𓆸La mirada de Suguru parecía triste, incluso a kilómetros de lejanía, podías sentir las penas que cargaba esta, y a Satoru le dolía, le dolía como nada en el mundo.
¿Cómo unas palabras pudieron haber convertido su amistad en esto?
Satoru deseó nunca haber pronunciado ese "me gustas."
— Por favor, Sugu...— musitó con la voz hecha un hilo delgado, tembloroso y tenso, propenso a romperse en cualquier momento.—¿ Qué pasa? — preguntó en un intento fallido de busca de respuesta alguna.
Suguru le dedicó una mirada lastimosa, como si tuviera miedo de hablar, y apretó sus puños, Satoru sabía que hacía eso cuando se ponía nervioso o ansioso.
Suguru estuvo a punto de hablar cuando fue interrumpido por la voz aguda de una chica que toco el hombro de Satoru, musitando: "te estabas tardando mucho, Toru." Y las pupilas de los ojos del nombrado se hicieron pequeñas al ver la mirada de Suguru apagarse, como una montaña de arena deshaciéndose por el viento, como una bombilla parpadeando, amenazando con apagarse en cualquier momento.
Pero ya se había apagado por completo.
La chica se mantuvo en silencio unos segundos, notando la incomodidad entre los dos.
— Bueno, Toru, ¿nos vamos? — repitió la chica con su irritante voz aguda, y fingida, por supuesto. Suguru solo suspiró y se dió la media vuelta para caminar lejos, y Satoru tuvo el impulso de ir tras de el y tomar su mano, rogarle que no se fuera de su lado, pero la chica fue más rápida y jaló a Satoru junto con ella.
La mente del peli negro estaba inundada de preguntas extrañas y sin sentido, y la rabia consumía su cuerpo como un malestar incómodo desde el fondo de su estómago que llegaba hasta su garganta, haciendo un nudo en esta que estaba dispuesto a romperse en cuanto abriera su boca para hablar. ¿Por que la chica lo había llamado de la manera en que él lo llama? ¿Que derecho tenía de arrebatarle el apodo y usarlo con él?
Suguru sabia que su mejor amigo era popular entre las chicas, lo sabía, pero este nunca había atendido ni correspondido los sentimientos de ninguna, ¿Por qué ahora si? ¿Por que en el momento que había decidido corresponder sus sentimientos? Cuando todo iba tan bien, ¿por que tuvo que ser así?
Cuando llegó a su casa se quitó la ropa y se tiró hacia su cama, escondiéndose bajo las sábanas de su propia habitación, a este punto, Suguru ya no quería volver nunca al departamento pequeño que compartía con Satoru, pero eventualmente lo haría.
Después de todo, Suguru tampoco era lo suficientemente valiente para escapar de sus problemas, por que, aunque no lo crean, se necesita un poco de esta para lograrlo.
Satoru se la pasó el resto de la fiesta fastidiado cada que la chica, llamada Emma, tocaba su hombro, su brazo, su cabello y casi chillaba en su oído. Nunca estuvo acostumbrado al toque físico, mucho menos de gente que acaba de conocer, entonces al final se termino hartando y escapo por la puerta trasera del salón.
Mandó miles de mensajes a Suguru, de nuevo, se sentía un tonto por haber perdido la oportunidad de hablar con él seriamente gracias a cierta chica que ni si quiera conocía, pero a pesar de todos sus arrepentimientos y ruegos al universo que Suguru contestara, este no hizo caso a ninguno de sus mensajes y llamadas.
Y a Satoru no le sorprendió no verlo en el departamento cuando llegó a su habitación.
La noche fue una tortura para ambos, Suguru tuvo pesadillas, y Satoru...ni si quiera durmió pensando en que cosa podría hacer él para tener de vuelta a Suguru, porque, dios, no llevaban ni tres días y ya estaban peleados por alguna estúpida razón. Suguru lo había previsto, conocía a su mejor amigo como la palma de su mano, siempre fue torpe, sobretodo en las pocas relaciones que había tenido, nunca dudo que no lo fuera en esta.
Pero Suguru nunca pensó ni se le paso por su mente que encontraría a Satoru en la entrada de su casa, como un perrito con las colas entre las piernas, las orejas agachadas y los ojos enormes y llenos de tristeza, o ternura. Claro que, era obvio que estaría ahi, los padres de Suguru amaban mas a Satoru que a su propio hijo, entonces no tendría ningún problema al entrar a esta.
— Suguru, hablemos, por favor. — casi suplicó, tomando su mano lentamente, como si tuviera miedo de que se alejase de él.
Y Suguru no pudo decir que no.
Nunca pudo.
La conversación empezó con Satoru explicando que no conocía a la chica y que tampoco deseaba hacerlo, y Suguru sintió una carga salir de su espalda.
— Eres la persona más importante de mi vida, no me perdonaría a mi mismo perderte, Sugu, por favor, no me abandones ahora, cuando todo iba tan bien. — musitó Satoru, acariciando la mano del contrario con delicadeza.— Por favor.
Y Suguru sintió que su corazón latía de nuevo, que sus músculos volvían a responder, que su respiración se calmaba, que sus lágrimas regresaban dentro de sus ojos y una cálida sensación de comodidad se instalaba en su estómago nuevamente, remplazando al nudo que se encontraba este.
No pudo pensarlo demasiado porque Satoru lo besó, finalmente.
Para Satoru y Suguru fueron décadas separados de los labios de uno y el otro, pero realmente solo fueron dos semanas.
Y, ninguno de los dos lo podía negar, sentían como sus mundos se calmaban y lograban ponerse en orden sus absurdos pensamientos, como si fuera magia.
Eran felices el uno con el otro.
Pero...
¿Cuanto tiempo durarían así?
𓆸
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La Esquina de la Calle 8 • Satosugu
Romance¿No te parece un poco anticuado que con 18 años de edad, un viernes por la noche, este escribiendo reseñas de comedias románticas Francesas? Es una total basura... Satoru y Suguru jamás fueron iguales, no obstante estaban pegados el uno al otro com...