EP 21: Amor de madre

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Los murmullos recorrían los tribunales de los humanos en el Valhalla, algunos de admiración y otros, de rechazo puro.

—¿la campesina se hace llamar así misma, Valquiria? —preguntó el rey Carlos VII de Francia con sorna.

—¡Pero que chica tan vulgar! —convinieron otros miembros de la corte real francesa, y rápidamente las burlas comenzaron a llenar los palcos de los humanos.

—¡SILENCIO! —gritó Brunhilde con voz de trueno que hizo temblar a los humanos presentes con temor.

—¡Ella tiene más nobleza y más valor en un solo dedo, que todos ustedes incluyendo su maldita y asquerosa estirpe a través de los siglos! ¡Si vuelvo a escuchar una tan sola palabra más, yo personalmente los enviare al inframundo!

Incluso los dioses comenzaron a sudar tras aquel exabrupto de la Valquiria mayor, y los humanos prácticamente quedaron petrificados quedando silenciados en el acto.

—Tal parece que ese es un tema sensible —dijo Zeus mientras miraba de reojo a la enfada Brunhilde, la cual se hallaba analizando seriamente la imagen de Juana de arco en las pantallas del coliseo.

Desde que la francesa puso un pie en aquella montaña, inmediatamente se abalanzó sobre la titánide sin mediar palabra alguna, pero esta, había bloqueado todos y cada uno de sus ataques sin siquiera verla directamente lo que provocaba la irritación de Juana.

Cada vez que intentaba un ataque aéreo, el collar de ramas secas que llevaba Rea sobre su cuello, cobraba vida y lo repelía sin problemas; y cuando probaba suerte por la parte inferior, unas piedras macizas brotaban para bloquear la ofensiva.

Sin embargo, lo que más llamaba la atención de Juana era que Rea, tenía la mirada perdida. Era obvio que la titánide se defendía de forma automática, prácticamente de manera inconsciente.

—¿Qué pasa, criatura? ¿tienes miedo de atacarme? —dijo Juana en un intento de generar una apertura en su oponente, pero Rea ignoró completamente aquella muestra de provocación. La mujer gigante en cambio, volteó su vista hacia unos pájaros que estaban cantando sobre un árbol cercano y se dirigió a ellos con suma tranquilidad.

Juana apenas daba crédito a sus ojos, ya que su oponente no parecía estar interesada en luchar en lo más mínimo.

La titánide sostuvo con suavidad a los pájaros en su mano y ladeó su cabeza para escuchar mejor su canto.

—Ya veo —dijo Rea con tono suave y gentil —Los humanos no han sido buenos con ustedes...¿En serio?...¡¿QUE HAN HECHO QUE?!

La valquiria miraba con estopor como la titánide parecía estar enfrascada en una profunda charla con aquellos pájaros, y pensó por un momento en atacarlos para ganarse la atención de Rea, pero ella era incapaz de tomar vidas inocentes como los humanos de su estirpe y desechó la idea en el acto.

De pronto sus pensamientos se vieron obstruidos cuando escuchó como los pajaritos habían sido aplastados por la mano de la titánide.

¿Qué crees que haces? —preguntó Rea con un espantoso tono gutural.

—¿D...de que rayos hablas? —inquirió Juana mientras adoptaba una posición de defensa.

¡Tu misión es acabar con toda la vida en este plano! —gritó la titánide con furia mientras giraba su cabeza en dirección hacia Juana —¡Empezando por esta mujerzuela! —tras haber dicho esto, Rea saltó causando un terremoto devastador que provocó la caída de árboles, y el partimiento del suelo donde estaban.

Juana saltaba ágilmente sobre las rocas para evitar ser alcanzada por el temblor, y mientras lo hacía, pudo ver brevemente la mirada maligna de su contrincante. La frente de Rea se había tornado negruzca, con textura agrietada y reseca como si estuviera hecha de carbón; la esclerótica de sus ojos se había tornado en un rojo suave que combinaba con la pupila completamente blanca y con venas rojas visibles.

Record of Ragnarok : TITANOMAQUIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora