𝑫𝑬𝑺𝑰𝑹𝑬 𝑨𝑵𝑫 𝑻𝑬𝑴𝑷𝑻𝑨𝑻𝑰𝑶𝑵

°→ҼҎأֆoժأo 22

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モριѕ☉dι☉ (22)
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Por la mañana Jimin despertó finalmente, sentía sus párpados demasiado pesados y la cabeza aún doliendo un poco, pero por suerte la fiebre desapareció por completo. Miro a todos lados y a él mismo, traía ropa diferente de la de ayer, una pijama y estaba en su habitación, no recordaba cuando llegaron o qué sucedió después.

Salió de su cama usando ahora unas pantuflas y llego hasta la sala de estar. Nadie se encontraba pero los ruidos de la cocina lo pusieron alerta.

Se dirigió a la cocina.

—Oh Jimin, ya despertaste — Hina le sonrió al verlo.

—¿Hina?

—Llegue como hace una hora, tu tío me pidió que te cuidará hasta que él regresara.

—Oh, entiendo.. — mordió su labio inferior de repente,.se acercó a la silla y descanso sobre ella —. ¿Dónde esta Jungkook?

—Vendra luego, ahora tiene unas cosas que hacer.

—¿Sabes qué pasó anoche?

—Tu tío y Jungkook tuvieron una discusión.

—¿U-una discusión?

—Al parecer Han se enojó mucho por el estado en que llegaste y sumando la preocupación pues.. — suspiro —. Simplemente no se entendieron.

—E-es mi culpa.

—No, claro que no es culpa tuya Jimin — farfulló, dejo el vaso de leche y hot cakes cerca del menor, descanso a su lado y sonrió —. No es tu culpa lo que pasó entre ellos o la discusión que tuvieron.

—Pero..

—No pienses más en eso, ¿sí?

—Uhm.. está bien.

—Bien, ahora quiero que me prometas algo.

Jimin asintió.

—Si vuelves a sentirte mal debes decírmelo a mí, a Jungkook o a quien este contigo en ese momento y no quedarte callado, ¿me lo prometes?

—Sí, te lo prometo.

—De acuerdo, muy bien.

Después de esa pequeña charla y de terminar su desayuno, fueron a la sala de estancia para planear lo que harían en caso si Han y Jungkook volvieran a pelear. Ambos no tenían mucha paciencia y tenían casi el mismo nivel de orgulloso, ninguno cedería ante el otro. Pero por suerte, Jimin y Hina estarían presentes para evitar cualquier tipo de enfrentamiento.

《𝑯𝒐𝒓𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖é𝒔》

Un auto negro se estacionó frente la entrada de la casa de Jimin. Dos hombres tocaron la puerta y está se abrió casi enseguida.

—¿Sejin?

—¿Nos dejarás entrar o no?

—Bien.