Capítulo 15

188 22 6
                                    

14 de febrero de 2016

La rubia sonrió al despertar desnuda junto a Natalia, la que hasta en ese momento era su mejor amiga de la Universidad. Por fin estaba viviendo la vida que siempre había soñado. Aquella noche se había acostado con alguien por primera vez, y no había podido ser más mágico.

Mimi era consciente de que en su pueblo, nada de eso hubiera sido posible. Allí, simplemente se limitaba a ser la bollera de Huétor, etiqueta que se le había otorgado en los primeros años de instituto y que la hizo querer volar lejos para poder ser libre.

La gran ciudad era muy distinta a aquel municipio de apenas diez mil habitantes. Durante los últimos meses, la rubia había podido experimentar con distintas chicas en las múltiples discotecas y fiestas en las que había sido invitado, pero esa noche, había habido algo más que besos.

Natalia le producía algo parecido a un desajuste hormonal, pues se le aceleraba al corazón con solo verla. Con ella, dejaba de ser esa chica extrovertida y charlatana, pues apenas podía articular palabra en frente de ella. A pesar de ello, Mimi no estaba segura de si aquello era amor, capricho o simplemente cachondeo, lo que tenía claro es que aquello no era como lo que había sentido con su amiga de baile, ni con la chica que había conocido en la cafetería hacía unos meses.

- Ey, no te me escapes -Natalia cogió a la rubia de la muñeca, empujándola de nuevo a las sábanas, para así evitar que se terminase de levantar de la cama.

- Buenos días -sonrió la chica algo tímida, mientras se tapaba de nuevo con la sábana, pues no sabía muy bien como actuar, y claramente estaba muy nerviosa.

- Joder, hasta recién despierta estás guapa -comentó la otra al poder ver su cara angelical, sin rastro de maquillaje y con los ojos aún algo hinchados- Eres tremenda -añadió con una ligera risa, a la par que alargaba su brazo, debajo de las sábanas, para alcanzar a rozar su muslo con la mano.

Mimi sonrió al darse cuenta de que su piel se erizaba con aquel simple roce. Aquello no era nada comparado con lo que había sucedido en esa cama unas horas atrás, pero Natalia se dio cuenta de que había sido suficiente para hacerle volver a sentir lo mismo.

- Bueno... -respondió la rubia unos segundos más tardes- ¿Gracias? -se preguntó en un tono claramente dubitativo, dejando en evidencia que aún era bastante patosa en aquello de las relaciones.

- Eres muy fuerte tía -rompió Natalia en una gran carcajada, sin tomar nada de aquello en cuenta, pues en cierto modo, le gustaba la torpeza de Mimi y, sobre todo, le hacía reír.

La mirada que cruzaron ambas en aquel momento, terminó de delatar por completo que no estaban en el mismo punto. En la mirada firme y dulce de Natalia se notaba que estaba realmente enamorada de la chica que tenía en frente. En cambio, la mirada divertida y avergonzada de Mimi expresaba que sus sentimientos no iban más allá de la tontería propia de cualquier encoñamiento adolescente. El problema era que ninguna de las dos era consciente, o quería serlo, de ello.

- Tengo que ir a hacer pis -se excusó la rubia levantándose de la cama y desapareciendo rápidamente de la habitación, pues realmente era lo que tenía pensado hacer cuando la morena la había interrumpido.

Natalia mustió al escuchar aquello, pero obviamente le dejó hacer. Sentía algo de pesar, pues realmente no estaba segura hasta que punto aquello no iba a quedar en una aventura de una noche, pero no quiso darle más vueltas. Sin dudarlo, cerró los ojos y trató de reconstruir en su mente lo que había sucedido esa noche.

- No sabes las ganas que tenía de traerte aquí, rubia -comentó Natalia con una euforia descontrolada, motivada por el alcohol que llevaba encima y la emoción que le producía que por fin aquello fuese a ocurrir.

50% | WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora