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✧༺𖧷༻✧

Con la espalda recargada en la silla, observaba con atención a Aidan, quien no paraba de escribir sobre su cuaderno. Era la hora de descanso, pero como él no había hecho nada, me pidió los apuntes de la clase.

Los minutos pasaron. Sus cejas se fruncieron y una ligera mueca se formó en sus labios. A pesar de tener la cara de confusión, se veía demasiado atractivo, tanto, que podía perderme en él durante horas y no me aburriría en una ningún momento, porque tenía esa especie de belleza que embalesia con mucha facilidad...

Sonreí con suavidad y un pequeño suspiro se escapó de mi boca. Pero entonces, llegó esa plática de Leah y sus amigas a mi mente "Mirenla, no es bonita". Esas simples palabras pudieron conmigo.

Bajé la mirada a mis pulseras y empecé a jugar con ellas al sentir ese nudo en la garganta, ese que dolía y quería escapar con fuerzas.

Mi madre siempre había dicho que era bonita, y yo le creí... Pero, ¿Cómo podía creerle si habían chicas más bonitas que yo? ¿Cómo podía creerle cuando era mi madre? Las madres siempre mienten... ¿No?

- Termin... ¿Qué pasa? - Preguntó Aidan en un tono de confusión. Sin responder nada, desvíe la mirada. - ¿Te sientes mal? - Preguntó al no obtener respuesta. - ¿Quieres que te lleve con la doctora? -

- Aidan... - Susurré su nombre como si doliera.

Me miró con atención y se acercó a mí, esperando a que hablara. Fue entonces que tragué saliva nerviosa, pues tenía miedo de su respuesta.

- Dime. - Murmuró, incitandome a seguir.

- Tú... ¿Crees que soy bonita? - Pregunté sin más rodeos. El silencio nos abundó por completo y mis ansias crecieron en el interior de mi estómago. Los segundos pasaron como una eternidad y decidí huir de ahí. - Yo, ah, tengo que irme. - Murmuré con la voz temblorosa.

Me levanté de la silla y empecé a guardar todas mis cosas con rapidez. Estando a nada de salir, una de sus manos me detuvo enseguida. Me hizo dar media vuelta y me acercó a su cuerpo, haciendo que el refrescante olor a coco inundara mi fosas nasales.

Sus manos subieron con suavidad a mis mejillas y me hizo verlo a los ojos, acción que me hizo sentir nerviosa. Suspiré, y sin darme tiempo a reaccionar, estampó sus labios contra los míos en un suave y delicado beso, en uno que me hizo sentir relajada y tranquila.

A pesar de nunca haber besado, cerré los ojos y me dejé guiar por la calidez de su boca, de esa que se movió con experiencia en la mía.

- ____, eres demasiado hermosa... - Susurró, deslizando su dedo pulgar entre mis labios. Lo miré a los ojos y suspiré, tratando de bajar la mirada, pero no me dejó. Tomó mi mentón entre sus dedos y me hizo verlo a él. - Jamás dudes de la gran belleza que tienes, ¿De acuerdo? - Inquirió, sin apartar la mirada. Asentí lentamente y volvió a besarme, pero está vez con más intensidad.

Mi corazón estalló de alegría en ese instante, y las mariposas de mi estómago revolotearon con una fuerza descomunal, porque ese era mi primer beso, porque Aidan me lo había dado y porque había recibido mi primer halago, después de mi madre...

My first love  | Aidan Gallagher『+16』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora