y yo intentamos no reírnos y terminamos de tomarnos el té. Luego fuimos al cuarto a ver que ropa nos pondríamos para el baile, y la ropa que compartíamos, queríamos ir a juego. Luego de tanto buscar, probarnos ropa y eso, encontramos lo que nos pondríamos.

People Don't KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora