//🕸♡ 𝐒𝐩𝐮𝐧𝐠𝐞𝐧 [Hᴏʙɪᴇ Bʀᴏᴡɴ]

♡8. sʜᴀᴍᴇʟᴇss

There's just inches in between us
I want you to give in, I want you to give in
There is tension in between us
I just wanna give in
Right now, I'm shameless
Screamin' my lungs out for ya
Not afraid to face it
I need you more than I want to

CAPÍTULO OCHO

Desperté sintiéndome ajena a mi, pero no como me hubiese gustado. Estaba sola en mi amplia cama y eso me hizo pensar en que si lo de anoche solo había sido un producto de la abstinencia que tenía por la diamorfina.

Al abrir los ojos me lleve la sorpresa de no encontrarme a cierto moreno durmiendo muy plácidamente a mi lado, cosa que me generó una pequeña punzada directo en el corazón sintiendo intensas ganas de llorar. Mis piernas adormecidas me conllevaron a pensar en lo que pudo haber ocurrido por la noche pero mis dudas se disiparon al comprobar que aún tenía mis bragas puestas...

Me levanté para huir de a poco de la cama. Al estar de pie me acerqué al espejo para detallarme mejor llevándome la sorpresa de que mi quirúrgico estaba en el suelo arrugado y que sobre mi cuerpo estaba la camiseta blanca que Hobart estaba utilizando anoche, mi ropa íntima continuaba en su lugar a excepción de mi sostén que estaba guindado en un costado del espejo.

Acción que me dio a entender que no había pasado nada más aparte de lo que mi mente recordaba. Conociendo a Hobie, probablemente el me habría quitado lo demás para que durmiese cómoda y sin preocupaciones absteniéndose de "sacar a cenar a pancho".

Mi cuello y clavícula estaban completamente marcados, mi cabello era un nido de pájaros y mis ojos tenían unas horribles ojeras. En el suelo no había absolutamente nada del moreno, no quedaba ni su aroma y eso me preocupo de más. A paso apresurado salí a la cocina esperando como mínimo encontrarlo sentado en mi sala o preparando el desayuno, no había ni rastro de el.

Hobart no estaba allí y sobre la mesa de la sala estaba mi bolso del hospital abierto con las carpetas de informes desacomodadas sobre la mesa comedor. Palidecí, mi latiente corazón resonaba fuertemente en mis oídos y la respiración comenzó a faltarme.

No quería pensar en lo peor pero ya me era inevitable, entre nosotros no existía seguridad y la poca confianza que había pendía de un hilo que era demasiado fácil de romper. Me culpé internamente, había caído de nuevo....

Había cedido a mis impulsos... A mi amor por el.

No.

NO.

NO OTRA VEZ, POR FAVOR NO.

Me imagine miles de escenarios donde volvía a desaparecer y la historia se repetía, donde quedaba sola esperándolo para que al final volviera y jugara conmigo como lo hizo en un pasado. Con la fuerza que me quedaba me acerqué al teléfono que se ubicaba en esa misma mesa llamando al primer número que mi cabeza pudo recordar, un tono y la voz masculina se hizo presente a través del auricular perteneciente al aparato.