Las fiestas por fin comenzaban, las luces navideñas se prendían desde principios de noviembre para darle la bienvenida a lo que por muchos es conocida como la mejor época del año, el día de acción de gracias tendría lugar en dos semanas y los preparativos para dicha celebración ponían de cabeza a la mayoría del pueblo.
Sin embargo la familia Collins era la excepción, una de las pocas en todo Silver Falls que no celebraban dicha fecha tan acogedora, desde la muerte de Richard, el padre de las chicas, el espíritu navideño se escondió en un lugar muy lejano, esperando algún día ser encontrado y restaurado, sin embargo eso jamás pasó.
Aun así las chicas encontraban formas de pasar el rato, Erin siempre aprovechaba para terminar sus deberes y empeñar más tiempo en sus prácticas de atletismo, mientras que Harley se resguardaba en el estudio de baile y tras cada una de sus películas favoritas.
Sin embargo estos últimos días nada de eso había sido posible, la pelinegra tenía muchísimas cosas en las cuales pensar, cada una de estas le generaba más náuseas que la anterior.
Por ejemplo lo que le había comentado en casa de Grace el otro día acerca de su novio y la manera en la que este podría estar viéndola no era algo que pudiera pasar del todo desapercibido.
Si bien el pelirrojo no se había pasado de la raya y de vez en cuando la trataba realmente bien, siempre mantenía al ras de esta, para Harley su relación se podría asociar a cruzar una cuerda floja, constantemente se balanceaba, esperando caer desde lo más alto, aun así su deseo por llegar al final de esta era muchísimo mayor.
Aun así, todos los días Harley se levantaba de la cama y se obligaba a sí misma a forzar su mejor sonrisa, después de todo lo único que debería importarle es lo que pudieran llegar a ver a través de ella, ella quería que vieran una chica fuerte y dominante, no a una niña vulnerable y asustada que cada día se preguntaba si en realidad el siguiente sería mejor que el anterior.
Se vistió agarrando las prendas que pudieran cubrir mejor su cuerpo, esperando que le favorecieran para así lograr una imagen medianamente decente y luego bajar a desayunar.
— ¿Y esa ropa? — preguntó su madre, quien sorprendentemente se encontraba en casa todavía.
— ¿Qué tiene?
— Nunca te vistes así, siempre usas faldas o algún top, incluso si estamos a ocho grados.
— Es que en realidad hace frío — mintió.
— Si tú lo dices — respondió si madre — aun así si quieres mi opinión...
— No, en realidad no. — se precipitó a decir la pelinegra saliendo de aquel lugar.
Tomo su bicicleta y empezó a pedalear hacia la escuela, Erin no la había llevado por que tenía que llegar un poco más temprano.
Sabía que era dura con su madre, sin embargo en situaciones como estas mo son necesarias las opiniones, lo único que se necesita es apoyo incondicional, el cual su madre nunca le brindo.
Cuando llegó a la preparatoria logro distinguir a Nathan entre todos los alumnos que iban y venían a través de los pasillos.
— ¿Cómo estás? — preguntó el.
— Podría estar peor — contestó ella con total sinceridad.
— ¿Qué sucede? — interrogó el chico —¿tiene que ver con Daniel?
— ¿Tan obvio es?
— Tal vez... sólo un poco — dijo este intentado mentir — un poco mucho.
— Quisiera poder soltarlo.
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𝐃𝐀𝐘𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓 • 𝐀𝐥𝐞𝐱 𝐖𝐚𝐥𝐭𝐞𝐫
Literatura Feminina"ⁱ ᵒⁿᶜᵉ ᵇᵉˡⁱᵉᵛᵉᵈ ˡᵒᵛᵉ ʷᵒᵘˡᵈ ᵇᵉ ᵇᵘʳⁿⁱⁿᵍ ʳᵉᵈ, ᵇᵘᵗ ⁱᵗ'ˢ ᵍᵒˡᵈᵉⁿ... ˡⁱᵏᵉ ᵈᵃʸˡⁱᵍʰᵗ"