Paimon

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Diane

Mi corazón latía con rapidez, mis pulmones estaban sufriendo, me había olvidado como respirar y perdía poco a poco el conocimiento, Merlin estaba a mi lado llena de sangre mientras me pedía que respirara con ella y contara

— vamos Di, tú puedes, respira conmigo, tú puedes, inhala, exhala

Golpee mi vientre varias veces con el mango de la pistola, y me recuperé en segundos

— Hay que irnos —me informó aquel sujeto de antes, que había llegado aquí segundos antes de que comenzara el tiroteo —. Si llegas a morir Fairy y tu padre mataron a todos

Asentí, con ayuda de Merlin moví la cama dejando al descubierto un túnel secreto que había debajo de ella, primero entró mi mejor amiga, luego yo, el chico y un par de hombres que pusieron la cama en su lugar

— Logramos salir con éxito señor —le dijo por medio de un walkie a King —. ¿Alaska?.... ¿No cree que eso está demasiado lejos?..... ya veo.... Allí estaremos

Merlin me abrazo y yo a ella igual, papá siempre me había dejado fuera de esto, le pedía a sus hombres que entrenaran en otro lugar porque no quería que yo escuchara los disparos, y ahora estaba asustada

— King tenía sus sospechas —me dijo con calma el hombre —. Sabía que Kast iría detrás de ti... me mandó a ver si tenía razón, quien lo diría, después de todo no está tan loco

— Paimon —dijo alguien con preocupación desde el walkie. ¿Estás bien?

— aquí Paimon, misión completada

El mundo en el que estaba ya no era tan perfecto como creía, me arrepentí de nunca a ver aprendido a disparar un arma, ni cómo defenderme, papá siempre me tenía en una jaula de cristal que no se podía romper, me protegía

— Señoritas —nos invitó a pasar Paimon abriendo la puerta de un avión privado —. Próximo destino Seward, Alaska



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Durante el viaje admiraba por la ventana el paisaje, aquello me había calmado los nervios y sentía mi cuerpo en calma

Mis piernas temblaron un poco apenas toque tierra firme, antes de siquiera poder decir algo King me abrazó con fuerza, pegó su cuerpo con el mío sin importar que los demás nos viesen, y me susurró un par de cosas en su idioma natal

— Perdóname Di —me pidió con tristeza, con sus ojitos mirando a los míos —. Todo esto es mi culpa

— estoy bien —dije escondiendo mi cabeza en su pecho—. Y eso es lo único que importa

Me tomó de la mano y me guió hasta dentro de la nueva casa, era una cabaña de dos pisos, con un jacuzzi afuera, espacio para hacer fogata y asados

— ¿te ayudo? —preguntó acercándose a mi, asentí, y él quitó con delicadeza mi suéter—. Mierda....

Tenía varios moretones como resultado de caídas y golpes que me di en medio del escape

— ¿me ayudas a darme un baño?

King asintió sacándose el también su camisa

— Pero primero debo decirle a una doctora que venga a verte

— Eso después... ahora solo quiero estar contigo




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La hija del señor GantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora