La hija del señor Gant

Los Fairy Reunidos

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King

Paimon abrió la puerta de un patazo, asomé mi cabeza junto a los demás, los imbeciles se habían ido, pero el rastreador de Diane me indicaba que ella estaba aquí

Entramos todos y buscamos, no nos tardó mucho tiempo deducir que el lugar estaba vacío, un durazno cayó por mi pies y cerca de Paimon

Quien palideció de inmediato

— ¡atrás! —gritó con fuerza –. ¡Atrás!

Me empujó lejos, y cubrió con su cuerpo el mío, tape mis oídos quedando de igual manera aturdido por el sonido y vibraciones de la granada

El lugar se hizo trizas y quedó de él un osito de peluche con el rastreador de Diane pegado en su cuerpo con cinta, lleno de sangre

– ¡joder!—maldije—.

Me acerqué con cuidado al juguete y saqué de él un pequeño papel que tenía en una de sus orejitas

Querido sobrino, no sé tú, pero ese hotel era bastante pequeño, así que nos fuimos a otro lugar, te esperamos allí, ven solo

— ¿qué dice ? —preguntó con curiosidad, al verme bajar la mirada y no responder bufó—. Está bien... ve, pero si no vuelves me enojaré

— si no vuelvo .... Asegúrate de que el dinero le llegue a ella... y también a Helbram

Paimon asintió y me hizo una señal de despedida

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Llegué a las coordenadas en el auto de Paimon, me bajé con cuidado, cerrando la puerta despacio para que el ruido de esta no alertara a nadie, a medida que avanzaba manchaba mi ropa por el lodo y charcos de agua que había alrededor

Este lugar era una de las cientas de granjas que tenía mi madre, pero esta en particular era su favorita, tragué hondo cuando vi el agujero de dos disparos en una de las cercas de los caballos

Me detuve por unos segundos frente a otro de los corrales de los caballos, este tenía cuatro disparos

No había visitado este lugar, no desde que supe que aquí los mataron a ellos

A mamá y a papá

— Y al final, uno siempre vuelve donde fue feliz —me dijo Gloxinia parado justo en el centro del granero —.  Los Fairy reunidos —dijo con alegría —. O lo que quedan de ellos

— déjate de juegos, ¿dónde está?

— me recuerdas a la zorra de tú madre, impaciente

Lo apunté y él a mi, escuché los forcejeos de Diane desde la parte de atrás del granero, y temí lo peor

— ella tiene un coño muy bonito —me dijo –. Ya entiendo porque te tiene así de tonto

– maldito imbecil —le dispare sin dudarlo—. Escorias como tú no merecen vivir

Gloxinia cayó de rodillas con un agujero en la frente debido al impacto de bala, me sonrió para luego dejar su cuerpo caer al piso cubriéndose de sangre

Me acerqué a él y le quité el antiguo collar de papá, él no forcejeó ni nada, no intentó matarme ni mucho menos herirme, pero él lastimó a Diane cosa que bastaba para asesinarlo

Fui hasta la parte de atrás del granero, encontré a Diane tumbada en el piso, atada de pies a cabeza, alrededor de pilas de heno y elementos de limpieza

— King —balbuceó apenas destape su boca —. King ...

— estoy aquí amor, vine por ti

— eres un tonto

— tu igual... ellos no te tocaron ¿verdad?

Negó enseguida, busqué sus labios pero antes de que tuvieran contacto tres disparos fueron directos hacia nosotros, cubrí a Diane con mi cuerpo, recibiendo los disparos, jadeé de dolor y la abracé más fuerte

Tenía un chaleco, pero una de ellas si me había dado, quizás más de una

— ¡Diane es mía! —gritó Ethan–. ¡Ella y yo nos iremos de aquí, y jugaremos po.

Abracé a Diane aún más fuerte, porque una ráfaga de balas azoto el lugar

Podía escuchar como su respiración se aceleraba y su pecho subía y bajaba intentando calmarse

— Está todo bien —dije acariciando su mejilla–. Yo estoy contigo ... Jamás dejaría que nada te pase

La risa de Connor y Paimon me tranquilizó, ambos hombres estaban sonrientes, con las manos llenas de sangre al igual que las botas

— Como en los viejos tiempos —dijo mi suegro —. Había olvidado como se sentía esto, siento la adrenalina correr por todo mi cuerpo

Diane me ayudó a ponerme de pie, y apenas estuvimos cerca de ellos golpee el brazo de Paimon

— imbecil, te dije que podía solo

— amigo mío, jamás le pidas a un narco que se quede quieto

— mi pequeña —Connor besó la frente de su hija que aún me sostenía, el dolor se esparcía por todo mi cuerpo —.

— ¡Harlequin!

Mi cuerpo perdió las fuerzas y caí adolorido al suelo, de inmediato abrieron mi camisa y sacaron mi chaleco

Al ver sus caras supe que no era nada bueno

—¿cuántas son? —pregunté sin recibir respuesta —. ¡Joder!... ¡¿cuántas son?!

— cuatro —me contestó Paimon —. Sostén aquí, haz presión —le pidió a Connor mientras iba corriendo hacia sus hombres —.

— King ... —me llamó Diane con los ojitos llorosos —.

— voy a estar bien.... He sobrevivido a peores cosas

Acarició mi rostro con cariño, cerré mis ojos al sentir sus suaves dedos tocándome

— te amo princesa Diane .....

— eres un imbecil total

— estoy apunto de morir, dime que también me amas joder....

Ella sonrió

— también te amo tonto

— Connor sabe la verdad —dije mirando a mí suegro quien miraba con enojo la escena —. Sabe que yo jamás te haría daño a ti

Cerré mis ojos de nuevo, esta vez me costó volver a abrirlos

— eres muy hermosa .... Mucho

— King....

— manipular ese maldito juego de la moneda valió la pena —le dije a su padre —. ¿Sabes porque? —él negó con la cabeza—.  porque estoy casado con tu pequeña hija

Diane me abrazó con fuerza mientras lloraba

— Y apenas me recuperé de esta te haré abuelo ... ¿me oíste?, Connor Gant, el papá de tus nietos seré yo

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