Dos meses habían pasado desde la última visita del líder Jiang a Gusu Lan, los días del líder Lan eran bastante agitados a decir verdad, realizar documentaciones, conferencias y charlas con los ancianos de su secta.
De todos modos, no se quejaba demasiado. Pues desde aquellos meses en los que no se veía habían pasado por demasiado.
— ¿Cuando llegara su carta?
Porque sí, desde aquella insual confesión, ambos habían entendido lo que querían para ellos.
— ¿Estará demasiado ocupado?
Habían intercambiado tanto entre ellos... Incluso notaba la necesidad de ambos por verse pronto. Lamentablemente, ninguno de los dos podían dejar al aire sus deberes.
Mucho menos ahora que el apoyo de su hermano había reducido en grande cuando Wei Wuxian empezó a sentirse débil en su embarazo.
Y hablando de su hermano...
— ¿Mi cuñado se encuentra bien? — preguntó a penas vio a su menor cerca del ala médica. — ¿Sucedio algo grave?
— Hermano. — Lan Wangji apretó la bolsa que tenía en mano. — Si tuvieras que elegir entre-
— ¡No! — el gritó lo asustó. — Wangji, tiene que haber otra solución.
— Solo se puede elegir entre una. — suspiro con cansancio. — Solo una...y yo realmente no lo sé.
Esto no podría estar pasando.
— "..."
— "..."
— Xiong-zhang... — se acercó a paso lento. — ¿Por qué estás llorando?
— Wangji, debes de estar pasandola realmente mal... — se limpió las lágrimas y abrazó a su hermano. — Esto debe estar dañandote internamente y yo no puedo ser capaz de ayudarte, perdóname mucho Di-di, yo-
— ¡Lan Zhan! — gritaron.
— Wei Ying.
¿Ah?
¿Wei Wuxian se encontraba dentro del ala médica?, pensó Xichen.
Ambos se dirigieron rápidamente al interior de la sala y vieron a Wei Wuxian apoyado cerca a una de las ventanas acariciando su vientre, se veía algo adolorido...
— Cuñado. — se asustó Xichen al ver la mueca de su rostro.
Pero incluso antes de que de un paso, su hermano ya estaba ayudando a su esposo a recostarse nuevamente en la camilla.
— Wei Ying...
— Lan Zhan. — se sobó su vientre. — Ya está decidido.
Wangji miró a su hermano con tristeza.
— ¡Se llamará Lan Yuan!
— Qué-
— Gané. — los ojos de Lan Wangji se abrieron emocionados. — Xiong-zhang, gané.
¿Qué rayos estaba pasando?
— ¿Ganaste? — preguntó aturdido.
— Lo hizo. — se quejó Wuxian. — Hice que Lan Zhan saliera para que no hiciera trampa y nuestro hijo elija en que nombre quería. — puchereo.
— ¿Ah?
— Wei Ying le dijo a nuestro hijo que pateara cuando escuchara el nombre que quisiera. — sonrió. — Al parecer A-Yuan pateo muy duro.
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Amor entre Lotos © Xicheng
AcakLan Xichen tenía muy claro una cosa: ¡Amaba los lotos! Por otro lado, Jiang Cheng era como un loto, agrio pero a la vez dulce. ¡Y también lo amaba! Así que acompañemos a esta pareja en una aventura para descubrir su amor, porque entre lotos el amor...