Era tanto mi amor que no hacía falta que me escribieras cartas con tal de que aceptaras las mías
Era tanto mi cariño que no me importaba que no pudieras mirarme como hacías
Era tanto mi capricho que ignoraba el dulce anhelo de un compañero leal
Era tanto mi amor que te deje libre para que volaras a nuevos prados
Era tanto mi cariño que mi júbilo era real cuando te vi en la mano de alguien más
Era tanto mi capricho que hasta hoy sigo esperando tus cartas