Capítulo 29

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Miércoles 29 de septiembre de 2049

- Mamá, ¿aún estás despierta? -se sorprendió Sofía al encontrarse a su madre en la cocina.

Había bajado con la intención de crear un momento de calma y soledad mientras hacía algunas gestiones con su portátil, el cual llevaba debajo de su brazo, pero encontrarse a su madre allí le rompió los esquemas por completo. Eran casi la una de la madrugada, de un día de diario, la rubia no debería haber estado allí, pero el destino hizo que lo estuviera.

- Pues ya lo ves -asintió la mujer mostrándose algo irritada por aquello- Mimi me ha venido a buscar porque tenía sed hace media ahora y ya no he podido pegar ojo -se quejó pensando en el madrugón que le esperaba en apenas unas horas- ¿Y tú? -le preguntó entonces a su hija, encontrando igual de extraña su presencia en la cocina a esas horas.

- Esto... -respondió la rubia dubitativa, sin saber muy bien cuál era la mejor opción, decir la verdad o seguir sosteniendo aquella mentira- Mamá, que me voy -confesó finalmente en un arrebato de valentía, pues era evidente que ya no iba a encontrar otro momento de semejante tranquilidad en su casa en años.

- ¿Te vas? ¿A estas horas? -reaccionó Mimi sin entender nada. De hecho, por no entender, ni siquiera entendió a donde se iba su hija.

- Sí, me voy -asintió la chica siguiendo adelante, pues ya no había opción de echarse para atrás- Me voy a Londres, a estudiar -le aclaró a su madre, aunque ciertamente aquello aún le trajo más confusión.

- ¿A estudiar? -se preguntó esta dejando en evidencia que no esperaba para nada una noticia así.

- Ya, lo sé, no hace falta que te sorprendas. Nunca se me ha dado bien estudiar -aceptó Sofía llevando la conversación precisamente a su mayor inseguridad con aquel tema.

La rubia sabía de sobras que sus madres no tenían ningún problema con aquello de que se fuera a estudiar fuera. Naira lo había hecho a muy pronta edad y Emma llevaba tiempo con aquella idea rondando en su cabeza, pero Sofía creía que con ella iba a ser distinta.

Hacía ya muchos años que la chica se había puesto a sí misma aquella etiqueta de mala estudiante, algo que la había limitado hasta ese preciso instante. Sofía nunca se había visto capaz de realizar unos estudios superiores, por eso ni siquiera lo había intentado, y por ende, creía que nadie iba a confiar en ella con aquello.

- Yo no he dicho esto, Sofía -se defendió Mimi algo molesta por la actitud de su hija, quién últimamente estaba teniendo una actitud bastante desagradable con toda la familia- Podrías entender que esto me pille por sorpresa, ¿o no? Hace ya algunos años que dejaste de estudiar -trató de explicarse- ¿Qué es lo que quieres estudiar? -se interesó, con la clara intención de valorar aquello junto a su hija, pues desde su punto de vista, creía que le estaba pidiendo su opinión.

- Maquillaje -respondió la rubia sin intención de darle más detalles, pues ya se empezaba a arrepentir de haberle dicho nada a su madre.

- ¿Maquillaje? -se preguntó esta sin saber muy bien que responder, aquello era demasiado genérico- Vamos a ver, Sofía, ¿qué es exactamente esto que quieres estudiar? Tú ya sabes maquillar, y lo haces muy bien, ¿es algún tipo de especialización? -trató de resolver aquel entresijo.

- Bueno, es maquillaje de caracterización y efectos especiales, así se llama el maquillaje que usan los actores en las pelis y series -le explicó la chica, ya en una actitud totalmente distinta, al ver que su madre realmente no tenía absolutamente nada en contra de su propuesta- Mira, son estas cosas -comentó mientras le enseñaba unas fotos en su móvil.

Mimi se tomó su tiempo para observar aquello con detenimiento. Algunas de aquellas imágenes le impresionaron y otras la aterraron, pero lo que tuvo claro fue que Sofía iba a ser capaz de lograr aquellos resultados. La mujer siempre había sabido que su hija iba a ser buena en esa disciplina, desde que era muy pequeña.

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