libro 3 (supe) ✧ heejake

14.

Capítulo 14: Ni una cosa, ni otra.

Tan pronto como HeeSeung se encontró con los ojos de GaEul, él supo que ella lo sabía.

Algo desagradable se enrollaba en la boca de su estómago y le tomó un esfuerzo considerable mantener la sonrisa en su rostro.

La sonrisa en respuesta de GaEul fue vacilante. —Estoy contenta de que hayas vuelto— dijo ella y lo besó en la mejilla.

—Invité a HeeSeung a quedarse aquí hasta que encuentre un lugar nuevo— JaeYun dijo, tocándole el hombro.

—Por supuesto— dijo GaEul con la misma sonrisa falsa. —Eres bienvenido a quedarte, HeeSeung. Por el tiempo que quieras.

HeeSeung buscó en su rostro alguna señal de hipocresía y no hallóninguna.

GaEul hizo una mueca, mirando su camisa manchada de leche. —¡Dios, me veo terrible! Regreso después de cambiarme la ropa—. Con una sonrisa torcida, corrió arriba, un aire de incomodidad sobre ella.

—¿Por qué se lo dijiste?— dijo HeeSeung. De haberlo sabido, él no habría accedido a quedarse con ellos.

—Porque tenía que hacerlo— JaeYun dijo, dando un paso más cerca de él. —Tú no eres ningún pequeño secreto sucio para mí. No tenemos nada que ocultar. No voy mentirle a nadie, mucho menos a GaEul—. Miró a HeeSeung con firmeza—. Mira, sé que todo esto es extraño, pero voy a tratar de hacer que funcione. Y no voy a complicar la situación con mentiras. Así que le dije a GaEul lo importante que eres para mí y que quiero hacerte feliz. Y tuve que decirle que tú estás- que tú estás...

—Que estoy enamorado de ti— HeeSeung dijo claramente.

Mordiéndose el labio inferior, JaeYun asintió. —¿Estás enojado conmigo?

—¿Qué te parece?— dijo HeeSeung—. ¿Tienes alguna idea de lo incómodo que es para mí? Ella es tu esposa–

—¡Ella no lo es!

—¿De verdad?— dijo HeeSeung con dureza—. Ella es la madre de tu hijo. Eso es por lejos más importante que un pedazo de papel. Y ahora se supone que debo permanecer bajo su techo, sabiendo que ella lo sabe y viéndolos a ustedes dos y su hijo–

—Lo sé— JaeYun dijo, y el tono de su voz hizo que HeeSeung lo mirara, realmente lo miró.

Los ojos de JaeYun estaban muy abiertos aturdidos, sus hombros tensos debajo del suéter verde suave que llevaba puesto. —Lo sé— dijo de nuevo. —Yo no soy tan insensible. Sé lo difícil que debe ser esto para ti. ¡La puta que lo sé!— Tomó un respiro tembloroso—. ¿Crees que me gusta? ¿Que disfruto hacerte sentir como la mierda? Lo odio. Y estoy cagado de miedo.

—¿De qué?

JaeYun lo miró a los ojos. —De que acabarás lamentándolo. Que te arrepentirás de haber dejado a ese tipo y mudarte aquí por mí cuando yo no tengo mucho para darte—. Él sonrió sin alegría. —Te dije que te haría feliz, pero me conoces: me dejo llevar a veces. Quizás no pueda hacerlo. Probablemente terminaré decepcionándote y haciéndote infeliz—. Sus labios se apretaron en una línea fina. —Tal vez debería haberte dejado en paz. Ese tipo –RenJun– podía darte cosas que yo no puedo, pero...— La mandíbula de JaeYun se tensó. Apoyó la frente contra el hombro de HeeSeung—. Pero tan sólo no puedo. Me carcome por dentro.

—¿Sabes cuál es la parte más jodida?— JaeYun dijo, con la voz un poquito ahogada. —Si GaEul se enamorara de otra persona, la dejaría ir. Apestaría, pero respetaría su decisión. Porque quiero que ella sea feliz. Pero es diferente contigo. Cuando te imagino amando a alguien más, alguien más siendo más importante que yo para ti; me vuelvo loco. Tú eres mío. Mío y de nadie más—. Su mano empuño la camisa de HeeSeung. Su voz se apretó. —Es jodidamente estúpido, pero sinceramente me siento como-, como que fuiste creado para mí y nadie más tiene derecho a tenerte—. JaeYun se rió entre dientes, todavía ocultando su rostro en hombro de HeeSeung—. Dilo: soy un bicho raro. Estoy enfermo.

HeeSeung luchó para controlar la reacción de su cuerpo. La extraña posesividad de JaeYun siempre le afectaba. Sabía que JaeYun realmente no quería decirlo de forma sexual, pero había algo vagamente sexual en su posesividad, ya sea que JaeYun lo quisiera o no. —Eres un bicho raro— dijo, acariciando la nuca de JaeYun y dejando caer un beso en su pelo.

—Pero me amas de todos modos, ¿no?— La necesidad en la voz de JaeYun era imposible de ocultar.

—Te amo— dijo HeeSeung. Las palabras sabían agridulces en su lengua, pero era también un alivio poder decirlas. Inclinó el rostro de JaeYun hacia arriba y arrastró su boca suavemente por la mandíbula de JaeYun—. Te amo.

JaeYun prácticamente se derritió contra él, escondiendo la cara en el hueco de cuello de HeeSeung. —Te amo más— susurró, rozando sus labios contra la garganta de HeeSeung. Un beso casto. Palabras castas.

Pero no había nada casto acerca de la forma en que su cuerpo reaccionó. El corazón de HeeSeung le martilleaba en el pecho, la familiar mezcla de necesidad y deseo, dolor y euforia corría por sus venas.

HeeSeung cerró los ojos y se preguntó si esto era como se sentía al estar entre el cielo y el infierno.