9 - En La Pista de Baile

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Al ingresar Wilfer por la entrada del bar, Isabela quedó impactada al verlo, ya que había pasado un tiempo desde la última vez que se habían visto en la boda de Rafael y Alejandra. Rafael, se apresuró a darle la bienvenida con un cálido abrazo, exclamando con alegría: "¡Chino!". A lo cual Wilfer respondió afectuosamente, "¡Rafita!"

Alejandra quedo lela y confundida, sin comprender por qué Wilfer se encontraba allí. Buscando entender la situación, se inclinó discretamente hacia su prima y, en un susurro, le preguntó por qué se había puesto tan nerviosa.

Ya con los cuatro compartiendo la mesa, disfrutaron de una agradable comida juntos. Posteriormente, en un acto espontáneo, Wilfer alzó su copa y propuso un brindis. "Rafita, un brindixx. Usted sabe cuánto lo quiero, y es un alegría ver a la doctora bien y a salvo, junto a mi parcero, como debe ser", anunció con entusiasmo. Después, con una sonrisa encantadora, se dirigió a Isabela: "Y ahora, me llevo a esta hermosura de mujer a azotar baldosa", dijo, guiñando el ojo, y guiándola con suavidad hacia la pista de baile.

Alejandra, con curiosidad y para entrar en temas de chisme, intentó sacar información sobre Isabela y Wilfer a Rafael. "Quien la ve. . .Mi prima se lo tenía bien guardado... ¿Desde cuándo viene esto?", preguntó con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Rafael, con una sonrisa comprensiva, respondió con una indirecta que ella captó de inmediato: "Ahí si, cosas que pasan. Ya sumercé lo sabía todo. Ellos estuvieron saliendo, y luego se separaron, pero ni la distancia, ni los problemas, ni nada ni nadie, podrán separar a ese par."

Rafael, con una sonrisa contagiosa, observaba a la pareja en la pista de baile. "Véalos. ¡Solo necesitaron un empujoncito, y ya... ahí están, bailando, f-e-l-i-c-e-s! Quizás deberíamos tomar nota", comentó con un brillo juguetón en sus ojos.

Alejandra, con un toque de ironía en su voz, respondió: "Vaya pues, ahora resulta que usted me salió un celestino"

Rafael rió ante el comentario. "Bueno, solo estoy siguiendo la técnica 'Celestina' que sumercé tanto promueve. Pero, ¿no es cierto que se ven bien juntos en la pista?"

Alejandra no pudo evitar sonreír ante la observación de Rafael. Fue entonces cuando él, mirando alrededor y captando la energía vibrante del lugar, lanzó un desafío lleno de expectativa: "Esta chévere el sitio. . . .¿Y nosotros qué? Con esta pinta, ¿nos vamos a quedar aquí sentados mirando?"

Acto seguido, Alejandra, con una sonrisa iluminando su rostro, extendió su mano hacia Rafael, invitándolo a la pista de baile. El lugar resonaba con una mezcla de ritmos que iban desde la salsa hasta el reguetón, pasando por merengue y baladas románticas, creando un ambiente perfecto para disfrutar y bailar.

Una vez en la pista de baile, Alejandra no pudo evitar sentirse impresionada por la sorprendente química y conexión que compartía con Rafael al bailar. Cada movimiento parecía fluido y natural, como si hubieran bailado juntos durante años. Disfrutaban de cada ritmo, atrayendo miradas de admiración y quizás un poco de envidia de los presentes.

Entre baile y baile, hacían pausas para refrescarse con alguna bebida, momentos que Rafael aprovechaba para animar a Alejandra. Él sabía que para que la noche continuara según lo planeado, era importante que Alejandra estuviera relajada y disfrutando plenamente del momento. Cada sorbo de alcohol parecía elevar aún más su espíritu de aventura y locura, preparándola para lo que Rafael tenía en mente para la siguiente etapa de su plan.

Mientras la rumba continuaba en pleno apogeo, Isabela se acercó a Alejandra para despedirse. "Prima, te quiero mucho... me voy con Wilfer", anunció con una sonrisa. Wilfer, por su parte, se despidió de Alejandra antes de unirse a Rafael para despedirse.

Alejandra, observando a su prima con una mirada juguetona, no pudo evitar comentar: "¿Y a dónde van tan tarde? Te veo muy contentica. . . Cuidado ¿Será que también te pasarán 'cositas' como a mí?" Dijo, con tono burlón y una sonrisa cómplice.

Isabela respondió con una risa, asintiendo con complicidad antes de partir con Wilfer, dejando a Alejandra con una sensación de felicidad por su prima y curiosidad por lo que la noche aún deparaba para ella y Rafael.

