Septiembre. Comienzo de Clases.
Bueno, las vacaciones habían pasado muy rápido para el gusto de Chiara, sentía que los dos meses habían pasado volando.
Hace varios meses desde su cumpleaños y se encontraba otra vez desayunando, ahora con quince años, dispuesta a ir a su segundo año en la secundaria.
Lo había pasado genial, sus amigas y los primos de Ruslana la habían mantenido distraída todos los días, conversaba hasta tarde con las tres vía Skype. De alguna manera Bea era una de sus amigas cercanas y más ahora que iba a ir juntas a la escuela. Su hermano, Lucas, era un galán y siempre parecía amable con todo el mundo. Lo único desgraciado de esos días fue una persona que no salía de sus pensamientos: Violeta Hódar. La chica, que por cierto, Chiara odiaba y le estaba haciendo la vida imposible.
Todos los días recordaba sus ojos. Había logrado dejar de escucharla o pensar en su risa pero lo único que su mente no podía olvidar, eran sus malditos ojos.
Ahora, pensar que hoy la volvería a ver, le revolvía el estómago de una forma impensable, se sentía nerviosa y a la vez ridícula por sentir nervios. Aunque vivieran en la misma ciudad, nunca se la encontró y todo eso debido a que se enteró de que se había ido de viaje fuera del país, pero ahora volverían al instituto y sea como sea, allí desgraciadamente estarían cara a cara.
-Ahg, en serio, que horror!-dijo hundiendo la cara entre las manos y su madre, Emma, la miró divertida.
-¿Sigues atormentada por esa niña, cariño?-preguntó a su hija.
Claro, durante todo el año Chiara le había hablado sobre las chicas que la fastidiaban, diciendo que no era tan grave como para acusarlas y restándole importancia.
-Por qué se preocupa tanto por una chica?-preguntó su padre, cómo siempre el no entendía la situación.
-Porque esa niña lleva haciéndome imposible la vida-dijo dándole un mordisco a su tostada, sentía la mantequilla de maní en el paladar-Por eso no quiero verla.
-Parece todo lo contrario, cariño. Has estado muy ansiosa estos días-le guiño un ojo y Chiara se ruborizó.
-¡Mama!-le regañó, escuchando si risa. Después de un rato salió directa a la escuela, vestía al igual que toda la vida: camiseta blanca, una camisa de cuadros negros y rojos, junto a unos vaqueros desgastados ajustados a la cadera, en conjunto con sus zapatillas converse. Este nuevo año optó por llevar su pelo liso y negro con ligeras ondulaciones en el final.
Al llegar, a la primera que encontró hablando en el aparcamiento fue a Ruslana. Hablaba alegremente con sus amigos de la infancia y al acercarse, todos la saludaron con ánimos. Bea se echó a los brazos de Chiara y se colgó de ella, todos comenzaron a reír.
-Bea, déjame respirar! Si nos vimos ayer-reclamó divertida, cuando la castaña se separó y le guiño un ojo.
Siguieron hablando hasta que llegó Lina, parecía muy feliz y los saludo a todos con la dulzura que la caracterizaba. Después de un rato escucharon el chirrido de unos neumáticos y apareció un convertible azul cerca de ellos, todo el mundo observaba la escena.
Cómo si fuese una película, de el comenzaron a bajar los que conformaban al grupito. Naiara y una chica llamada Salma, hablaban animosamente entre ellas y no lucían igual que el año anterior. Ya al cumplir los quince años era cuando las chicas comenzaban a madurar, claramente lo habían hecho ya que vestían con unos jeans de mezclilla ajustados hasta los tobillos y una blusas vaporosas que dejaba al descubierto el abdomen.
Incluso se podría decir que tenían maquillaje. Alex y Cris eran otra historia, vestían con unas camisas holgadas de última marca y chaquetas de cuero. Cris fue hasta la puerta y le abrió a una pelirroja. Esa era claramente Violeta Hódar, la que Chiara conocía del años pasado era pequeña frente a esta. Estaba radiante y el sol de la playa le había dejado un hermoso bronceado.
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Rivales - Chiara y Violeta
FanfictionChiara Oliver comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus amigos, entre un grupito de chicas que la fastidian conocerá a la popular Violeta Hódar. Durante varios años ellas comienzan una gran rivalidad entre ellas, se odiaban a muerte o al me...