Habitación compartida

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Diane

El enorme portón de la mansión de King fue abierto en dos apenas el auto blindado que él había mandado por mí se acercó, se detuvo en un garaje donde habían cientos de carros lujosos

Baje del auto y lo primero que vi fue al castaño sonriéndome con arrogancia, estaba de brazos cruzados con un elegante traje color negro puesto, mordí mi labio inferior

— Pensé que tendría que rogarte para que vinieras a vivir conmigo ... siendo honesto no pensé que me lo pedirías

Baje la mirada, mi cuerpo se tensó por completo cuando me tomó del rostro con su mano, y acarició con las yemas de sus dedos mi mejilla

— me quito todo —fue lo primero que dije —. No tengo nada ..... ni siquiera ropa

El me sonrió, e hizo algo que jamás pensé que fuese a hacer, me abrazó con fuerza y ya en sus brazos me derrumbe, comencé a llorar como una niña pequeña

— él era lo único que yo tenía.... Pero ahora me odia

— el no te odia—dijo King besando mi frente —. Es el enojo el que le hizo decir esas cosas, después de todo se trata de mi persona la que estuvo contigo en esa foto

— pero miren a quien tenemos aquí —comentó con alegría Helbram —. Esto hay que celebrarlo

Al verme secar mis lágrimas se calló, King le dedicó una mirada extraña que hizo que el peli verde se fuese por el mismo lugar por el que apareció

— Todo lo tuyo es mío Diane —dijo sacando su billetera, me la dio —. Compra lo que necesites, mis hombres irán contigo, aunque ya no formes parte de la mafia estadounidense sigues siendo la hija de tu padre y habrán cientos de imbeciles detrás de ti queriéndote hacer daño

— ¿por qué eres tan bueno conmigo?

Se quedó callado, yo sonreí y bese su mejilla, luego de eso me volví a subir al auto, hay que ir de compras









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— ¿cuál va a hacer mi habitación? —pregunté entusiasmada—.

King abrió la puerta de una, apenas entre me di cuenta que está ya estaba habitada, tenia las repisas con algunos objetos, y el lugar donde se colocaba la ropa sucia tenía prendas

— nuestra habitación —dijo el castaño—.

— no, no —repetí yo —. No puedo dormir aquí, donde de seguro te has follado a cientos de mujeres

— esta habitación está limpia Diane, aquí solo he dormido yo

— ¿y piensas que te voy a creer?

— tu decides hermosa, aquí, o en la calle, recuerda que no tienes muchas opciones, princesa

¿Dormir con King o dormir en la calle?, ¿cuál de las dos es peor?

— a-acepto pero tienes prohibido acercarte a mi

— lo que órdenes princesa

La hija del señor GantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora