—¡Vaya, debo admitir que tu elección es interesante cuanto menos! —dijo Zeus mientras rascaba su mentón.
—Ahí tienes tu lista, Mef, ¿ahora qué? —preguntó la Valquiria en tono severo.
—Ahora viene la parte divertida—contestó el demonio—Ver quien de todos los aquí presentes bendecirá a los humanos con un Rüstung.
Una ola de murmuras de descontento se propagó entre el público divino, y Göll arrugó su cara en señal de desconcierto tras escuchar aquella extraña palabra.
—¿Qué es eso?
—Es un arma fabricada por los dioses para ser usada por los humanos—explicó Brunhilde con seriedad—Hace miles de años que no hacen una.
—¿Ya habían hecho una? —preguntó Göll sorprendida.
—Si, la legendaria espada Excalibur blandida por Arthur Pendragon. El último gran Rüstung otorgado a la humanidad.
—Los humanos tienden a perder la cabeza cada vez que tienen un Rüstung en su posesión ¿estás segura de esto, Valquiria? —preguntó Zeus con un dejo de burla en su voz.
—Mis Vernichter tienen la madurez necesaria para no dejarse seducir por el poder de esas armas—replicó Brunhilde con seguridad—Así que sí, estoy segura.
—¡Maravilloso! —intervino Mefistófeles con energía—Yo seré el primero en dar mi bendición a uno de tus Vernichter. Elijo a este. —añadió rápidamente mientras señalaba un nombre de los nueves humanos en la lista.
—Supuse que lo elegirías a él—dijo Brunhilde tras la elección del demonio.
—Bien ¿Quién es el siguiente? —preguntó el demonio con la emoción de un niño, pero los dioses se mostraban reacios a otorgar su bendición a un grupo de humanos.
—Tenemos un público difícil—dijo Zeus con una carcajada—Supongo que yo seré el siguiente en elegir. Veamos...—Tras un momento de inspeccionar el nombre de los ocho humanos restantes, la mirada vacía de Zeus se posó en un solo nombre.
—Si, ya te recuerdo muchacho...Elijo a este—anunció mientras apuntaba con su dedo índice un nombre de la lista.
—Era de esperarse—replicó Brunhilde tras comprobar la elección del padre del cosmos.
—¡Vamos aún quedan siete más! —anuncio Mefistófeles como si fuera un vendedor ofertando un producto milagroso, y tras un largo momento de silencio, una diosa hermosa de frondosa cabellera roja como el fuego, y vestida con un magnífico traje de seda dorada, se puso de pie y camino hacia la proyección de Brunhilde con autoridad.
—Terminemos con esta farsa de una vez, elijo a este hombre.
Todos los dioses presentes quedaron atónitos al ver la acción de aquella diosa, sobre todo las valquirias, e incluso, el mismo Mefistófeles.
—¡N...no lo puedo creer! —gritó Göll mientras abría sus ojos como platos de la sorpresa—¡¿La gran diosa Hera bendijo a un humano?!
—¡E...esto no me lo esperaba! —admitió Brunhilde mientras sudaba de la impresión.
—¡Cariño! ¡Gracias por tu...! —empezaba a decir Zeus con un empalagoso gesto de afecto, cuando la diosa Hera lo paró en seco con un potente puñetazo envuelto en llamas doradas directo en la cara.
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Record of Ragnarok : TITANOMAQUIA
AcciónCien años después del torneo del Ragnarok, los titanes escapan del Tártaro. Ahora Brunhilde es convocada nuevamente para que reúna un equipo de nueve humanos para que se enfrenten a una amenaza mayor que los dioses.