Casados

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King

Diane Adele Gant Bailey

Llevaba años sin escuchar el nombre completo de Diane, mientras el oficiante de matrimonio decía en voz alta dios sabe que, en mi mente repetía su nombre completo

Pero al momento de llegar al Bailey sentía mi cuerpo tensarse

— Acepto —dijo mi acompañante con seguridad —.

Yo sonreí, quien diría que todo esto ocurrió por una simple moneda

Aunque ni tan simple, me costó un montón el poder manipular el objeto para que saliera mi lado

¿Hice trampa?, si, ¿me arrepiento?, jamás

— Harlequin Azael Fairy, ¿acepta usted como esposa a la señorita Diane Gant?

Me hice el que dudaba, pero mi respuesta a esa pregunta ya me la sabía y nunca cambiaría

— acepto

— sin más los declaro marido y mujer—nos dijo con una sonrisa el oficiante —. Puede besar a la novia

Diane me di su mano para que la besara, yo me aproveché de esto y la jale hacia mi, la tomé de la cintura y estampe sus labios con los míos

— mía —le dije —. Ahora eres mi esposa

– felicidades joven Fairy, ¿cree que sus hombres podrían dejar ya de apuntarme?

Asentí y di la orden de que bajaran las armas

Estaba casado, y no con cualquier mujer, se trataba de Diane Gant

Una castaña que me llegaba hasta el hombro, pero usando tacones si rozaba mis labios, con caderas bien definidas, labios rosas y carnosos, ojos amatistas que al verlos me perdía en ellos y unas hermosas tetas que estoy seguro de que caben en mis manos y boca

— Esposo mío —me llamó con burla—. ¿Cree usted que ya podríamos ir a casa?

— si es para consagrar nuestro matrimonio si, si es para otra cosa no

La tomé del mentón, a pesar de que le ganó en altura, la maldita tiene un carácter como el mío

— iremos de luna de miel

— ¿qué?, claro que no, esto no entra en mi contrato, ya cumplí con la apuesta, si quiero puedo divorciarme

— dudo que tengas con qué pagarle a un abogado, ahora solo me tienes a mí, ¿y alguien debe pagar tus caprichos no?

Frunció el ceño y volvió su asiento, así me gustan, obedientes

— El vuelo sale a las cinco, hay que irnos si queremos llegar a tiempo

Mi fama de empresario me permitía operar de manera tranquila, nadie sospechaba de que una compañía que ofrece ayuda a los niños sin hogar fuese realmente un imperio donde producíamos a grandes cantidades diferentes tipos de droga

— Linda vista ¿no esposa mía ?

Ella giró los ojos restándole importancia

— ¿té mi amor ?... ¿o quizás agua?

Reí. Por andar de relajosa tape su boca con cinta y amarré sus manos y pies para que no se pudiera mover

— si me disculpas —dije acercándome a su escote y metiendo mi cara en el hueco que había entre sus dos senos —. Dormiré un rato

La hija del señor GantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora