Hao estiró la mano y jaló de la orilla del telón.
Después de anunciarle a su padre que mantendría su decisión inicial con respecto a la coronación, el rey, aunque preocupado por su bienestar, lo entendió y fue a dar aviso a las hadas del evento. Hao esperaba que las dos hadas todavía no hubiesen dado el anuncio por la forma en que salieron corriendo, suponía que podrían haberlo hecho, esperaba que no, pero cuando abrió el telón y bajó de la tarima se encontró con el rostro enfurecido de sus compañeras que lo miraban fijamente. El rumor había corrido más rápido de lo que creía. El príncipe inclinó la cabeza, avergonzado.
—Bien hecho Uno en un Millón —le espetó alguien con sarcasmo—. ¡Por poco haces que me dé un ataque de pánico!
—Contigo no se puede Hao, será mejor que no seas coronado.
Él se encogió de hombros y comenzó a caminar lentamente entre la multitud.
—Ay, Hao, siempre lo arruinas todo —dijo alguien más.
—Deberías ser más considerado, ¿qué no te das cuenta del esfuerzo que estamos haciendo por este ridículo evento?
Zhang Hao continuó con su caminata. Iba despacio sin atreverse a levantar la mirada a sus compañeras. Sentía que entendía su molestia, por eso decidió soportar todos los comentarios. Caminó en dirección a unos árboles con el objetivo de ir al bosque continúo para no ser una molestia para sus compañeras. Un hada que estaba alejada de la multitud siguió a Hao con la mirada. Jiwoong estaba preocupado por él.
Alejado de todas las hadas de su bosque, caminó entristecido hasta llegar al jardín del bosque continúo. El bosque de las hadas vecinas. En ese momento nadie custodiaba la entrada del gran jardín por lo que decidió pasar al otro lado para dar una caminata tranquila por las flores y árboles frutales. Con la mirada abajo se detuvo cerca de la fuente de coral, observó su propio reflejo en el agua. Hasta él mismo era incapaz de imaginarse así mismo con una pareja a su lado, como había fantaseado muchas veces estando en ese jardín, tenía el deber ahora de asimilar la situación en la que se encontraba. En eso estaba cuando de pronto vio en el reflejo una luz a su costado que se iluminaba. La luz ya estaba ahí, pero por andar distraído en sus pensamientos, no le había prestado atención. Giró la mirada rápidamente hacia arriba para ver el capullo de flor amarillo. Brillante como la luz de una luciérnaga, colgando del árbol por un delgado y largo tallo, Hao centró la mirada en el interior del capullo. Dentro de la flor se alcanzaba a vislumbrar un pequeño feto.
La forma de procreación de las hadas resultaba un tanto diferente a comparación con la de los humanos. Como los humanos y las hadas tenían una anatomía similar, el procedimiento para procrear era el mismo, con la diferencia de que los embarazos resultaban increíblemente diferentes. Hao había investigado mucho sobre esto cuando su atracción por otras hadas aumentó. En el mundo de los humanos la procreación podía surgir sólo entre hombre y mujer, pero en el mundo de las hadas, las hadas femeninas podían embarazarse de otras hadas femeninas y hadas masculinas de hadas masculinas, Hao creía que por eso en el mundo de las hadas no había restricciones con respecto al amor. Pero, ¿Cómo se lograba esta procreación? ¿Por qué los fetos acababan en los capullos de flor? En el acto carnal, como el príncipe leyó en un libro de hojas a escondidas en algún momento, un hada sólo podía ser embarazada por otra hada si en el acto se llegaba a un nivel de amor intenso y mutuo. Esa era la única manera de lograrlo. Cuando eso pasaba entonces se encendía la luz en los capullos de flor que en los jardines de las hadas aparecían en algunos árboles solo para cumplir la función de recibir la luz y comenzar a formar el feto, mismo que va creciendo hasta que se convierte en un bebe como tal, y este es recibido por sus padres o madres cuando el capullo lo expulsa en el momento indicado, pasados solamente seis meses. Si el capullo que crecía en los jardines no era fecundado por la luz para la creación del feto, el capullo se marchitaba. Al igual que con los humanos, una de las dos hadas siente los síntomas y dolores de un embarazo, esto para alertar el estado del feto y del capullo que lo protege. Necesariamente sucede con el hada pasiva. El hada pasiva se da cuenta de que se encuentra en estado de embarazo debido a los primeros síntomas evidentes, es entonces cuando debe buscar por el bosque el capullo que le pertenece. Como son muy brillantes, cualquiera puede darse cuenta de cuando se encienden. El tema del embarazo con los humanos a Hao le parecía extraño y aterrador. Le daba escalofríos pensar que el bebe debía estar dentro de la madre y le resultaba lamentable que los humanos pudiesen tener un embarazo sin sentir amor. Por fortuna él nunca se había interesado mucho en los humanos, como príncipe real debía seguir obligaciones dentro del bosque, sus compañeras eran las que se encargaban de hacer el trabajo fuerte, acercándose a los humanos para sus labores relacionados al amor y la bondad. Mantenían un equilibrio en las emociones humanas.
La similitud más grande, entre hadas y humanos, que le había causado curiosidad al príncipe en algún momento, era eso que el libro nombraba como: acto carnal. ¿Qué era eso? Se preguntaba. En su adolescencia, le tocó presenciar la boda de un hada femenina y una masculina. Como ambas eran de la realeza, portaban bellas vestimentas. Una vez, de niño, había pasado por enfrente del lugar en donde las hadas alistaban a los futuros reyes. Apodado: el árbol del sauce; que se trataba de una habitación lujosa fabricada de árbol común, pero dentro era una cuenca con madera de sauce. Por tradición, un grupo de hadas se encargan de preparar a su futuro rey. Lo tratan con aprecio y cariño en ese deber. El futuro rey solo se dedica a disfrutar de la hospitalidad. Las hadas le preparan un baño perfumado con pétalos de rosa, una mesa con deliciosos aperitivos; lo arreglan de pies a cabeza, colocándole un hermoso traje blanco y brillante, peinan su cabello hermosamente, para al final colocar la corona sobre su cabeza. Todas felices de atender a su futuro rey. Hao de niño fantaseaba con esa escena, en donde, en la habitación lo atendían sus compañeras como a un rey y lo felicitaban sonrientes por su futura boda. Actuaba la escena felizmente en su habitación, haciéndose él mismo una corona con ramas y florecitas.
—Ay, gracias compañera, no se hubiera molestado en traer el caviar —decía Hao niño—. ¡Ni que lo diga! Mi boda será la mejor de la mejor —actuaba en su solitaria habitación—. ¿Ya está mi baño con pétalos de rosa? —se reía—. Mi corona, no puede faltar mi corona.
Él, que estaba interesado en todo lo relacionado al amor de pareja, había notado que los recién casados se iban a un lugar reservado para la luna de miel. Un gran árbol con pasillos magníficos en su interior y un sin fin de habitaciones lujosas. Había escuchado a hadas decir que se parecía mucho a algo que los humanos nombraban: hotel de cinco estrellas. Hao adolescente, se había infiltrado en aquel lugar para saber lo que ahí ocurría. Como un espía, se había escondido en las esquinas de los pasillos, caminado en puntillas y dado vueltas en el piso como un agente encubierto. Se lastimó la espalda en más de una ocasión. Hasta que finalmente pudo encontrar la habitación en la que se hospedaba la pareja. Notó que la puerta no estaba bien cerrada, la entreabrió lentamente para ver al interior. Al principio vio a la pareja de hadas que estaban sentadas una a lado de la otra en una cama redonda con sabanas de seda y cortinas transparentes que eran sostenidas desde una parte de arriba y se ondeaban alrededor de la cama, solo a la mitad. Ambas hadas llevaban bata blanca de baño y sostenía cada quien una copa larga, hacían un brindis. El hada masculina coqueteaba con el hada femenina hasta que la tomaba de la cintura y la acercaba para besarla. Acto seguido, se quitaban las batas y continuaban en lo suyo. Hao tenía los ojos bien abiertos de la impresión. Aquella vez presenció a escondidas algo que no debía haber visto. Antes de terminar de verlo todo, cerró la puerta. Acababa de cometer un crimen a la privacidad, por lo que huyó. Saliendo corriendo del lugar, se acercó agitado al jardín cercano, y en lo que recuperaba la respiración, notó que un capullo se iluminó a su lado, arriba en el árbol; ya sabía a quienes pertenecía la luz.
En un comienzo él creía que se enamoraría de un hada femenina, puesto que su padre se había enamorado de su madre, que era un hada femenina. La escena de aquellas dos hadas sentadas en la cama con su bata de baño en lo que brindaban y coqueteaban se había quedado muy fija en su mente. Se imaginaba así mismo siendo un adulto como tal, casándose y yendo con su pareja a ese lugar para su luna de miel, se veía a si mismo portando la bata de baño y viendo en dirección a su pareja, al principio había imaginado que esa hada se trataba de un hada femenina, cuyo rostro desconocía, pero con el tiempo en su mente se fue vislumbrando de a poco un hada masculina, por alguna razón que desconocía veía un hada masculina sentada a su lado, sosteniendo la copa de vino blanco y acercándola para el brindis. No lo entendía. En su mente intentaba darle un rostro a esta hada, pero no podía, era como si su cara estuviese cubierta por una luz blanca y brillante que destellaba para que él no lograra ver su rostro. Mientras el tiempo pasaba, más intentaba aclarar la imagen; solo llegó al punto de lograr ver parte de su cabello (podría ser negro, podría ser castaño), sus orejas y muy poco de su sonrisa. Hao forzaba la imagen en su mente, pero no lograba darle un rostro. Al menos sabía que se trataba de un hombre. Cuando anduvo de novio con Jiwoong intentó darle su rostro, pero no pudo hacerlo, no logró forzarlo. La luz blanca con destellos amarillos como el sol se interponía.
—¿Quién eres? Por favor, Dime quién eres —suplicaba siempre.
Hao miró el feto en el capullo brillante.
—Ahora nunca lo sabré —susurró.
Una rama se quebró. Alguien se acercaba.
—¿Quién está ahí?
ESTÁS LEYENDO
Mystical Guardián - Zb1- HAOBIN
FanfictionÉl es el príncipe de las hadas por eso no tiene alas. No puede ser coronado pues no ha encontrado el amor. Se convierte en hada de los sueños para proteger a Matthew, pero queda cautivado por Hanbin a quien decide ir a visitar mientras duerme, cree...