Bien, esto estaba extraño.— Hermano. — toco la puerta dos veces. — Me informaron que me mandaste a llamar.
Y antes de esperar alguna señal para que pasara, las puertas fueron abiertas de golpe y una mano lo jalo rápidamente dentro.
— Hermano, que-
— ¿Azul o morado? — mostró dos objetos de cerámica. — ¿Morado cierto? — era un felino. — Pero este se ve más tierno. — el azul era un conejo con decoros de nube.
Y Lan Wangji no tenía ni la menor idea de lo que pasaba.
— Xiong-Zhang, no estoy enten-
— ¿Lotos o Genciana? — mostró dos ramos de flores. — Me gustan los lotos, pero no creo que sea lo correcto. — suspiro pesadamente mientras corría al otro extremo de la habitación. — Las genciana son elegantes y bonitas, ¿no lo crees?
— "..."
— ¡Esa es la actitud, Wangji!
Literalmente no había dicho nada, ¡ni pensado nada!
— Hermano, ¿todo bien? — en serio, ¿todo bien?
— ¡Cierto! — ¿acaso grito? — Ya recordé que te iba a decir.
Al fin.
Es decir, no es como que le moleste que su hermano lo halla mandado a llamar cuando estaba cantándole una canción de cuna a su bebé para que dejaran de patear a su esposo y duerman una pacífica siesta los tres.
— ¿Qué?
No, claro que no.
— Estuve pensándolo un poco y la idea de que tú y mi cuñado salieran a una comida en el campo no estaba mal.
— Hermano.
— La vez pasada Wei Wuxian me comentó su deseo de ir a una tarde pacífica en el campo como futura familia.
— Hermano.
— Entonces, dije: ¿Por qué no? Se que a Wangji le va a encantar.
— Xiong-Zhang.
— ¡Entonces, de le su bienvenida a su día en familia! — estiró sus brazos emocionado y casi tirando las figuras de cerámica antes mostradas. — No, ustedes no se pueden caer. — las acomodó. — Y... ¿Qué dices?
— ¿Alguien vendrá?
— ¡Genial! Sabía que aceptarías y-, ¿Ah?
— Pregunte si alguien vendría. — repitió tranquilamente.
Wangji estaba sentado manteniendo una posición recta y respetable tratando de analizar que sucedía con su hermano. Y sobre todo, ¿por que aceptaba repentinamente cuando la vez pasada dijo que no, porque estaba ocupado y quería ir también?
Extraño.
— ¿No quieres ir al campo con tu esposo y futuro hijo?
— ¿Esos son regalos?
— No respondiste lo que te pregunté.
— Tú tampoco.
Ambos jades se miraron por unos minutos.
— Son oportunidades que se dan pocas veces en la vida, Wangji.
— ¿Va a venir alguien, si o no, Xiong-zhang?
Bien, esto sería difícil.
— Sí.
— ¿Quién?
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Amor entre Lotos © Xicheng
De TodoLan Xichen tenía muy claro una cosa: ¡Amaba los lotos! Por otro lado, Jiang Cheng era como un loto, agrio pero a la vez dulce. ¡Y también lo amaba! Así que acompañemos a esta pareja en una aventura para descubrir su amor, porque entre lotos el amor...