ice cream chillin',

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🍭

Han pasado varios días sin que JungKook intentase algo más.

No, no se ha rendido. ¿Cómo van a pensar eso? Jamás. Solo le está dando un poco de tiempo a SeokJin para asimilarlo y hacerse a la idea de que pronto dejará a su novia y estará con JungKook para siempre.

Bueno, si lo dice así suena un poco... mal. Lo hace parecer un poquito hijo de puta, algo que JungKook no es, obviamente. Prefiere pensar que solo le gusta ir por lo que quiere.

Determinado sería la palabra para definirlo, no quita-novios, muchas gracias.

Al pelimorado le entra una tonta risa de emoción cada vez que piensa en su plan. Nunca ha tenido tantas ganas de algo, o a alguien, antes. Y ahora que ha empezado a mover las fichas de su juego, se acerca de poquito a poquito a su objetivo, que es conseguir el amor de SeokJin para él. Ya casi puede saborear la victoria. Ya casi puede saborear la piel de SeokJin en su lengua, mejor dicho. Ah, solo imaginarlo le hace salivar.

Aunque bueno, no realmente, porque aparte de su habitual coqueto —pero sutil, cabe resaltar, por supuesto— revoloteo de pestañas y abrazos no necesarios, no le ha dado más indicios al mayor de que lo quiere separar de su novia, pero esos son detalles.

Hoy seguiría con su plan. Y como la paciencia es una virtud que JungKook practica muy bien, sus movidas serían discretas. Irá de poco a poco hasta que a SeokJin no le quede más opción que follárselo para saciar las tremendas ganas que JungKook hará que sienta por él.

Dios, qué buen plan se le ocurrió. Le dan escalofríos su inteligencia.

Ahora los cuatro —JungKook, NamJoon, TaeHyung y su amorcito— se encuentran en el diner que está en el centro comercial cerca de su universidad. Almuerzan ahí esporádicamente, cuando tienen un poco más de dinero. O, bueno, lo que se considera que un estudiante universitario con un trabajo de paga mínima tenga dinero.

El lugar es bastante bonito visualmente, tiene ese estilo retro de los años cincuenta, con malteadas y una rocola que solo está de adorno. Además, es agradable, ya que a la hora que van, suele estar medianamente vacío, nunca pasa del máximo de cinco personas.

TaeHyung está sentado a su lado y NamJoon está contrario a él, lo que deja a SeokJin frente a JungKook.

Perfecto para su plan.

Ríe diabólicamente en voz baja, emocionado.

—¿Por qué te estás riendo solo? —La voz de NamJoon lo saca de su burbuja. Alza su mirada y ve que lo está mirando extrañado. TaeHyung lo mira con el ceño fruncido desconfiadamente, y SeokJin solo lo mira confundido con su carita preciosa de siempre.

—Es que... me acordé de algo —se excusa.

NamJoon tararea.

—El que ríe solo, de su picardía se acuerda —dice TaeHyung, mirándolo con sospecha.

JungKook hace una mueca antes de reír—. Suenas como mi abuela, hyung —bufa.

SeokJin ríe y JungKook le mira sonriendo.

—Es cierto, mi abuela también lo dice.

JungKook suspira. ¿Ven? Almas gemelas.

—¿Ves, TaeHyung hyung? Deja de decir frases de señora.

SeokJin y JungKook siguen riéndose, y TaeHyung solo pone los ojos en blanco y sigue hablando con NamJoon.

Después de unos cinco minutos, el mesero llega con sus pedidos. Coloca cada uno respectivamente y se retira.

b!tch : jinkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora