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Pues, pasaron algunas semanas desde que Aarón me dijo todo eso. Ahora estaba en casa de Nick y Jackson, me quedaría a dormir ya que ellos me invitaron. Estaba acostado en el sofá junto a Nick, mirando una película mientras Jackson cocinaba la pizza.

– Sabes... Tu hermano se preocupa mucho por ti, más de lo que piensas... – ¿A que venía ese comentario tan fuera de tema?

– ¿A qué viene ese comentario? Pensé que estábamos mirando una película, no haciendo cometarios al azar. –

Nick se ríe y no me contesta. Luego, se gira un poco para verme.

– ¿Quieres que te cuente algo? Es una pequeña historia, como cuando eras niño. –

Lo mire atento y espere a que siguiera. Nick, aunque yo era un niño, me contaba historias, al igual que leía libros con él y Jackson. Nick se aclaró la garganta y empezó a contar.

«Hace unos 15 o 16 años, una banda, pero al mismo tiempo una pandilla, era mundialmente famosa. Sus álbumes eran, para la mayoría, la sensación de la década. Ganaron muchos premios y títulos, sus canciones eran fantásticas. Aunque su papel de pandilla se interponía en su carrera musical, ellos lograban de alguna forma poder sacar su álbum Humanoid al igual que darnos conciertos... Y algo muy interesante es...»

Me sorprendí por lo último que me conto Nick, nunca pensé algo así, pero eso era la realidad, al parecer. Seguimos mirando la película.

{...}

Tras el concierto, los cuatro chicos se dirigían al departamento en el cual se instalaba la banda. Al llegar, la pelirroja los recibió con una pizza y con la canción «American Idiot» de la banda Green Day de fondo.

– ¿Adivinen qué? – Preguntó la pelirroja emocionada y dando saltitos de la emoción.

Los cuatro chicos la miraron confundidos y entrando uno por uno al departamento.

– ¿Pudiste terminar...? – Preguntó Bill. Johanna asintió con la cabeza y Bill la abrazo al instante. – ¡Eres increíble! –

Los demás chicos se quedaron sorprendidos y abrazaron también a Johanna. Después de algunas lágrimas de felicidad, empezaron a comer la pizza y celebrar.

–  Por fin ustedes dos podrán criar a los dos chiquillos – Habló Johanna hacia Bill y Tom. Bill y Tom se rieron, Bill asintió con la cabeza y le regaló un suave beso en los labios al de trenzas.

{...}

Luego, volví a casa. Cuando volví, me senté en el sofá al lado de William y vimos la televisión. Estábamos en silencio hasta que me miro y sonrió.

– Pensé que te quedarías a dormir en lo de Nick y Jackson, Thommy – Bajó el volumen de la televisión, como si quisiera escucharme a la perfección.

– Tú no puedes sobrevivir ni un día sin mi, Willy. –Dije sonriendo burlonamente. Will se empezó a reír, apoyando su cabeza en mi pecho y haciendo que me tenga que acostar en el sillón.

– Miren quien habla... – También se empezó a reír burlonamente y seguimos mirando la televisión.

Luego de un rato, William me miro y me dio un beso en el cuello. No me molestó, ya que esa era su forma de expresar su cariño... Además, en mi gemelo. – Te tengo un regalito – Sacó una caja de debajo de la mesita y me la dio. –. Ábrelo, espero que te guste. – Lo abrí y me encontré con un brazalete. Un brazalete dorado y delgado.

Lo miré y sonreí. – Gracias. ¿Por qué no negro y blanco? Sabes que se adapta a mi estilo. – Se empezó a reír.

– Porque nuestro amor es dorado. Asiqué, compré el brazalete dorado – Se puso su brazalete y me acaricio la muñeca en la cual tenía el brazalete. –. Además, así cada vez que veas este brazalete, te acordaras de mi. –

Sonreí y le devolví el beso en el cuello. A veces, solo a veces, sentía que William podía sentir mi amor sin expresarlo, como si fuera amor telepático. Pues, no hacía falta expresarle físicamente mi amor a William, sabía que yo lo amaba, eso era algo que me gustaba mucho de él.


People Don't KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora