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✧༺𖧷༻✧

Recargando la cabeza sobre mi mano derecha, observaba con atención a Aidan, quien no paraba de reír y platicar con su grupo de amigos.

Había pasado una semana del recorrido, y desde entonces no volvimos a cruzar palabra alguna, así como tampoco hice amigos, pero eso estaba bien, quiero decir, me gustaba pasar tiempo sola. Además, a mi madre no le gustaba que me juntara con cualquier persona, decía que cualquier amistad falsa me podría llevar a un mal camino.

Sacudí ligeramente la cabeza y dejé que todos esos pensamientos se fueran de lado. Quité la pequeña tapa de la pluma con tinta negra y empecé a escribir el ensayo que nos había dejado el profesor de literatura, el cuál fue a la dirección por un llamado del coordinador.

El tiempo pasó, el profesor ya había llegado y la clase terminó. Rápidamente guardé mis cosas y con la mochila sobre un brazo empecé a caminar entre los pasillos, hasta poder llegar a mi casillero.

Saqué la llave del abrigo que traía puesto y traté de abrir la pequeña puerta, pero me fue imposible. Fruncí las cejas y antes de poder sacarla con mucha fuerza, una mano me detuvo.

— Así la romperas. — Susurró la voz de Aidan a mi costado. Lo miré de reojo y sonreí con vergüenza. Solté la llave y la dejé a su disposición. — Las puertas a veces se traban, solo es cuestión de agarrarle el modo. — Volvió a hablar mientras jalaba la puerta hacia él. Giró la llave hacia la izquierda y cuando se abrió la puerta me miró enseguida. — ¿Ves? — Inquirió con un sonrisa arrogante.

— Gracias... — Le agradecí, evitando su mirada.

— Bien, nos vemos. — Se despidió para dar media vuelta, pero antes de empezar a caminar volvió a hablar. — Por cierto, lindos moños. — Alagó los dos pequeños moños rosas, que se encontraban sobre mi cabello, haciendo que mis mejillas se calentaran rápidamente.

Al ver lo que provocó con esas simples palabras, sonrió ligeramente y se fue sin decir algo más.

...

Después de siete horas en clases, por fin estaba en casa. Mi madre hacía de comer mientras yo me dedicaba a leer un libro que había pedido prestado en la biblioteca escolar.

— ¡____, ya baja a comer! — Gritó mi madre desde el exterior de mi habitación.

— ¡Voy! — Me levanté de la cama y bajé las escaleras en dirección al comedor.

Me senté en una de las dos sillas que habían, y esperé a que mi madre hiciera la mismo para empezar a comer. Al ella sentarse empezamos.

La comida estaba siendo muy silenciosa, hasta que mi madre decidió preguntar algo.

— ¿Has hecho amigos? — Me miró un momento y le dió un pequeño trago a su jugo.

— Yo... No, realmente no. — Susurré. Asintió con la cabeza y siguió comiendo tranquilamente. — Aunque, he hablado con un chico... — Le conté, sintiendo como una sonrisa pequeña escapaba de mis labios al recordar a Aidan.

— ¿Cómo se llama? — Enseguida me preguntó. Dejó a un lado su comida y me miró fijamente a los ojos.

Tragué saliva y dudé en decirle, pero al final lo hice.

— Aidan, se llama Aidan, y es un muy buen chico. Él fue quien me dió el recorrido en la primera clase y el día hoy me ayudó con mi casille...ro. — Fui bajando el tono de voz, al ver que me miraba con los ojos entrecerrados.

— ____, recuerda que... —

— Los hombres nunca tienen buenas intenciones. — Dijimos al mismo tiempo. Ella con una pequeña sonrisa en el rostro, y yo con la mirada pérdida en el plato.

Hice una ligera mueca y suspiré sin poder evitarlo...

My first love  | Aidan Gallagher『+16』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora