Harry Potter y el culto a la serpiente

Almas gemelas

Harry y Tom pasaron las siguientes dos semanas juntos. No hacían mucho en su estado, excepto leer, jugar al ajedrez y descansar.

"¿Qué les está pasando?", le preguntó Petunia a su hermana un día mientras veían a los dos magos dormir con su mascota acurrucada cerca.

Lily suspiró. Todavía no se lo había explicado al muggle. Estaba fuera de su cabeza por el momento, con todos los problemas y cuidados que había que darle. Los funerales y también el hecho de que había ido a testificar a la casa de Amelia Bones, en el Departamento de Justicia Mágica, por su encierro y todo lo que había sufrido durante catorce años desde el asesinato de su marido. Apartó a su hermana y se colocó en una burbuja de intimidad para evitar que los gritos de indignación de Petunia despertaran a los dos durmientes.

—Están mágicamente agotados, Tuney —explicó—.

—Pero eso fue hace casi tres semanas, ¿no?

"Hay casos en los que no es fácil recuperarse. Harry y Tom se encuentran en una situación muy peculiar en la que necesitan la presencia del otro para recuperarse. »

—¿Cómo es eso?

—Merlín, es complicado —suspiró la bruja, pasándose una mano por el pelo—. "Sabes que en cada brujo hay una dosis de magia".

"¡Eso parece obvio, de lo contrario no serían magos!"

"Sí, hmm... Pues bien, a veces sucede que dos magos comparten el mismo tipo de magia, la misma frecuencia, el mismo color, el mismo poder,... Finalmente... Da la casualidad de que Tom y Harry se encuentran en esta situación. »

Petunia miró a los dos hombres con el ceño fruncido. Luego volvió a mirar a su hermana, a quien vio bastante incómoda.

—Escúpela, Lily —suspiró—. "Nunca supiste mentirme... »

"Lo sé. No quise ocultártelo. Así es... Es difícil de explicar, sobre todo para que lo entiendas. »

—¿Entiendes qué?

"Harry y Tom están mágicamente unidos el uno al otro. Fue a través de este vínculo que pudieron defenderse de Dumbledore y salvar la aldea. Pero han agotado sus reservas de energía. Desafortunadamente para ellos, el vínculo que los une es inestable, cada pizca de energía que logran recuperar se extrae automáticamente del otro. Por eso les cuesta recuperarse. »

—¿Cuál es exactamente la naturaleza de este vínculo?

—Serías un maravilloso Ravenclaw, Tuney, ¿no te lo dije nunca? —dijo Lily, retrasando el momento en que soltó la bomba.

"Una o dos veces. Nunca he entendido muy bien por qué... Pero no cambies de tema. »

"Harry y Tom son almas gemelas. Comparten la misma magia y el día del ataque, forzaron su vínculo que aún no habían consolidado. »

—¿Y cómo van a apuntalarlo? —preguntó la muggle, aunque ella sospechaba la respuesta. Estaba casi furiosa.

—Creo que ya lo sabes.

"¡Pero Harry solo tiene dieciséis años! ¡Todavía es menor de edad! —exclamó Petunia—.

"Lo sé muy bien. Y eso es lo que ha detenido a Tom hasta ahora. Aparentemente, ha sido consciente de la conexión desde el principio, incluso si no la identificó de inmediato. Quería esperar hasta que tuviera al menos la mayoría de edad. O incluso seguir siendo un amigo cercano. Se siente muy incómodo con la brecha entre ellos. Pero ahora no tienen otra opción. Si quieren sobrevivir y ayudar a la población de brujas en el próximo ataque de Dumbledore, tendrán que unirse y estabilizar su vínculo. »

—¿Y Harry? ¿Cómo se lo toma? »

"Él lo acepta. No está entusiasmado con eso. Pero no le disgusta. Lo único que me dijo fue que al menos ya era consciente de su homosexualidad... »

"No lo sabía".

"Nadie lo sabía. Nunca se lo dijo a nadie. »

Las dos hermanas suspiraron al unísono. Luego, intercambiando una mirada, sonrieron y salieron al jardín para cuidar algunas plantas, el único pasatiempo que calmaba los nervios de Petunia.

Harry se paró frente al espejo de su habitación. Lily tenía una mano en su hombro. Estaba vestido con una túnica blanca de mago con reflejos beige. Estaba un poco ansioso. Era el 20 de marzo de 1997. Habían elegido este día para celebrar su boda relativamente rápido, ya que no podían esperar hasta el solsticio. Al menos era un equinoccio. Y no cualquiera. La de primavera. Todavía tenía un significado pesado, además de estar cargado de magia.

—Eres muy elegante, Harry —dijo su madre con una sonrisa—.

El joven se lo devolvió, aunque un poco tenso. Ella lo tranquilizó un poco, como muchos lo han hecho desde que él lo supo, y como Tom también lo hizo en su mejor momento. Pero ella sabía que necesitaba tiempo. Bajaron juntos las escaleras y se dirigieron al Salón Manor donde se llevaría a cabo la celebración. Donde se convertiría en Harry Potter-Riddle-Slytherin. Cuando entraron, vio a todos los presentes. Hermione, Draco, Severus, todos los discípulos, pero también sus otros amigos y muchos Señores y Damas.

Harry se paró frente a Tom, quien ese día, vestido todo de verde y negro, no era el sacerdote sino su futuro esposo. Un anciano de mirada benévola se paró en su lugar. El Gryffindor no registró ni una palabra de la ceremonia. Acaba de pronunciar sus votos justo después de que Tom y el sacerdote juntaran sus manos con una larga cinta de color blanco muy puro.