A medida que la noche avanzaba y Alejandra se sumergía en el ambiente, la distancia entre ella y Rafael en la pista de baile se reducía cada vez más. Bailaban con una confianza y cercanía que solo aumentaba con cada canción. Alejandra, completamente inmersa en el momento, se dejaba llevar por la música y la presencia de Rafael.

La proximidad de Rafael, su suave aroma masculino mezclándose con el aire de la noche, envolvía a Alejandra en una especie de trance. Era como si cada nota musical intensificara la conexión entre ellos, despertando en Alejandra un deseo profundo e irresistible. Cada vez que se movían juntos al ritmo de la música, sentía una creciente necesidad de estar aún más cerca, anhelando traspasar la delgada línea que separaba sus movimientos de baile de un contacto más íntimo y personal.

Al sonido de la canción "Tú" de Shakira, bajo las luces tenues, mientras giraban en un rincón más reservado de la pista, Alejandra se encontró cara a cara con Rafael, sus ojos reflejando un torbellino de emociones. La tensión entre ellos era palpable, un deseo silencioso pero abrumador llenaba el aire. Alejandra, embriagada por la cercanía y capturada por la mirada de Rafael, se sintió abrumada por el impulso de besarle. Alejandra intentó acercar su boca a la de Rafael, buscando sus labios y que Rafael diera el siguiente paso para besarla. Sin embargo, Rafael, pensando que aún no era el momento adecuado, se movió con sutileza, invitando a Alejandra a apoyar su rostro en su cuello. Alejandra interpretó este gesto como una señal de ternura, y sintiendo el calorcito que emanaba del cuerpo de Rafael, dejó que sus labios reposaran delicadamente sobre la piel de su cuello.

En ese instante, con la música y la cercanía creando una atmósfera casi mágica, Rafael se dejó llevar por la emoción del momento. Se inclinó hacia Alejandra y le susurró al oído con voz suave y profunda: "Está preciosa, sumercé es la mujer más hermosa que mis ojos hayan visto. . .nunca dejare de admirar su belleza. . .Cuando esta tan cerquita de mi, me revuelve el alma, me podría morir entre sus brazos".

Las palabras de Rafael resonaron profundamente en Alejandra, tocando su corazón de una manera íntima y especial. Superada por la emoción y la conexión que sentía en ese momento, Alejandra se dejó llevar por sus sentimientos. Con un gesto impulsivo y lleno de pasión, cerró la brecha entre ellos y se fundió con Rafael en un largo y apasionado beso.

Faltándole el aire a ambos, se miraron al separarse, y esta vez fue la lengua de Rafael la que tomó la iniciativa, pero Alejandra jugó con ella, lentamente, de una manera muy sensual, provocando a Rafael a tomarla mas fuerte, ambos abrazándose con ganas, con muchas ganas, deshaciéndose dentro de sus ropas. La respiración les faltó y tuvieron que contenerse para evitar hacer un espectáculo en público.

Alejandra se apartó ligeramente de Rafael, su mirada reflejando una mezcla de ansiedad y deseo. "Rafael, por favor, sáqueme de aquí, salgamos" susurró, su voz apenas audible sobre el murmullo del lugar. La intensidad de su encuentro había creado un mundo aparte, pero ahora, la realidad del espacio público en el que se encontraban comenzaba a imponerse.

Rafael asintió, comprendiendo la urgencia en los ojos de Alejandra. Se movió con rapidez, pero con una calma que intentaba transmitir seguridad. Pagó la cuenta, evitando las miradas curiosas de los demás. "Vamos," dijo con una voz baja pero firme, tomando la mano de Alejandra.

La noche envolvía la ciudad cuando Rafael y Alejandra salieron juntos del lugar, el aire frío de la madrugada acariciaba sus rostros, brindando un contraste refrescante con el calor del interior del bar. Alejandra se acercó y se apoyo en Rafael, buscando no solo su calor sino también la tranquilidad que su proximidad le ofrecía.

En el auto, el silencio y el movimiento suave les brindaban un momento de calma. Alejandra, agotada por las emociones de la noche, se recostó en el hombro de Rafael y se dejó llevar por el cansancio. En su mente, flotaba la idea de continuar la noche en un lugar más privado, pero el sueño la venció antes de que pudieran hablar al respecto.

Cuando despertó, la luz del amanecer filtrándose a través de las ventanas del auto la desorientó momentáneamente. Se encontraban en un estacionamiento, y a lo lejos, un gran letrero anunciaba 'El Dorado'. Confundida, Alejandra miró a Rafael y preguntó, su voz reflejando su desconcierto: "Rafael, ¿por qué estamos en el aeropuerto?"

Rafael le sonrió, un brillo de emoción en sus ojos. "Doctora, tenemos el tiempo justo, nuestro vuelo sale en dos horas. . . ."

Final del capítulo. . .

HQLPNS - Cuando Regreses a MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora