✖ - Prólogo.

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El fin del mundo nunca ha sido planteado como pronto, lejano, existente, catastrófico para la humanidad, o tan siquiera si el hombre podría presenciar tal suceso.

Tantas formas en las que podría suceder, desde la manera más fácil y segura, como las más mitológicas y ficticias que podrías pensar. Por ejemplo, existe aquel escrito en la Biblia, aquel que describe la forma en la que los mismísimo ángeles avisarán el caer del cielo. También, existen teorías como la caída de algún otro material externo al planeta propio, justo como lo fue hacía siglos y siglos atrás.

Sin embargo, y sin importar demasiado, la manera en que sucederá parece ser lo menos importante para la vida de cada ser vivo aquí, sí, aquí.

Porque el apocalipsis, como ya se mencionó, realmente puede llegar de un lado o desde el otro, sí o no...


¿(...)?— la voz de su madre llegó hasta sus oídos, abrió sus ojos pero no podía verla. Tras ser llamado empezó a buscar con su mirada a la mujer, ya no le importaba qué tan cegador podía ser el Sol, sólo quería ver a su madre una vez más. 

Por más que trataba, su voz no salía, cuando lo intentó no hizo mas que sentir dolor, un dolor causado por un obstáculo desconocido. Y de nuevo escuchó, una voz llamó a su seudónimo esta ocasión, pero no vio nada.

Mediocremente, también trató una vez más de hablar, eso fue lo que descolocó todo, sus labios se sintieron arder, ni siquiera había notado que sangre se escurría desde ahí, salía incluso desde antes de intentar dar su grito, lastima que eso fue lo único que no logró causar.

Una lluvia de anormal consistencia se desató, el ruido de la tierra volvió también, y alguien parecía estar frente suyo, temeroso. Parecía que aquella persona había estado todo el tiempo en ese lugar, estático, sin embargo no lo había visto anteriormente.

No podía ver nada más que su figura dando la espalda al anochecer eterno, el Sol se posaba de tal forma que todo en él era sólo una sombra. No tenían ni idea de quién era aquella persona, de hecho sólo suponía que eso era, un humano... ¿y si tal vez era más bien un dios?

No, debía ser demasiada suerte, ¿cierto? Bueno, ¿quién era entonces? Mierda.

“Mamá”, eso era lo único que quería decir, saber, preguntar. Él sólo quería sentir a su madre una vez más, no quería a Dios, a ningún ángel, a nadie o nada  más que no fuera su madre.

No sabía que tan buena idea era intentarlo, tal vez sólo causaría más dolor en él, ¿pero qué más daba? Sólo necesitaba ver a su madre bien, una última vez, daba igual si todo doliera.

Así, lo intentó una vez más...

“Mamá...”, sí, definitivamente lo había escuchado, había escuchado el aire salir de su interior, pero no, nada más, antes del dolor nada más había pasado.

Un nuevo dolor llegó, su corazón se aceleró más, el oxígeno empezó a ser inexistente, aquel suspiro había sido lo peor que podía haber hecho cualquiera en su situación, no sabía qué sucedía y eso le ponía aún más de nervios.

Otro estruendo de la tierra se pudo escuchar retumbando, dio la vuelta y lo que vio fue un simple espectáculo indescriptible de destrucción, un apocalipsis que le mostraba cómo toda materia era destruida, frente a él, pero por "fortuna", el sobresalto que tuvo al ver al universo destrozado tras la mística luz blanca lo hizo despertar.

¿Miyazaki?— escuchó, sin embargo no había nadie más en la habitación, tampoco distinguía el tono de voz de quien había hablado.

Sus ojos viajaron por toda la habitación. Todo estaba oscuro, al parecer se había quedado dormido en la habitación de su abuelo, también lucía como si nadie estuviera en el lugar, tal vez se habían ido ya, dejándolo descansar. Supuso.

𝐑𝐞𝐝 𝐒𝐮𝐧 ; awful ↟ 𝗛𝗮𝗻𝘁𝗮 𝗦𝗲𝗿𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora