La habitación sagrada de Brunhilde se hallaba alumbrada escuetamente por dos velas de llamas azules que estaban frente a las imágenes de Mata Hari y Barbanegra. Ahora, una nueva vela se encendida debajo de la imagen de Cleopatra.
La valquiria contempló con pesar su monumento a los caídos en este torneo y dejo escapar un leve gemido de tristeza, pero rápidamente recuperó su habitual temple robusto.
En ese momento, la pequeña Göll entraba a la estancia con su rostro compungido.
—H...hermana, ...Cleopatra ha...
—Murió como una de las más grandes mujeres de la historia, y no la deshonraremos con nuestro llanto banal.
Göll arrugó su rostro para tratar de contener sus lágrimas lográndolo con cierta dificultad.
—Dime... ¿Juana está bien?
—La doctora Nightingale dijo que aún seguía en peligro, pero sus runas la estaban empezando a estabilizarla poco a poco y la negrura de su piel estaba retrocediendo lentamente.
—Ya veo, no esperaba menos de ambas.
Göll titubeo un poco y luego habló.
—Hermana ¿de verdad crees que podamos ganar?
Brunhilde escrutó el rostro de su hermana con serenidad.
—Si no lo creyera, no pondría en peligro innecesario a mis Vernichter.
—Estos últimos oponentes han utilizado poderes oscuros que ningún dios ha visto antes. —replicó Göll con angustia. —Temo por nuestra propia integridad ahora.
—Admito que estos poderes me han traído algo de inquietud. Pero los tres humanos restantes no son cualquier cosa ¿lo recuerdas?
La pequeña Valquiria observó la pared en donde estaban los tres peleadores restantes: El mago Merlín, Erik el Rojo y Espartaco.
—Zeus jamás lo admitirá abiertamente, pero él se opuso enérgicamente a que estos tres participaran en el torneo del Ragnarok pasado. El vejete alegó una serie de tecnicismos baratos y sin sentido, pero yo supe el verdadero motivo. Tenía miedo de que estos tres aseguraran una victoria contra los dioses cada uno.
Göll abrió grandemente sus ojos en señal de sorpresa.
—¡¿QUE?!
—En efecto mi querida Göll, estos tres son mis cartas ganadoras. Venga quien venga, mis estrellas no caerán.
—¡Esplendido! —dijo Mefistófeles entre aplausos mientras se materializaba en la habitación por medio de un humo negro. —Siempre logras emocionar mi inexistente corazón, querida.
La valquiria fulminó al demonio con la mirada, increpándole su irrupción en la habitación.
—¡Te he dicho un millón de veces que no te metas a mi habitación!
—P...pero si la puerta estaba abierta querida —mintió el demonio mientras esquivaba sin problemas una estocada de Brunhilde. —¿así me agradeces el haber venido a advertirte?
—¿De qué rayos hablas? —preguntó la esbelta valquiria mientras apaciguaba su endeble ataque.
—Tu confianza en tus humanos es admirable, casi me conmueves a mí. Sin embargo, olvidas algo importante.
Brunhilde arqueó una ceja.
—Si tienes algo que decir, ¡DILO AHORA!
—Los tres titanes que faltan son los más peligrosos de la Titanomaquia. —dijo mientras materializaba tres imágenes antropomórficas en el aire — Tenemos al padre de los dioses, Cronos; el misterioso titán oscuro que desarrolló un poder extraño que desconocemos, Astreo; y finalmente, el asesino de dioses nórdicos, Ymir...las cosas no pintan bien para tus humanos.
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Record of Ragnarok : TITANOMAQUIA
ActionCien años después del torneo del Ragnarok, los titanes escapan del Tártaro. Ahora Brunhilde es convocada nuevamente para que reúna un equipo de nueve humanos para que se enfrenten a una amenaza mayor que los dioses.