X. Lannisters

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El banquete acabó siendo un éxito. La comida estuvo exquisita; la música fue alegre y tentaba a los invitados unirse al compás de los instrumentos. Ninguna copa estuvo vacía esa noche.

Eliana había hecho su aparición siendo llevada por el brazo de Robb, siendo aclamados en cuanto sus cuerpos pasaron el umbral de las grandes puertas que daban paso al jardín.

La pareja había disfrutado de la velada; Robb no se despegó de su dama sureña ni un solo segundo, que interactuaba con todos los presentes, tanto plebeyos como nobles aguardaban su turno para charlar unos minutos con la rubia.

Ambos se fueron a sus respectivos cuartos a grandes horas de la noche, sabiendo que a la mañana siguiente tendrían una audiencia en el salón principal.

***

Eliana no podía con su alma aquella mañana, pero debía cumplir con su deber. A medida que sus ojos se abrían, un apuesto joven de pelos cobrizos y desordenados se hacía visible sentado sobre los pies del lecho en aquella soleada mañana.

-¿Habéis estado observándome mientras dormía, Lord Stark? Francamente, no me lo esperaba de vos- Ese tono sarcástico del que se caracterizaba no se había perdido pese a su cansancio trasmitido en su voz ronca.

Robb no sabía como tomarse aquello, le había cogido por sorpresa que la chica le diera los buenos días de esa forma.

-En absoluto, Mi señora.- Sus palabras se atropellaban debido al nerviosismo que le suponía estar cara a cara con la rubia.

Sus miradas se juntaron por segunda vez en pocos minutos; sin embargo Eliana le obligaba a salir de aquellos aposentos pues su prioridad era ahora prepararse tanto mental como físicamente para afrontar su audiencia. Robb lo comprendió al segundo y dejó a la sureña para ejercer con sus asuntos.

Una vez que Eliana llegó al comedor, Robb Stark la esperaba cediéndole el asiento. Ella agradeció aquel acto de caballerosidad y tomaron el desayuno juntos hablando amenamente mientras comían.

A penas terminaron, la reunión dio comienzo.

-Buenos días, caballeros. Estoy al tanto de vuestro saber a cerca de mi invitado de honor- Comenzó Eliana, siendo recibida por los señores a medida que los cuerpos de la pareja entraban al salón principal.

Los hombres, que estaban sentados frente a una silla dorada expusieron su disgusto.

-Un joven extranjero controlado por una chiquilla. Ninguno de los dos debe estar aquí-Protestó Lord Tyran Lefford.

Eso hizo que Eliana rechinara los dientes. No quería desquiciarse a primera hora de la mañana, pero lo estaban logrando.

-Lord Lefford, le debo recordar que Lord Robb de la Casa Stark ahora es mi prometido, y será tratado con el mismo respeto que cualquiera en esta sala. Si eso le rechina, con todo gusto le puedo enseñar donde está la salida- Eliana señaló la puerta.

Lefford no replicó, por otra parte Robb se sentía contrariado por el hecho de que una mujer tuviera mucho más poder que él mismo; por otra parte, era cierto que era un extranjero en esas tierra y aún debía demostrar su valía para conseguir lo que deseaba.

-Excelente. Ahora que hemos aclarado este pequeño desliz, vallamos a lo importante. El día de hoy he prometido una audiencia para exponer cualquier inconformidad sobre nuestro dominio.

-Mi señora, nos gustaría hablar con vuestro señor padre a cerca de est...

-Lord Crakehall, me temo que os equivocáis. Estáis ante mi presencia y por lo tanto, me encargaré yo misma de vuestras incertidumbres y por supuesto, haré lo que esté en mi mano para resolverlas- Cortó la joven rubia, dirijiéndose al hombre canoso, al mismo tiempo que se aproximaba a la silla que presedía la mesa.

La inconformidad de todos los lores se olía en el ambiente. No estaban de acuerdo que una chiquilla de 17 años tuviera mucho más poder y estuviera en una posición más alta que ellos.

-Como saben, detesto repetirme cada vez que tenemos una reunión. Pero espero que esta vez comprendais lo que os voy a decir: Yo estoy al mando ahora; adaptaos mis señores o no interfieran en mi camino- La sala se undió en un silencio sepulcral. Las quejas se disiparon en el aire y ningún otro volvió a contradecir a la chica.

Un paje entró por la puerta, llevando un mensaje para la descendiente de Tywin Lannister.

-¡Hablad!- ordenó la joven mujer

-Mi señora, la fila para la audiencia está aguardando para hablar con vos ¿Les hago pasar?

-¡Qué pasen!- determinó Elia, levantándose de su silla dorada- Estos hombres ya se iban...Han hablado demasiado.

Los señores se levantaron de sus respactivos asientos y salieron molestos de la habitación, siendo guiados por el paje hasta la salida.

-Me temo que ya habéis estado en muchas audiencias con vuestros señor padre en Invernalia- Observó Elia, mirando a su chico del Norte

-Así es. Por otra parte, no habían sido tan intensas como he presenciado esta- Respondió el pelirrojo. Eso le sacó una sonrisa a la leona.- Si me permites el atrevimiento, has sido bastante dura con ellos y ¿Por qué le has mentido en cuanto a nuestra relación?

-Respondiendo a tu pregunta, debía excusarme en cuanto a tu presencia. De una manera u otra, debes demostrar tu valía antes de que Tywin os diera mi mano. Esos hombres no lo sabían y mi compromiso desata un mayor respeto hacia mi persona. Por otro lado, soy una mujer que ha luchado desde que tiene memoria por un puesto respetable en un mundo gobernado por hombres. Ya te lo dije en Invernalia, soy la única heredera que puede llevar la corriente en estos dominios. De alguna forma u otra, debo tener mano ferrea para no verme opacada.

Robb iba a comentar alguna cosa, sin embargo las puertas se abrieron por segunda vez dejando pasar a miles de personas alineadas en una sola fila, listos para ser escuchados por su gobernante.

HEREDERA DE LEONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora