La algarabía del pueblo israelita fue tan inconmensurable, que muchos comenzaron a realizar cánticos de alabanza a su Dios. Las Valquirias por su parte, estallaron en llantos de alegría puesto que esta victoria, las acercaba más para su reencuentro con sus hermanas fallecidas.
Un inmaculado portal circular se hizo presente en la cima del Everest para que Sansón pudiera retornar al Valhalla, pero en el momento que el Israelita se disponía a atravesarlo, una voz gutural agonizante lo detuvo en seco.
—M...Mata a Zeus—dijo Atlas con la mirada clavada en el cielo, y aun con la sonrisa macabra marcada en su rostro, al mismo tiempo que su cuerpo comenzaba a desintegrarse.
—¿Qué estás diciendo?
—M...Mata a Zeus...Matar a Zeus, Matar a Zeus, Matar a Zeus, Mat...—repitió el titán hasta su completa desaparición de la existencia, y fue ahí cuando Sansón comprendió que, el amor es una motivación infinitamente superior a la venganza.
Cuando apenas atravesó el portal hacia el Valhalla, el humano fue recibido con un atronador aplauso por parte del público, incluido a los dioses por igual.
Sansón era incapaz de mantenerse en pie puesto que la pérdida masiva de sangre le estaba pasando factura, así que rápidamente fue interceptado por un equipo de aprendices a valquirias médicas, quienes dieron primeros auxilios al hombre desgreñado.
El israelita creyó estar en las puertas de su segunda muerte, puesto que antes de cerrar sus ojos para entregarse a la inconsciencia, le pareció ver la imagen de un ángel hermoso bastante familiar para él.
Pasaron un par de horas cuando el fortachón finalmente recuperó la conciencia y se despertó. Lo primero que observó fue el hermoso rostro agradecido de Brunilda, y el semblante lloroso de Göll.
—Aún estás en fase de recuperación, así que no debes levantarte—indicó Brunilda cuando Sansón trató de incorporarse con dificultad. —Aparte que tu nuevo brazo imantado aún no se ha acoplado por completo a tu cuerpo.
Sansón contempló sorprendido aquella elegante, pero sólida prótesis metálica que tenía en su brazo derecho, y para su completa incredulidad, pudo sentir como aquella extraña pieza obedecía su voluntad con la misma precisión que su antigua mano.
—Es el mismo tipo de prótesis que tiene Shiva. Él personalmente te obsequio eso como una muestra de agradecimiento por no haberlo puesto en ridículo—replicó la valquiria mayor tras observar el semblante embelesado del humano.
—N...No sé qué decir—farfulló el hombre ligeramente ruborizado.
—No es necesario que digas nada—respondió Brunilda con una amable sonrisa—Somos nosotras las que tenemos que expresar nuestro agradecimiento—dijo mientras ambas Valquirias se postraban ante el Israelita con sus cabezas clavadas en el suelo.
—No sabía la forma correcta de agradecerte, pero tras indagar un poco en tu historial, descubrí la mejor forma de hacerlo —dijo Brunilda al mismo tiempo que se incorporaba con la vista clavada en la entrada de la enfermería, en cuyo umbral, se apersonó una hermosa morena de deslumbrante belleza.
—Sé que, tras masacrar a los filisteos en el inframundo, el Señor Hades te castigo con una maldición de separación. Cada vez que Dalila estuviera cerca de ti, ella seria tele transportada a un lugar recóndito en el Valhalla. Es decir, nunca estarían juntos, así que hable con....
—Hermana, no creo que te esté escuchando —interrumpió Göll sonrojada mientras señalaba como Sansón y Dalila se habían fusionado en un apasionado beso, sumergidos en un mundo en donde no existía nadie más que ellos dos.
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Record of Ragnarok : TITANOMAQUIA
AcciónCien años después del torneo del Ragnarok, los titanes escapan del Tártaro. Ahora Brunhilde es convocada nuevamente para que reúna un equipo de nueve humanos para que se enfrenten a una amenaza mayor que los dioses.