XV. Trato

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¿Qué hacía Catelyn Tully tan al Sur? Si ella estaba allí,¿ sería que Robb había vuelto de su viaje a Roca Casterly? ¿Bran había muerto? Tantas preguntas y ninguna respuesta... Eliana debía seguir escuchando; necesitaba seguir escuchando aunque fuera alguna que otra frase.

La capucha comenzaba a molestarla, por lo que se la quitó e intentó agudizar su oído para entender la conversación que llevaban a cabo los Stark.

- Estuvieron a punto...¡El lobo nos salvó!...¡Ned, mira mis manos!- Los sollozos de Catelyn se podía escuchar altos y con claridad. Su angustia le daba momentáneos escalofríos a Eliana, pero tenía que seguir escuchando.

-¿Que os hace pensar que...- Ned bajaba la voz en los puntos más importantes-...tuvieron que hacerlo?

-¡Era rubio, Ned! ¡El pelo era rubio!- Fuera de contexto las palabras no tenían mucho sentido; aunque Eliana sabía que esto acabaría llegando en algún momento. La mujer quería buscar evidencias sobre la caída de Brandon y la Lannister las mantenía en su poder.

Había escuchado suficiente y durante el camino de vuelta pensaba en como detener todo aquello para no perjudicarse ni a ella ni a su familia. Llegó a la fortaleza, descabalgó y preguntó a algunos guardias sobre Lord Varys. Él también debía saber sobre la llegada de Catelyn Stark a la capital.

Al fin dando con los aposentos del eunuco, entró a ellos observando al consejero de los rumores sobre un taburete en dirección a su tocador. Dicha habitación la consideraba modesta; tenía un colchón casi tan duro como una piedra, un armario bastante grande y el tocador que recientemente había visto. Por lo demás era común a las otras.

-Lady Eliana, no esperaba vuestra visita. Nadie os ha visto desde que llegasteis a la capital. Supongo que habéis venido para algo en concreto; de saberlo hubiera arreglado un poco todo esto.

-Reserváos las finezas para otro noble, Lord Varys- objetó la hermana de la reina, entrando y deteniéndose en el centro de la habitación, mirando al empolvado eunuco- Y así es. No sois el único que sabe sobre la llegada de Lady Stark a Desembarco.

Desconcertado y empezando a incomodarse por la presencia de la joven en su recámara preguntó a cerca de ello.

-¿Como lo...

-Simplemente sé que busca culpables a la caída de su hijo y que Ned busca evidencias al respecto de la inesperada muerte de la antigua mano del rey, Jon Arryn. Se me escapa una sola explicación y es a qué le dedicó el tiempo ese hombre.

-Pero, mi señora, ¿En que os beneficia esa información? ¿Para que la necesitáis?

-¡Mi señor Varys! Nos os conviene prenguntar una jugada cuando vos ois otro jugador. Decídmelo.

El eunuco titubeó unos segundos cuando al fin comenzó a caminar hacia la puerta, suspiró con pesadez sujetando el pomo de esta y empezó a hablar nuevamente.

-Lo único que tengo entendido es que el maestre le entregó a Eddard Stark un pesado libro sobre el linaje y la historia de los 7 reinos. Buscad en sus aposentos, mi señora.

Sin ningún otro comentario que añadir, Eliana emprendió su camino hacia los aposentos del frívolo señor de Invernalia; allí llamó a la puerta y entró tras recibir la invitación.

Ojeó la estancia y su mirada se dirigió al hombre que estaba leyendo las páginas de aquel libro sobre un taburete.

-Una lectura pesada, ¿no creeis?- Objetó ella, recibiendo la mirada de Ned.

-Digámos que solo estoy realizando algunas investigaciones y no debéis saber nada más- Concretó Eddard sin ver la pequeña sonrisa que se le había formado a la Lannister- Debo tratar la situación con discreción.

Eliana dio unos pasos hacia delante.

-Muy encomiable por vuestra parte, mi señor. Sin embargo vuestras investigaciones pueden resultar tan obvias como vuestro intento de ocultar la llegada de vuestra esposa a la capital.

-¿Como sabéis eso?- Eddard cerró el libro con un golpe seco. Estaba sereno a la vez que contrariado.

-Considera esto como un trato de curiosidad hacia vos, Eddard Stark. Si os soy sincera, os diré que siento la necesidad de saber que le ocurrió a ese hombre y las consecuencias que llevaron a que un asesino intentara clavarle una daga al corazón de su hijo.

-No logro comprender como sabéis toda esta información. A decir verdad, no creo que deba fiarme de vos. Os recuerdo que en el Tridente no dijisteis la verdad.- Ned miraba el libro que tenía entre sus manos y a la chica, quien esbozaba una sonrisa de medio lado.

Ella soltó un largo suspiro y tomó de nuevo la palabra.

-Entonces olvidadlo todo; esta conversación no ha tenido lugar...o puedo ir con vos y ayudaros en su "misión"

-Me niego a que una moza me manipule- Al inicio el hombre se escuchaba tosco y en cierto modo enfadado; pero más tarde sus ojos cambiaron a una expresión más cuidadosa- Por otra parte, noto en vos algo que me dice que vuestras intenciones son reales. Quizá sea verdad y puede que no seáis tan malvada como cuentan.

-Entonces...¿Estáis dispuesto a contarme, por cualquier medio, todo lo que consideréis importante e interesante; además de llevarme con vos?- Eliana extendió su mano derecha. Ned la estrujó delicadamente.

-No tengo otra opción- Elia alzó sus cejas- De acuerdo, es un trato.

-me alegra saber que al fin el lobo y el león se respetan.-

Todo le iba a pedir de boca. Su misión por el momento estaba cumplida y solo quedaban dos días para el torneo; ahora solo debía seguir ejerciendo como la dama modélica que era.

Y mientras que Eliana escalaba poco a poco la colina de la gloria; los dragones al otra lado del Mar Angosto recibían una noticia de lo menos favorable para el reino; en el Norte Robb ejercía como señor de Invernalia e imaginaba como lograr al fin la mano de su amada y más allá el viaje de Tyrion al Muro se convertiría en un sin retorno.

HEREDERA DE LEONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora