XI

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Mientras los sirvientes ayudaban a Hae-Soo a instalarse, con la excusa de que el líder estaba atendiendo asuntos importantes de la manada; un omega caminaba ansioso y nervioso por la cocina, se había arreglado lo más que pudo y llevaba uno de sus mejores vestidos para recibir a cierto alfa que regresaba del Norte. Y siendo sinceros, Jimin no sabía qué esperar al volver a ver a Yoongi luego de tantos días lejos, pero su corazón latía con prisa, ansiando el momento de  verlo a los ojos y percibir ese encantador aroma a mandarinas.

Casi como por arte de magia, la cocina se llenó de ese aroma cítrico que el omega reconocería en cualquier lado. - Volviste con bien. -dijo Jimin con una sonrisa a Yoongi. - Me alegra mucho que estés de regreso.

Yoongi lo saludó con una pequeña reverencia, sus manos detrás de su espalda y el corazón latiendo muy fuerte. Había pasado muchos días lejos y volver a percibir ese dulce y encantador aroma a duraznos se sintió como una caricia. -A mí también me alegra.- contestó con una pequeña sonrisa. -Se suponía que volvería antes pero hubo una tormenta en el Norte que nos impidió viajar cuando lo teníamos previsto.- contó con tranquilidad. -La nieve es imprevisible.

La sorpresa en el rostro de Jimin fue grande. ¡Con lo mucho que quería ver nevar! La presencia de Yoongi lo tenía nervioso, no eran nervios como cuando uno está en peligro, era otra sensación: Jimin luchando contra su cuerpo para no correr a abrazar al alfa a quién había extrañado tanto esos días, por eso decidió abrir la boca para seguir platicando de lo que fuera. -Ojalá un día pueda ver una tormenta de nieve con mis propios ojos. -comentó con ilusión. -Cuéntame, ¿Cómo es una? -preguntó para darle la espalda al alfa y preparar un poco de té para ambos, así mantenía las manos ocupadas.

-Es muy fría y ruidosa, podría parecer muy mala pero una vez que te acostumbras es hermosa.- admitió. -El cielo se oscurece y el viento sopla con tanta fuerza que puedes escuchar como los árboles y las ventanas rechinan, pero la nieve parece brillar, como si quisiera compensar la luz de los astros y es en ese momento cuando nuestras flores crecen más bellas que nunca... Jimin.- el alfa se acercó con cautela sólo un poco. -No puedo llevarte al norte ni traer a la nieve aquí, pero desde que te conocí he querido que veas al menos una parte del lugar del que vengo, creo que así me conoces mejor a mí, así que te traje esto.- Yoongi sacó de detrás de él un ramo de flores, no era demasiado grande porque las flores no lo eran pero estaban preciosas, de tallos verdes y centro dorado pero sus hojas parecían hechas de cristal, eran transparentes, esas eran las flores de nieve de las que tanto habló.

Jimin se giró despacio para encarar a Yoongi con el corazón latiéndole violentamente, sólo para confirmar lo que sospechaba: Le había traído un ramo de flores de nieve.

Sí mi suposición es correcta y un alfa del norte te invitó a verlas debes sentirte especial, no se invita a cualquier forastero. Y si te regala alguna, ve considerando el compromiso.

Las palabras del joven Kim se repetían en su cabeza y el omega no supo qué hacer con sus manos. Así que las entrelazó para rehusarse a tomar el ramo que le ofrecía Yoongi y éste bajó la mirada con pena. Jimin había servido a los señores Jeon desde que tenía memoria, su historia de vida no era tan trágica como se pudiera creer de un omega tan hermoso siendo sirviente en un palacio, sólo era lo que le había tocado. Cuando Jimin era un bebé, sus padres murieron en un accidente, dejando al pequeño a cargo de su abuela, quien era nana del mismísimo Jungkook. La familia Jeon acogió a Jimin como un hijo más, le dieron educación, ropa y un techo, pero Jimin era más apegado al deber de servir, como su abuela, al morir la mujer, un par de meses después de que Jungkook anunciara su compromiso, Jimin decidió tomar su lugar cuidando de Haneul, así sentía que estaba cerca de ella cumpliendo con su trabajo, Jungkook no se opuso, pues Jimin insistió.

Wildest Dreams  [Omegaverse KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora