VIII

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La mañana en el palacio Jeon era inusualmente silenciosa. Es decir, sí, el palacio Jeon no era precisamente una fiesta todos los días pero esa mañana ni siquiera los sirvientes vagaban por los pasillos. El guardia Seojoon no se encontraba por ningún lado y los cocineros sólo habían recibido dos órdenes: Desayuno completo para los Señores Jeon y un par de panecillos de miel y leche para la habitación del joven Kim.

La tarde pasó exactamente igual, nadie sabía dónde estaban los habitantes de ese lugar y los sirvientes incluso temían que hubiese algún problema entre alguno de los señores y su invitado de honor, otra vez, y es que todos en ese sitio se enteraron de los últimos acontecimientos. No sería de extrañarse que una vez más pasara algo caótico, últimamente los días no eran tan pacíficos como antes. Las horas pasaron sin saber exactamente qué esperar y cuando los Señores Jeon abandonaron el palacio con ropas de fiesta la servidumbre pudo respirar tranquila sabiendo que ninguno recibiría un castigo por el malhumor de su líder. O eso pensaron pues no pasaron ni cinco minutos de su partida cuando Seojoon al fin apareció en un carruaje con Yoongi, el chambelán del jovén Kim. Unos minutos después del palacio salió Jimin,  traía puesto un precioso vestido de satín azul y el mismísimo joven Kim Taehyung usando un vestido de corte recto en color verde grisáceo. Al parecer todos estaban de fiesta.

Todos, menos los señores Jeon, pues no habían desaprovechado el camino. Lo que comenzó como una pequeña discusión por lo huraña que se sentía la señora Jeon al dejar el palacio, terminó en gritos y gruñidos dentro del carruaje.

Todavía faltaba un buen tramo y los señores Jeon no podían ni mirarse ni se diga de invadir un poco, accidentalmente, el espacio del otro. La paciencia de Jungkook era limitada y aunque el humor de Haneul nunca fue el mejor, el líder siempre había sido muy tolerante con ella y sus rabietas, pero ahora era tan diferente, su misma presencia le molestaba y eso se lo atribuía a cierto omega que prefería ignorar, por eso todo el tiempo estaba a la defensiva. Le aterraba que su encuentro con Kim Taehyung alterara las cosas con su esposa, a quien parecía que cada día que pasaba, dejaba de reconocer como su omega y quizá todo estaría bien si las discusiones ocurrieran dentro de su habitación, pero para este punto, estaban involucrando a todos en el palacio.

-Da la vuelta, Yonbok. -Ordenó la mujer. - Regresemos.

-Ni hablar, es la cena de compromiso de mi mejor amigo. -Respondió Jungkook.

-¿De verdad vas a hacerme esto? -preguntó la mujer indignada. -¿No tuviste todo este camino para reflexionar que es mala idea ir? ¿No te importa como me siento?

-La manada del Este ha sido muy buena con nosotros ahora que nuestra cosecha no fue tan buena, sería una grosería faltar al compromiso de su líder. -Le recordó Jungkook acariciando el puente de su nariz con fastidio.

-Grosería lo que hizo ese omega. -Espetó Haneul. -Estar preñado mientras sabe que yo no puedo concebir. Regodeándose de su embarazo, burlándose a mis espaldas.

-¡Es Seokjin! -exclamó Jungkook perdiendo completamente la paciencia. -¿Te volviste loca? ¡Seokjin sigue siendo leal a ti y tú hablas de esa manera de él! Él nunca haría eso.

-¿Ahora lo defiendes? ¡Claro! Defiendes a todos los omegas del palacio, menos a mí. -Gruñó Haneul. -¡Regrésate, Yonbok! -gritó.

-Vamos a la cena y te callas, Haneul. -Finalizó el alfa de forma amenazante, la mirada que le dio a su chofer bastó para que el pelinegro no volviese a voltear para buscar respuesta en los rostros de sus jefes. La mujer se cruzó de brazos y como pudo, le dio la espalda a su esposo, éste se giró del otro lado para no tener que verla tampoco y mantuvo la vista en el camino. Maldecía el día en que Kim Taehyung llegó al palacio porque ese día se había acabado el buen humor y el carisma que lo caracterizaba.

Wildest Dreams  [Omegaverse KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora